LA VIDA ESPIRITUAL
La
autoridad
Las creencias
Sectas y religiones
El teatro espiritual
El trabajo espiritual
La alegría
Vivir en la Luz
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Toda
la humanidad está llamada a vivir espiritualmente. Esta es una necesidad
imperiosa similar a la que tienen los animales, que para subsistir deben
obrar según la especie a la que pertenecen y el medio en el que se
encuentran. El rebaño humano, al igual que los animales, vive para
subsistir. Pero el ser humano debe ser consciente y obrar adecuadamente para
Vivir, para realizar su plena existencia humana, para separarse del rebaño,
pues sólo así se inserta en el inmenso movimiento evolutivo de la Vida.
Muchas personas se dicen espirituales cuando en verdad no saben en qué
consiste la espiritualidad, aunque puede que no les falte, ciertamente,
buena voluntad. Muy posiblemente se encuentren aprisionados por el corsé de
doctrinas y la influencia de individuos sectarios, y sientan en su interior
que hay algo en sus vidas que no va bien y que su buena voluntad no es
suficiente para remediarlo. Es necesario que sepamos lo que realmente es la
espiritualidad, porque una espiritualidad mal entendida nos extravía y
resulta nefasta para la humanidad.
La espiritualidad consiste en ser conscientes y obrar adecuadamente en
todas las situaciones que la Vida ofrece. Sólo de la auténtica
espiritualidad renace la virtud, la verdadera virtud que no es cultivada por
una mente dominada por el ego. Es preciso ser muy cuidadosos y conocer la
verdadera intención que subyace detrás del deseo de ser espirituales y de
utilizar las herramientas espirituales, porque siempre se encuentra aquí la
presencia del ego.
La espiritualidad no busca gozar o disfrutar el placer de determinadas
experiencias, ni busca encontrar, desarrollar, cultivar o lograr nada, ni
dentro ni fuera de uno mismo. Es cierto que la vida espiritual es la mayor
aventura en la que una persona se puede embarcar y que supone un desarrollo
integral, pero en el momento en que se desea alguna cosa, como alcanzar o
experimentar algo, se pierde la esencia misma de la espiritualidad. Tampoco
pueden existir reglas, leyes ni doctrinas morales o espirituales, pues lo
que es adecuado en una situación puede ser inadecuado en otra y lo que es
hoy verdad mañana puede faltar a ella. La espiritualidad “sólo” requiere ser
conscientes, aquí y ahora, y obrar adecuadamente.
Debido a la ignorancia se piensa que la vida espiritual debe ser un bien
exclusivo de personas especiales y que su práctica se basa en hechos y en
experiencias extraordinarias. Se cree que la espiritualidad es algo así como
descubrir la “gran ola” que siempre esperan los surfistas. Nada más lejos de
la verdad, todos estamos llamados a ser espirituales y a vivir la auténtica
vida espiritual. La espiritualidad, con su aroma de delicadeza y de
sensibilidad, se encuentra muy cerca de todos, en el vivir cotidiano y, para
comenzar a vivirla, no se tiene que hacer otra cosa que... lo evidente.
Y es que lo extraordinario se encuentra en el camino de las personas
comunes.
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