POEMAS DE QUIETUD:
LA POESÍA TAOÍSTA
Habito en
las colinas
Las
sombras del atardecer
El remedio
Consecución
La serenidad ha
descendido
Entre los
montes Wu I
Wu Wei
El sauce
inmortal
Un frescor
que todo lo penetra
El elixir
sagrado
Un estado
maravilloso
Paseando por
las cumbres
Plenitud
Una sabiduría desconocida
El templo de
la carencia de forma
El
monasterio de la ciudad mágica
Pasando la
noche en una celda de ermitaño
Arrojando luz
sobre el camino
Nubes de coral
El palabreo
místico
Yuan Tan Chiu,
el de la Montaña de Levante
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Es una
delicia leer los poemas inspirados en el amor taoísta por la naturaleza.
Ellos transmiten de la manera más admirable el espíritu de los ermitaños que
habitan en las montañas, pero es difícil que el traductor pueda apresar algo
más que un indicio de su belleza. Hay que renunciar con pena a sus rimas e
incluso a sus ritmos originales, pues las formas poéticas que aparecen más a
menudo sólo tienen cinco o siete sílabas en cada verso, y las lenguas
occidentales no pueden concentrarse así debido a las desinencias de las
palabras y a las preposiciones que usamos, de las que prescinde
completamente el original. Hemos intentado, aunque es difícil, mantener los
versos más bien cortos que largos y preservar así algo de la etérea ligereza
que es una de las principales notas de hermosura de estos poemas.
No todos los poetas que hemos seleccionado practicaban conscientemente el
cultivo del Tao, pero todos eran taoístas en el sentido de que poseían
aquella afinidad especial con la naturaleza que, en China, es el distintivo
tanto de los taoístas como de los grandes artistas.
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