De
todos los métodos para mejorar la salud corporal o para desarrollar las
facultades físicas, la relajación es el menos empleado de todas. Parece como si
el hecho de relajarnos implicara el abandono del estado de alerta, de nuestra
capacidad defensiva ante las agresiones de la vida en sociedad.
La competencia actual es tan
grande, tan continuada, que cualquier momento de relax o de abandono por
nuestra parte puede suponer que el enemigo, o simplemente el competidor más
cercano, se aproveche de nuestro silencio para vencernos, para quitarnos lo
que era nuestro.
El ser humano trata de ser
diferente y para proteger al más débil elabora leyes que le ayuden y
castigos para quienes abusan de su poder, pero esto es sólo una buena
intención que no se traduce en resultados prácticos ni mucho menos
generalizados.
Y ustedes me dirán cuál es el motivo de esta disertación sobre la injusticia
de los seres humanos en unos escritos que tratan sobre métodos de
relajación, pero es que precisamente algo tan placentero y beneficioso como
es la relajación supone el mejor remedio para sobrevivir en un mundo tan
conflictivo y agresivo. No se trata de abandonar la guardia, de ir por el
mundo como un monje benefactor que aguanta toda clase de insultos y malos
tratos, sino de preparar nuestro cuerpo y nuestra mente para tratar de
lograr el equilibrio que necesitamos para no ser devorados demasiado pronto.
Estos escritos, pues, pretenden orientarle sobre los métodos más comunes de
relajación.
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