|
APUNTES ESPIRITUALES
Cómo recuperar
vuestras energías.
Frecuentemente os
dejáis arrastrar por ese desasosiego que se ha convertido actualmente en el
estado habitual de los seres humanos y que es tan perjudicial para su
equilibrio físico y psíquico. Debéis velar sobre vuestro sistema nervioso
procurándole de vez en cuando un descanso. Por ejemplo, os retiráis a una
habitación tranquila, os tendéis boca abajo sobre una cama, o en el suelo
sobre una alfombra, con los brazos y las piernas relajados, os dejáis llevar
como si os sumergierais en un océano de luz, sin moveros, sin pensar en
nada... uno o dos minutos después, os levantáis recargados. Eso es todo; es
poca cosa, pero es muy importante.
Seguramente diréis
que no siempre es posible acostarse de ese modo. Pues bien, quedaos
sentados; lo esencial es que lleguéis a romper esta tensión en que vivimos,
Hay que saber detenerse, y no sólo una o dos veces al día, lo cual no es
suficiente, sino diez, quince, veinte veces. Aunque esto no dure más que uno
o dos minutos, lo esencial es que os acostumbréis a hacerlo con frecuencia.
Cada vez que tengáis un momento libre, no importa dónde os encontréis, en
lugar de perder vuestro tiempo o de poneros nerviosos porque os hacen
esperar, aprovechad esta ocasión para apaciguaros y encontrar vuestro
equilibrio: reanudaréis después vuestras actividades con nuevas fuerzas.
*********
La
nutrición considerada como un yoga.
¡Cuántas personas
desequilibradas a causa de una vida trepidante buscan algún sistema para
equilibrarse! Y practican yoga, hacen meditación trascendental o bien
aprenden a relajarse. Eso está muy bien, pero según mi punto de vista existe
un ejercicio más fácil y más eficaz: aprender a comer. ¿Os sorprende? ¿Por
qué? ¡No es posible comer de cualquier manera, en medio de ruidos, nervios,
prisas, e incluso disputas; y luego ir a practicar yoga! ¿No es mejor darse
cuenta de que cada día es una oportunidad para hacer dos o tres veces un
ejercicio de descanso, de concentración, de armonización de todas vuestras
células?
En el momento
de sentaros a la mesa comenzad por expulsar de vuestro espíritu todo aquello
que puede impediros comer en paz y en armonía. Y si no alcanzáis este estado
enseguida, esperad para empezar a comer hasta el momento en el que hayáis
conseguido calmaros. Cuando coméis en un estado de agitación, de cólera o de
descontento, introducís en vosotros desasosiego, unas vibraciones
desordenadas que se transmiten a todo lo que hagáis después. Incluso cuando
intentáis dar una impresión de calma, de control, sale de vosotros algo
agitado, tenso y cometéis errores, ofendéis a las personas o a las cosas,
pronunciáis palabras torpes que os hacen perder amigos y os cierran las
puertas... Mientras que si coméis en un estado de armonía, resolvéis mejor
los problemas que se os presentan después, e incluso si durante todo el día
os veis obligados a correr de aquí para allá, sentís dentro de vosotros una
paz que vuestra actividad no puede destruir. Comenzando por el principio,
por lo nimio, se puede llegar muy lejos.
No creáis que
la fatiga se produce siempre porque habéis trabajado demasiado. No; muy a
menudo se produce por un despilfarro de fuerzas. Y precisamente, cuando
tragamos el alimento sin haberlo masticado bien, sin haberlo impregnado
suficientemente con nuestros pensamientos y nuestros sentimientos, es más
difícil de digerir, y el organismo, que tendrá dificultad para asimilarlo,
no podrá beneficiarse totalmente.
Cuando coméis
sin ser conscientes de la importancia de este acto, aunque vuestro organismo
se fortalezca sólo recibe las partículas más groseras, más materiales, lo
cual es poco comparado con las energías de la que os beneficiaríais si
supierais verdaderamente comer en silencio, concentrándoos en el alimento
para recibir los elementos etéricos y sutiles. Así pues, durante la comida,
concentraos en el alimento proyectando en él rayos de amor; en ese momento
se produce la separación entre la materia y la energía: la materia se
disgrega, mientras que la energía penetra en vosotros y podéis disponer de
ella.
En la
nutrición lo esencial no son los alimentos en sí, sino las energías que
estos alimentos contienen, la quintaesencia aprisionada, pues en esta
quintaesencia está la vida. La materia del alimento sólo sirve de soporte, y
justamente esa quintaesencia tan sutil, tan pura, no debe únicamente servir
de alimento a los planos inferiores, al cuerpo físico, al cuerpo astral y al
cuerpo mental, sino que debe también servir para alimentar el alma y el
espíritu.
*********
Revisad Periódicamente Vuestra Vida.
Es saludable
para vuestro perfecto desarrollo el acostumbraos a revisar periódicamente
vuestra vida ¿Por qué? Porque con demasiada frecuencia, a causa de las
actividades y de las preocupaciones con las que os enfrentáis, vuestra vida
tiende a tomar una orientación que os aleja cada vez más de vuestro ideal
espiritual. Os olvidáis de que permaneceréis sobre la tierra poco tiempo,
que tendréis que dejar aquí todas vuestras adquisiciones materiales, así
como vuestros títulos y vuestra posición social que tanto os preocupa
conseguir. Diréis que esto todo el mundo lo sabe. Sí, todo el mundo lo sabe,
pero todo el mundo lo olvida, y vosotros también os dejáis arrastrar por los
ejemplos que veis a vuestro alrededor. Por eso es indispensable hacer de vez
en cuando una pausa para mirar atrás, analizar la dirección que estáis
tomando, las actividades en las que os estáis metiendo, y seleccionar cada
vez para no conservar más que lo esencial.
*********
El
método de sonreír.
Existe un método
formidable para cuando no os encontráis en buen estado porque os habéis
abandonado, porque habéis recibido malas noticias o porque os han
fastidiado: se trata de serviros del poder de la sonrisa. Incluso cuando
estéis solos, procurad sonrreir para mostraros a vosotros mismos que estáis
por encima de todas las dificultades. Pensad que sois invulnerables,
inmortales, eternos y sonreíd como si pasarais ante un espejo. Esta sonrisa
será quizás al principio un poco torcida, pero no importa, supone ya el
comienzo de un mejoramiento. Pues detrás de este método de la sonrisa, está
el método del amor. Tan pronto como os decidáis por este método os sentiréis
inmediatamente mejor dispuestos, y estando mejor dispuestos encontraréis
fácilmente soluciones a vuestros problemas.
*********
El método
del amor.
Cuando estáis
agitados, angustiados, y os sentís desgraciados, procurad reaccionar. En
lugar de corroeros o de ir molestando a los demás por todas partes, quedaos
tranquilos y empezad haciendo algunas respiraciones profundas. Luego
pronunciad una palabra amorosa, haced un gesto amoroso, enviad un
pensamiento amoroso... Constataréis que lo que fermentaba y se pudría dentro
de vosotros ha sido expulsado. Llamando al amor habéis abierto una fuente en
vosotros; ahora dejadla trabajar, y lo purificará todo. Ved que fácil es,
basta con abrir nuestro corazón para desencadenar el amor. Intentadlo y os
preguntaréis porqué no utilizasteis este método antes. Oímos hablar de amor,
y nos reímos; jugamos con el amor en lugar de servirnos de él como un medio
de salud.
Vivir amorosamente es
vivir en un estado de conciencia muy elevado que se refleja en todos los
actos de la vida, es un estado que lo armoniza todo dentro de vosotros, que
os mantiene en perfecto equilibrio, un estado que es fuente de alegría, de
fuerza, de salud.
*********
La respiración.
"Masticar" el
aire para extraer de él la energía.
En el
transcurso del día, acostumbraos a hacer algunas respiraciones. Pero para
que realmente os aprovechen, es preciso que estas respiraciones sean lentas
y profundas. Porque el aire puro debe tener tiempo de descender a los
pulmones para llenarlos, expulsando así el aire viciado. Y no sólo hay que
respirar profundamente, sino que de vez en cuando es bueno retener el aire
algunos segundos en los pulmones antes de soltarlo. ¿Por qué? Para
masticarlo, pues los pulmones saben masticar el aire como la boca sabe
masticar los alimentos. El aire que aspiramos es como un "bocado" de comida
lleno de energías, y hay que dar tiempo a los pulmones para masticarlo y
digerirlo. Cuando respiráis así, hacedlo con la conciencia de que a través
del aire, recibís en vuestro cuerpo la vida divina.
Dimensión psíquica y espiritual.
Los ejercicios
respiratorios actúan beneficiosamente sobre la salud, ciertamente, pero
también sobre la voluntad, sobre el pensamiento. Comprobadlo: si tenéis que
levantar una carga, lo hacéis más fácilmente después de haber hecho una
respiración profunda. En los pequeños acontecimientos que suceden en la vida
cotidiana, en vuestras relaciones con los demás, pensad también en respirar,
y ello os permitirá dominaros. Antes de una conversación, por ejemplo, para
que la discusión no degenere en disputa, acostumbraos a respirar bien. Y si
estáis confusos, ¿por qué no pedís ayuda a los pulmones? Están ahí para
ayudaros. Durante dos o tres minutos, inspirad y espirad profundamente,
vuestros pensamientos se aligerarán y se aclararán. Necesitáis ayuda, lo
cual es normal, pero, ¿por qué la buscáis siempre en el exterior, cuando
está dentro de vosotros?
Si llegáis a
comprender el sentido profundo de la respiración, sentiréis que poco a poco
vuestra propia respiración se funde con la respiración cósmica. Espirando,
pensad que llegáis a ensancharos, a extenderos hasta alcanzar los confines
del universo; después, al inspirar, volved hacia vosotros, hacia vuestro yo,
que es como punto imperceptible, el centro de un círculo infinito. De nuevo
os dilatáis, y seguidamente os contraéis... Descubriréis así este movimiento
de flujo y reflujo que es la clave de todos los ritmos del universo. Al
tratar de concienciarlo en vosotros mismos, entráis en la armonía cósmica,
realizáis un intercambio entre el universo y vosotros, pues al inspirar
recibís elementos del espacio, y al espirar proyectáis algo de vuestro
corazón y de vuestra alma.
El que sabe
armonizarse con la respiración cósmica, penetra en la conciencia divina. El
día en que sintáis esta dimensión, querréis trabajar durante toda vuestra
vida inspirando la fuerza y la luz de Dios para dar después esta luz al
mundo entero. Porque la espiración no es otra cosa que la distribución de la
luz que se ha logrado extraer del ser universal.
La respiración
consciente aporta bendiciones incalculables para la vida física, emocional,
intelectual y espiritual. Es preciso que observéis los efectos positivos de
vuestro cerebro en todas vuestras facultades; es un factor muy poderoso en
todos los aspectos de la vida. Nunca dejéis de lado esta cuestión.
*********
Permaneced
inquebrantables.
Debéis
relacionaros con los demás seres humanos, vivir con ellos, ayudarlos,
amarlos, pero cuidad de no compartir sus debilidades. Dadles algunas
partículas, algunos rayos de vuestro corazón y de vuestra alma, pero sin
perder nada de vuestro ideal, es decir, sin hacer concesiones ni transigir
sobre los principios espirituales, permaneciendo siempre honestos, rectos,
bondadosos. Dando muestras de flexibilidad, debéis permanecer sólidos e
inquebrantables en vuestras convicciones.
Un verdadero servidor
del Ser de Luz permanece inconmovible en su amor y en su fe, aunque le
corten en pedazos. Pero para llegar a ello, hay que poseer los conocimientos
de la Ciencia iniciática. El que se imagina que sin estos conocimientos
podrá hundirse en los torbellinos de la vida y salir intacto, se equivoca.
¡Tantas cosas pueden seduciros, perderos, desequilibraros! Si presumís de
fuertes, sucumbiréis como los demás. Así pues, instruios, desarrollad
vuestra voluntad, y sobre todo esforzaos para mantener vivas en vosotros
todas las verdades de la Enseñanza. Decíos: "Sé que no podré escapar nunca a
las realidades cotidianas, pero debo estar atento, y ante cualquier cosa que
ocurra, no perder mi ardor, mi entusiasmo, mi esperanza". Agarráos a estas
verdades, gracias a la meditación y a la oración aspirad algunas bocanadas
de oxígeno, y luego, ¡os enfrentáis a la realidad! De esta manera, sí, os
volveréis verdaderamente fuertes y poderosos.
*********
Profundizad
una verdad antes de hablar
En la vida
espiritual existe una regla que exige que cuando recibimos una verdad,
comencemos viviéndola antes de querer predicarla a nuestro alrededor. Sí, es
una regla importante que hay que tener en cuenta. Tenéis que experimentar
una verdad, ejercitaros con ella, y cuando por fin llegue a ser carne de
vuestra carne, os sentiréis tan fusionados con ella que nada en el mundo
podrá hacérosla perder. Mientras que una verdad que acabáis de aprender y
que divulgáis a diestro y siniestro al día siguiente, seguro que os
abandonará: la expusisteis en la plaza como una mercancía, y no os
pertenece, y enseguida os sentís de nuevo débiles y desgraciados. Por
consiguiente debéis comenzar guardándola para vosotros, con el fin de que os
aporte fuerzas y os ayude a triunfar en las pruebas que tendréis que
atravesar. A partir de entonces, ya no os abandonará.
Mientras no hayáis
vivido y experimentado una verdad, no forma parte de vosotros; por esta
razón puede abandonaros y deberéis luchar y sufrir para volverla a
encontrar. Tenéis que guardarla algún tiempo, vivir con ella para hacerla
vuestra; entonces, no sólo no os abandonará, sino que cuando la comuniquéis
a los demás, tendrá tal fuerza, tal poder, debido a vuestro acento de
sinceridad, que llegaréis a convencerles. El timbre de vuestra voz, las
emanaciones que saldrán de vosotros serán realmente persuasivas, porque
guardasteis mucho tiempo esta verdad para vosotros mismos y guardándola la
habéis reforzado.
|
|