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La adaptación
a la enfermedad.
Es posible ayudar a las personas en su adaptación a la enfermedad y en el
manejo de algunos problemas asociados al padecimiento de algunas
enfermedades. La enfermedad crónica y la incapacidad física y/o mental
constituyen una importante fuente de estrés y malestar físico y emocional.
Suponen una disminución del funcionamiento biológico y/o físico y/o
emocional y la ruptura del modo habitual de vida de la persona. Entonces se
hace necesario pooseer el conocimiento espiritual necesario para poder
afrontar la nueva situación y adaptarse a ella.
Aquellas enfermedades o trastornos que conllevan pérdida de habilidades, ya
sean cognitivas, motrices o de la capacidad física, se relacionan
normalmente con una pérdida en la capacidad de autocuidado, aumento de la
dependencia, disminución de la autoestima, sentimientos de culpa,
disminución de las relaciones sociales, alteración de las relaciones
interpersonales y de la dinámica familiar y disminución de actividades
gratificantes.
La enfermedad crónica puede suponer, también, una amenaza a la vida y miedo
a la muerte, una amenaza a la integridad corporal y al bienestar físico, a
los planes futuros, al equilibrio emocional, al cumplimiento de roles y
actividades y la necesidad de ajustarse a un nuevo entorno físico y social
en muchas ocasiones. La angustia y el estrés que genera depende de su
duración, forma de aparición, intensidad y gravedad, el momento en el
proceso de la enfermedad y los recursos (tanto interiores como materiales)
que la persona posee para afrontarla y adaptarse.
La aparición de la enfermedad también puede crear situaciones de estrés
debido a sentimientos de amenaza y pérdida, a la vez que dificulta la
activación y puesta en marcha de estrategias y mecanismos interiores para
afrontarla. Es obvia la necesidad de que las personas aprendan el
conocimiento espiritual, de modo que sean capaces de afrontar dignamente la
enfermedad.
La preparación a la enfermedad antes de que surja, teniendo en cuenta el
desarrollo de las distintas etapas en la evolución de la enfermedad, suele
limitar el sufrimiento y el estrés y aumenta la sensación de control de la
persona, evitando expectativas incoherentemente negativas.
También es necesario preparar a la persona que ya padece alguna enfermedad
para que evite una aceleración de la enfermedad y que aparezca o aumente la
incapacidad. Esto siempre facilita la adaptación física y psicológica a la
nueva situación.
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