LA CONSCIENCIA
Me
gustaría empezar a hablar de la consciencia haciendo una pregunta muy
simple: ¿Quién eres? Es esta una pregunta habitual o, al menos, no
infrecuente. La respuesta a esta pregunta revelaría muchas cosas sobre el
individuo: Así, muchos nos responderán dándonos su nombre y apellidos. Es lo
más normal y, sin embargo, no ha respondido a nuestra pregunta; nos ha
revelado tan sólo con qué nombre se le conoce. Otros nos hablarán de su
carrera. Hay personas que en un santiamén son capaces de relatarte su
currículum y su carrera. En este caso seguimos sin saber quién es. Incluso
en ambientes más familiares puede que nos hagan una sucinta lista de sus
intimidades: personalidad, sueños, pensamientos...
Hay respuestas menos
habituales, pero sí más científicas. Algunos biólogos serían capaces de
asociar a una persona con un mapa genético, con una impresión retinal,
dactilar... con muchas características ineludiblemente propias e
irrepetibles. Al menos, en la naturaleza.
Y sin embargo esa
respuesta es insatisfactoria. Si yo soy mi mapa genético, impresión dactilar
y demás características físicas, cuando fallezca, mi cadáver ¿soy yo?
Realmente lo dudo. Personalmente no sé si estaré en uno u otro sitio tras
ese momento (aunque estoy seguro que lo descubriré más tarde o más temprano;
espero que tarde) pero estoy convencido que mi ser, quién soy, no es ese
montón de carne y, sin embargo, tiene mi mapa genético y demás
características identificativas.
¿Quién soy realmente?
Me viene a la mente la definición irrefutable que da Dios a Moisés: "Yo soy
el que soy".
Y me apropio de ella.
Y extraigo lo más importante: YO SOY. Soy consciente de que soy, existo. Y
esa consciencia define mi ser.
II
Hemos concluido que nuestro ser es nuestra consciencia. De modo que todo
intento que hagamos por incrementar nuestro ser debe pasar por incrementar
nuestra consciencia.
Y ahí encontramos el
primer problema. ¿Cómo incrementar nuestra consciencia? Bien. Sin duda es lo
que se pretende en estos escritos y cada uno aportará su opinión, pero
independientemente de que queramos dirigir nuestra consciencia en uno u otro
sentido, lo primero que hemos de hacer es fortalecerla disminuyendo el grado
de inconsciencia.
Porque ese es un
hecho que me alarma. Si lo que define el ser es esa consciencia que piensa,
siente y existe y no el trozo de carne que realiza acciones o pensamientos
programados como un piloto automático... ¿No deberíamos hacer lo posible
para que esa consciencia estuviera siempre presente? Observo sin embargo que
la existencia de muchos seres humanos consiste precisamente en reducir el
grado de consciencia y alcanzar el automatismo. El riesgo de que el
inconsciente entre en áreas de la consciencia está continuamente presente. Y
no creamos que porque pensamos o razonamos somos conscientes. Del mismo modo
podemos pensar o razonar de modo automático.
Fíjate en el entorno
que te rodea. Pero ahora fíjate bien. Los colores, las formas. Los olores,
los sonidos, las sensaciones... Tu consciencia pasa el día adormecida. ¿Eres
capaz de decir cuántos botones tiene la camisa que llevas puesta? ¿Y los
últimos diez libros que has leído? Bueno, quizá pensemos que eso entra en la
capacidad de observación y no tanto en las capacidades de la mente, pero
cada instante se producen un número de experiencias sensoriales casi
infinito. ¿Sientes algo? Probablemente no. Y sin embargo la ropa que llevas
toca en miles de puntos de tu piel. ¿No los notas? Del mismo modo en tu
mente se están produciendo infinitos procesos. ¿Acaso estas palabras no
están compuestas de letras, acaso el reconocimiento de cada una no es un
recuerdo instantáneo, acaso esos recuerdos no asocian otros? ¿Y esos otros
más? ¿Y no estás procesando cada reacción sensorial de tu organismo?
Y al igual que
preguntaba del mundo material ¿Eres consciente de todo ello? En todo el día,
¿Has sido consciente del universo que te rodeaba y del que habita en tu
mente, o has sido un mero receptor de reacciones químicas perfectamente
clasificables y emisor de respuestas preprogamadas? Hoy... ¿Has sido
consciente? ¿Cuánto tiempo? ¿Y ayer?
El tiempo se acaba.
El día en que
adquiriste la conciencia se creó un Dios. Un ser que afirma: YO SOY. Cree en
él. Adórale. Tenle presente, porque cuando desaparece, dejas de existir.
Aunque tu corazón lata. Aunque tu cerebro razone.
Sé consciente.
Sé.
|