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LA CONTAMINACIÓN DE LAS AGUAS
El
agua representa aproximadamente el 70% de la superficie de la tierra y es
considerada como la base del origen y el sustento de la vida en el planeta.
Todos los seres vivos requieren un aporte periódico de agua para el
funcionamiento de su metabolismo, ya que esta constituye entre el 50 y 90 %
del peso corporal de un organismo. Pero el papel del agua no se limita sólo
al aspecto biológico, también ejerce influencia sobre los fenómenos
meteorológicos, como elemento regulador de la temperatura, e interviene en
la geología de un lugar en la medida en que la erosión hídrica modifica el
entorno natural y transporta nutrientes hacia lugares estratégicos.
Los ríos y los océanos de la Tierra se encuentran en un
proceso muy grave de deterioro. Los vastos recursos de los océanos son
amenazados por la contaminación, la depredación causada por la
sobreexplotación de recursos de los mares, el aumento de la presión de la
actividad económica sobre las áreas costeras, en particular por el
crecimiento explosivo de las ciudades, el incremento del turismo, la
industrialización y la expansión de la piscicultura. El vertedero final para
una gran parte de nuestros desechos es el océano. A él van a parar gran
parte de los vertidos urbanos e industriales. No sólo recibe las aguas
residuales sino que, en muchas ocasiones, se usa para arrojar las basuras o,
incluso, los residuos radiactivos.
La capacidad purificadora de las grandes masas de agua
marina es muy grande. En ellas se diluyen, dispersan o degradan ingentes
cantidades de aguas fecales, hidrocarburos, desechos industriales e,
incluso, materiales radiactivos. Por este motivo es muy tentador recurrir al
barato sistema de arrojar al mar los residuos de los que queremos
deshacernos; pero en muchos lugares, los excesos cometidos han convertido
grandes zonas del mar en desiertos de vida o en cloacas malolientes.
Los vertidos son la principal fuente de contaminación de
las costas. En la mayor parte de los países en vías de desarrollo y en
muchos lugares de los desarrollados, los vertidos de las ciudades se suelen
hacer directamente al mar, sin tratamientos previos de depuración. Además,
las zonas donde la renovación del agua es más lenta (marismas, estuarios,
bahías, puertos) son las más maltratadas. En ellas es frecuente encontrar
peces con tumores y graves enfermedades, o moluscos y crustáceos cuya pesca
y consumo están prohibidos, porque contienen altas dosis de productos
tóxicos.
El 80% de las substancias que contaminan el mar tienen su
origen en tierra. Los accidentes marítimos son responsables de alrededor de
un 5% de los hidrocarburos vertidos en el mar. En cambio, una ciudad de
cinco millones de habitantes acaba vertiendo en un año la misma cantidad de
substancias contaminantes que derramó el Exxon Valdez en su accidente en
Alaska.
El exceso de aporte de materia orgánica y de nutrientes
hacen proliferar las algas, genera procesos de putrefacción tan fuertes, que
se consume el oxígeno disuelto en el mar y los peces y otros organismos
mueren, originándose grandes "zonas sin vida".
Aproximadamente un tercio de la contaminación que llega a
los mares empieza siendo contaminación atmosférica pero después acaba
cayendo a los océanos. En los fondos oceánicos se encuentran decenas de
miles de barriles con substancias como plutonio, cesio o mercurio, resultado
de décadas de uso del océano como vertedero para grandes cantidades de
desechos. Decenas de reactores nucleares completos, pertenecientes a naves
de guerra, con todo su combustible, y de armas nucleares se encuentran en el
fondo de diversos mares del globo.
Los efectos de los vertidos también se dejan sentir en
las aguas libres de mares y océanos. Cada año los barcos derraman miles de
toneladas de petróleo en el mar, y grandes cantidades de plástico echadas al
mar son las responsables de la muerte de muchas focas, ballenas, delfines,
tortugas, y aves marinas, que quedan atrapadas en ellas o se las comen.
Las aguas residuales.
Son aquellas aguas que trasladan desechos domésticos de
la ciudad. La existencia de un mayor número de viviendas implica un mayor
número de personas, lo cual genera un volumen más alto de aguas residuales
que transportan materia orgánica de desechos, abundante en fosfato.
En
las aguas existen bacterias cuya función es degradar los desechos; cuando
estos son moderados, las bacterias son capaces de desintegrarlos sin
dificultad. En cambio, cuando los volúmenes de desechos aumentan, las
bacterias no son capaces de realizar su trabajo y las aguas se enturbian
lentamente. Esto conlleva que disminuya la luz, las algas no puedan realizar
la fotosíntesis, lo que -a su vez- trae como consecuencia la muerte de
muchos peces y algas. Por falta de oxígeno, estos organismos comienzan a
descomponerse, se van al fondo y se va formando una espesa capa de material
orgánico en fermentación, incompatible con la vida de los seres vivos
acuáticos.
Otro factor contaminante de las aguas residuales es la
presencia de parásitos, bacterias y virus. Lo peligroso es que si esta agua
que forma parte de un río o canal es usada para regadío, dichos
microorganismos se depositan en los alimentos que consumimos. Algunas
enfermedades que pueden ser provocadas de esta forma son el cólera, la
fiebre tifoidea, la disentería, etcétera.
Los residuos industriales.
Las aguas que arrastran residuos de industrias son
portadoras de un gran número y diversidad de agentes contaminantes. Algunos
de estos son residuos son detergentes, minerales y sales metálicas y
productos agrícolas -residuos de los animales y ciertos compuestos químicos
que son usados como plaguicidas y fertilizantes-, derivados del petróleo.
Estos desechos se vierten a las aguas de los ríos, donde destruyen la vida
acuática, tanto en la flora como en la fauna. Su presencia en las aguas de
los mares hace que los contaminantes se concentren en algunas especies que
viven en el lugar, sin provocarles la muerte. Pero los residuos tóxicos
llegan al ser humano cuando consume dichos organismos.
Los residuos que proceden de los derivados del petróleo
van formando una película. De ésta se van desprendiendo ciertas sustancias
tóxicas que van intoxicando el plancton, los peces y los diversos organismos
acuáticos. Este tipo de sustancias destruye a los animales y a los
vegetales, y rompen el equilibrio natural. Estos contaminantes se van
depositando en el organismo humano, y en algunos casos no provoca la muerte,
pero sí enfermedades, mal formaciones, poco desarrollo, etc.
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