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LA COOPERACION
Aquél
que coopera recibe cooperación. El método para ofrecer cooperación es
utilizar la energía mental para crear vibraciones de buenos deseos y
sentimientos puros hacia los demás y hacia la tarea. Al permanecer
desapegado, objetivo e influenciado por los valores más internos y no por
las circunstancias externas, surge la cooperación en forma de sabiduría.
La realización
humana es como una cordillera con precipicios, riscos, pendientes y
valles. Alcanzar la perfección en un esfuerzo colectivo es como desear
conquistar la cima más alta. El esfuerzo requiere que cada alpinista esté
equipado con habilidades y conocimientos esenciales, mucha determinación y
fuerza de voluntad. Sin embargo, no se debe emprender la ascensión sin lo
más indispensable: la cuerda de seguridad de la cooperación. La
cooperación asegura ecuanimidad, capacitación, facilidad y entusiasmo. La
cooperación provee los medios para que cada escalador dé un paso, por
pequeño que sea, y que todos esos pasos, unidos, permitan alcanzar la
cumbre.
La cooperación no
es un mero regateo en el que el éxito de una persona se logra a expensas o
gracias a la exclusión del éxito de otras. El objetivo constante de la
cooperación es el beneficio mutuo en las interrelaciones humanas; se
fundamenta en el principio del respeto mutuo. El valor, la consideración,
el cuidado y la participación proporcionan un fundamento a partir del cual
puede desarrollarse el proceso de la cooperación.
Si la capacidad de
discernir es clara cuando una persona, grupo o nación precisen cooperación
y se aplique el método apropiado, habrá éxito en las relaciones e
interrelaciones humanas. El método puede ser tan sencillo como ofrecer una
explicación, brindar amor o apoyo, o saber escuchar. Sin embargo, si no se
dispone de la capacidad de discernir el tipo de cooperación adecuada ni el
método correcto para proporcionarla, no se experimentará éxito en la forma
de acuerdo y de satisfacción. Esto puede compararse a un médico que no
diagnostica una enfermedad de una manera precisa. En vez de mejorar, el
paciente experimenta complicaciones debidas al tratamiento.
La cooperación es
posible cuando hay facilidad, no pesadez. Ser fácil significa ser sincero
y de espíritu generoso. Tal generosidad le hace a uno digno de recibir la
cooperación de todos. Si uno tiene fe y confianza en los demás, eso, en
retorno, construye la fe y confianza en ellos. Tales sentimientos producen
un ambiente de enriquecimiento, respeto, apoyo y solidaridad.
Cooperar es
responsabilidad de todos, aunque facilitar el proceso requiere valor y
fortaleza interna. A veces, los que asumen la responsabilidad se
convierten en el blanco de insultos y críticas. Se requiere una
preparación fundamental para crear un mecanismo de apoyo interno mediante
el cual las personas sean capaces de protegerse a sí mismas y de mantener
la ecuanimidad y el equilibrio. Se necesita una actitud de desapego, en la
que nada se tome a nivel personal. Al permanecer desapegado, objetivo e
influenciado por los valores más internos y no por las circunstancias
externas, surge la cooperación en forma de sabiduría. Mirar a otro con una
actitud de amor y de cooperación, aún después de haber sido “difamado” por
esa persona, se reconoce como tener una visión misericordiosa. La
perspectiva de uno está llena de comprensión, perdón, tolerancia y
paciencia. El que adopta esa actitud, elimina más fácilmente las trabas de
la falta de cooperación que pueden haber obstruido el progreso.
La cooperación
requiere reconocer el papel único de cada persona, a la vez que mantener
una actitud sincera y positiva. Los pensamientos positivos dentro del ser
automática y fácilmente crean sentimientos de cooperación en la mente de
los demás. El método para ofrecer cooperación es usar la energía de la
mente para crear vibraciones de buenos deseos y sentimientos puros hacia
los demás y hacia la tarea a realizar. Esto afecta al ambiente en una
forma positiva y sutil. Las vibraciones colectivas de un esfuerzo tan puro
y sutil preparan el terreno para deliberaciones abiertas y profundas, así
como para períodos exitosos de cooperación.
La cooperación, con
el tiempo y con el orden natural de los acontecimientos, genera paciencia.
El tiempo es valioso porque siempre ofrece la oportunidad única de
conseguir lo que es mejor y lo que es necesario en el momento adecuado. El
tiempo coopera con cada persona si ésta reconoce su importancia.
En el proceso de
transformar el mundo, ahora es el momento de que cada persona aporte una
pequeña dosis de cooperación; si no es con la mente, entonces con el
trabajo físico; si no es con el trabajo físico, entonces con la riqueza;
si no es con la riqueza, entonces apoyando o motivando a otros a cooperar.
Si cada uno aportara un dedo de cooperación, ¡juntos podríamos levantar
una montaña! ¡Y cuando se reconozcan como indestructibles los vínculos
espirituales que nos unen en hermandad universal, la cooperación será
inevitable y juntos podremos alcanzar nuevas y grandes cimas.
El tiempo del
nihilismo a tocado a su fin... |
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