Cada día son más los adeptos que se apuntan al crudivorismo, o lo que es lo
mismo, a comer alimentos en estado natural –crudos-, sin conservantes, ni
fermentados, ni cocinados. Quienes practican este tipo de dieta aseguran que es
la única que no desvirtúa o destruye las propiedades de los alimentos.
Aunque a muchos les pueda resultar extraño ese de sentarse a
la mesa sin pasar por la cocina, lo cierto es que hay argumentos que avalan el
crudivorismo. “Al cocer los alimentos, las enzimas que tienen se pierden, y
éstas son necesarias para la digestión. Paralelamente, el agua fisiológica se
evapora quedando el alimento sin esta parte líquida necesaria” comenta Balta
Lorenzo, crudívoro. “Además –añade- los minerales de los alimentos cambian de su
estado orgánico cuando están crudos a inorgánicos al cocinarlos”.
Os partidarios de este tipo de dieta también aluden a otra
razón para su defensa. Se trata de la denominada “leucocitosis digestiva”,
proceso por el cual, al ingerir alimentos cocinados, el sistema inmunológico se
ve obligado a echar mano de los leucocitos al entrar en el cuerpo productos
ajenos a la fisiología humana.
Los crudívoros lo tienen claro: nuestro organismo –dicen-
está perfectamente preparado para digerir y asimilar alimentos crudos.
El crudívoro es aquella persona que vive en armonía consigo
mismo, la Naturaleza y con todo lo que le rodea. Para ello mantiene una dieta
cruda, natural y sencilla basada en el consumo de frutas y verduras, incluyendo
frutos secos y semillas germinadas.
Esta dieta resulta natural porque incluye básicamente
alimentos de temporada. Un hábito indispensable, puesto que cada variedad
aparece en su período correspondiente, ejerciendo así una determinada acción en
el organismo del consumidor. Además, este tipo de alimentos están exentos de
productos tóxicos.
Esta práctico supone a la vez un ahorro significativo de
tiempo, trabajo y alimento. Su preparación está basada en lavar la fruta o la
verdura y colocarla sobre una fuente, ahorrándose así las tareas de pelar,
trocear, cortar, cocinar sazonar... e incluso fregar.
La alimentación “Arco-Iris” o dieta crudívora se basa en
principios naturales. Según explica la doctora Nuria Roig, directora del Centro
de Medicina Cuántica y Cristaloterapia “Krysalux” de Caracas, Venezuela, “en la
llamada medicina integral cuántica ahora se habla de la ‘frecuencia vibratoria’
de los alimentos más que de la típica teoría de las proteinas, grasas o
carbohidratos. Es una nueva concepción de la alimentación que toma en cuenta
nuestra ‘otra mitad’, o lo que es lo mismo, la parte energética del cuerpo
humano”.
Se parte de la idea de mantener un equilibrio energético para
garantizar la salud del cuerpo físico. Todo comienza en el “cuerpo de energía”
para luego reflejarse en la realidad física, en los órganos y en el correcto
funcionamiento de éstos.
Como base de esta nueva concepción los alimentos se
clasifican en siete grupos atendiendo a su “frecuencia vibratoria”. Cada uno de
estos grupos se relaciona con un centro energético, generador o chakra, que a su
vez controlan las emociones y las funciones de los órganos incluidos en sus
respectivos grupos. De ahí que para mantenernos en perfectas condiciones sea
necesario ingerir diariamente cierta cantidad de cada uno de los siete tipos de
alimentos. Respetando los biorritmos del organismo, la dieta diaria ha de
programarse de la siguiente manera:
DESAYUNO: Grupos azul y morado, que proporcionan la
“energía de arranque”.
COMIDA: Grupos anaranjado, amarillo, verde y rojo, en los
que prevalece la “energía de mantenimiento”.
CENA: Grupo blanco, donde predomina la “energía de
relajación”.
TIPOS DE ALIMENTOS
ROJO: Alimentos que lo contienen; PROTEÍNAS
ANIMALES: Pollo, pescado, huevos, leche, queso, germinados, azúcar moreno, etc.
Órganos que nutre; Corazón arterias, venas, médula ósea, vagina, boca,
plasma sanguíneo, sistema circulatorio y muscular. PRIMER GENERADOR.
VERDE: Alimentos que los contienen; TODOS LOS
VEGETALES Y VERDURAS VERDES: Acelgas, espinacas, berro, lechuga, etc. Órganos
que nutre; Oído, vejiga, riñones, suprarrenales, próstata, piel, sistema
nervioso central –gris-, cerebelo, cerebro, testículos, uréteres, uretra.
SEGUNDO GENERADOR.
AMARILLO: Alimentos que lo contienen; LEGUMBRES:
Judías pintas, negras o blancas, lentejas, garbanzos, etc. Órganos que nutre;
Aparato digestivo, hígado, colon, duodeno, intestino delgado, ovarios,
útero, vesícula biliar, tejidos colagénicos. TERCER GENERADOR.
BLANCO: Alimentos que lo contienen; CEREALES:
Trigo, pan pastas, arroz, avena, centeno, cebada, etc. Órganos que nutre;
Pulmones, bronquios, tráquea, timo, apéndice, páncreas, huesos, piel, faringe,
membranas serosas, paratiroides, sistemas linfático, nervioso y óseo. CUARTO
GENERADOR.
AZUL: Alimentos que lo contienen; TODAS LAS FRUTAS
SECAS O DESHIDRATADAS. Órganos que nutre; Ligamentos, hipotálamo, píloro,
sistema linfático, sistema óptico, tendones, tejido conjuntivo. QUINTO
GENERADOR.
NARANJA: Alimentos que lo contienen; LOS VEGETALES
Y LEGUMBRES NO VERDES: Patatas, calabazas, remolachas, zanahorias, etc.
Órganos que nutre; Endometrio, hipófisis, adenohipófisis, panículo adiposo,
mucosas, patrones genéticos de función –ARN- SEXTO GENERADOR.
MORADO: Alimentos que lo contienen; OLEAGINOSAS:
Pistachos, almendras, nueces, yogurt, miel de abejas, coco, etc. Órganos que
nutre; Glándula pineal, nucléolo celular, núcleos de hipotálamo, patrones
genéticos de base –ADN-, piel, neurohipófisis. SÉPTIMO GENERADOR.