No más de seis
enfermedades infecciosas mortales -la neumonía, la tuberculosis, las
enfermedades diarreicas, el paludismo, el sarampión y más recientemente el
VIH/SIDA- provocan más de la mitad de todas las defunciones prematuras,
causando sobre todo la muerte de niños y adultos jóvenes.
Cada tres segundos muere un niño pobre, en la gran mayoría de los casos por
una enfermedad infecciosa. En algunos países, uno de cada cinco niños
fallece antes de cumplir cinco años. Cada día mueren miles de personas a
causa de estas enfermedades. Tras esas muertes se halla siempre una tragedia
humana. Como esas enfermedades afectan sobre todo a los niños pequeños y a
los adultos que ganan el sustento, su efecto en las familias puede ser
catastrófico. Los niños pueden perder al padre, a la madre o a ambos a causa
de las enfermedades infecciosas.
Millones de
niños son huérfanos a causa de estas enfermedades. Para empeorar la
situación, las familias corren el riesgo de endeudarse por la pérdida de
ingresos y por el alto costo de la atención médica y de las medicinas
–cuando pueden acceder a ellas-, entrando así en el círculo vicioso de la
pobreza y la mala salud.
Las
enfermedades respiratorias.
Las infecciones respiratorias
agudas –IRA- son responsables de numerosas
defunciones. La neumonía, la IRA más mortal,
provoca la muerte de más niños que cualquier otra enfermedad infecciosa. La
mayoría de esas defunciones -el 99%- se producen en los países
subdesarrollados. Sin embargo, en los países industrializados son raras las
defunciones infantiles por neumonía.
La neumonía afecta a menudo a los niños con insuficiencia ponderal al nacer
o a aquellos con sistemas inmunitarios debilitados por malnutrición u otras
enfermedades. Sin tratamiento, la neumonía produce la muerte con rapidez.
El virus gripal es otra causa de neumonía. Se dispone de muy escasa
información sobre el número de muertes por gripe en los países
subdesarrollados. Sin embargo, sólo en los Estados Unidos la enfermedad
produce la muerte de 10.000 a 40.000 personas en una temporada media de
gripe.
El VIH/SIDA.
En todo el
mundo más de 33 millones de personas viven con el VIH/SIDA. Todavía no
existe curación a la vista. El África Subsahariana es la parte más afectada.
En algunos países, hasta uno de cada cuatro adultos viven ahora con el
VIH/SIDA. En algunas zonas, la mitad de las mujeres embarazadas están
infectadas por el VIH y existe el riesgo de que infecten a sus hijos. Un
número creciente de defunciones maternas se deben ahora a infecciones
contraídas por mujeres VIH-positivas en el curso del parto. En muchos
países, la esperanza de vida y las tasas de supervivencia infantil han caído
en picado. Por ejemplo, en algunas zonas la esperanza de vida al nacer ha
descendido de 70 a unos 50 años.
Las
enfermedades diarreicas.
Los datos son
escalofriantes. Ha habido más niños fallecidos por enfermedades diarreicas
vinculadas a la calidad del agua en los años 90 que personas perecidas en
conflictos armados desde la segunda guerra mundial. Las enfermedades
diarreicas provocan la muerte de casi dos millones de niños menores de cinco
años cada año. Están tan extendidas en los países subdesarrollados que los
padres no reconocen a menudo los signos de peligro. Los niños mueren
simplemente porque sus organismos están a menudo debilitados por la rápida
pérdida de líquidos y se encuentran mal nutridos por la falta de alimentos.
Las enfermedades diarreicas
imponen una pesada carga a los países subdesarrollados, produciendo 1.500
millones de casos de enfermedad al año en los niños menores de cinco años.
La carga alcanza su nivel máximo en las zonas más pobres, en donde el
saneamiento es escaso, la higiene es insuficiente y el agua que beben no es
potable.
En ciertos países subdesarrollados, epidemias de enfermedades diarreicas
tales como el cólera y la disentería afectan tanto a los adultos como a los
niños. Entre otras enfermedades diarreicas importantes figuran la fiebre
tifoidea y la rotavirosis, que es la principal causa de diarrea
deshidratante grave entre los niños.
La
Tuberculosis.
La
tuberculosis, enfermedad que se pensaba que ya estaba controlada, ha
reaparecido con saña produciendo millones de defunciones al año. Incluso en
la actualidad es más mortal porque se combina en muchas ocasiones con el
VIH/SIDA. Aproximadamente dos mil millones de personas, la tercera parte de
la población mundial, presentan una infección tuberculosa latente.
Constituyen en conjunto una enorme reserva potencial de la enfermedad. La
tuberculosis produce más muertes de adolescentes y de adultos que cualquier
otra enfermedad infecciosa. Es también una destacada causa de mortalidad en
las mujeres.
Para empeorar
la situación, la infección por el VIH debilita el sistema inmunitario y
puede activar la infección por tuberculosis latente. También se cree que el
SIDA multiplica el riesgo de infección inicial por tuberculosis.
Actualmente, la tercera parte aproximadamente de todas las defunciones por
SIDA son producidas por la tuberculosis.
El Paludismo.
El paludismo produce la muerte de más de un millón de personas al año, la
mayoría de ellas niños pequeños. La mayor parte de las defunciones por
paludismo se producen en el África Subsahariana, en donde el paludismo
provoca una de cada cinco defunciones infantiles. Las mujeres son
especialmente vulnerables en el curso del embarazo. Tienen más
probabilidades que mueran por la enfermedad, sufran abortos o den a luz
niños prematuros y afectos de insuficiencia ponderal.
El paludismo
puede arrollar con rapidez a un niño pequeño produciéndole fiebre alta,
convulsiones y dificultades respiratorias. Si se inicia el paludismo
cerebral, forma aguda de la enfermedad, el niño entra en coma y puede
fallecer en 24 horas.
La alta
incidencia de los casos de paludismo -más de 275 millones al año en todo el
mundo- puede imponer una elevada carga económica a las familias y a los
Estados por la disminución de la productividad, la pérdida de posibilidades
educativas y los altos costos de la atención de la salud.
El sarampión.
El sarampión
es la enfermedad más contagiosa de la especie humana. Es una importante
causa de mortalidad infantil en los países subdesarrollados, provocando unas
900.000 defunciones al año. El virus del sarampión puede en definitiva ser
responsable de más defunciones infantiles que cualquier otro microbio,
debido a las complicaciones por neumonía, enfermedades diarreicas y
malnutrición.