FLEXIBILIDAD:
Adapta su comportamiento con agilidad a las circunstancias de cada persona o
situación, sin abandonar por ello los criterios de actuación personal.
La degeneración de esta virtud
es, la adaptabilidad, cuando una persona se adapta se esta olvidando de si
mismo y nadie puede amar a otro si no se ama a si mismo antes. Además la
adaptabilidad es sólo un disfraz que después se cobra muy caro.
La flexibilidad es una virtud
que está bien considerada en la sociedad de hoy, pero, principalmente porque
se la entiende como un “dejarse llevar”, como una invitación a probarlo
todo. Así entendida, la flexibilidad no tiene sentido.
La espontaneidad, con la que
se confunde la flexibilidad, no es un fin. En todo caso, es una condición
conveniente para conseguir el desarrollo de otras virtudes, especialmente la
sinceridad. Para que la espontaneidad sirva de algo, tiene que ser gobernada
por la voluntad en relación con el entendimiento.
Por tanto, la última parte de
nuestra descripción recobra especial importancia. Me refiero a las palabras
“sin abandonar, por ello, los criterios de actuación personal”.
Para ser flexible, hace falta
tener criterios y saber reflexionar para relacionar la actividad cotidiana
con ellos.
De este modo, podemos destacar
dos caminos para comportarse con flexibilidad de acuerdo con la naturaleza
de la situación.
En caso de que los elementos
de la situación sean opinables: La flexibilidad se refiere a la disposición
y capacidad de la persona de considerar como provisional su punto de vista,
y por tanto llegar a matizar o cambiar esta opinión.
En segundo lugar, me refiero
al modo de actuar en las relaciones con los demás, o en el modo de trabajar,
en caso de que los elementos de la situación no sean opinables.
Un requisito previo para
desarrollar la virtud de la flexibilidad es el de saber cuáles son los
criterios permanentes que rigen en la propia vida y cuáles son los aspectos
de la vida opinables, provisionales.
La flexibilidad, como todas
las virtudes, tiene sentido cuando va dirigida intencionalmente a la
búsqueda de la verdad y del bien.
Ser flexible no significa en
ningún caso dejarse llevar, sino todo lo contrario. Quiere decir aprender a
decir sí y a decir no en el momento oportuno. Y, por lo demás, estar abierto
al proceso de mejora que existe en la multitud de ocasiones que van
surgiendo en nuestro día a día.