EL KYBALION.
Ésa es la paradoja del Universo, la que
resulta del principio de polaridad, principio que se manifiesta cuando el
TODO empieza a crear.
Aunque para el TODO infinito el Universo, sus leyes, sus poderes, su vida,
sus fenómenos, son como cosas contempladas en el estado de meditación o
ensueño, el Universo debe ser tratado como real, y la vida, las acciones y
los pensamientos deben estar basados en ello, acordemente, si bien se tenga
un claro conocimiento y realización de la Verdad Superior cada uno respecto
a su propio plano y leyes. Si el TODO hubiera imaginado un Universo real
sería desastroso para este, porque entonces no podría ascenderse de lo
inferior a lo superior, el universo se habría convertido en una cosa fija,
inmóvil y el progreso resultaría imposible. Y si el hombre, por su parte,
debido a su semi-sabiduría, actúa y vive y piensa en el Universo como si
fuera un sueño (parecido a sus propios ensueños a finitos), así se
convertirá efectivamente para él, y, al igual de un cadáver que caminase, se
encontrará dando vueltas y más vueltas en un círculo, sin hacer el menor
progreso y siendo forzado por último a despertarse y vivir por las leyes
naturales que él hubiera olvidado. Conservad siempre la mente fija en la
Estrella, pero mirad donde ponéis los pies, no vayáis a hundirlos en algún
abismo. Recordad la paradoja divina que afirma que si bien el "Universo no
es, sin embargo es". Recordemos siempre los dos polos de la verdad: lo
absoluto y lo relativo. Guardémonos de las verdades a medias.
Lo
que los hermetistas conocen como "Ley de la paradoja" es un aspecto del
principio de polaridad. Las escrituras herméticas están llenas de toda clase
de referencias respecto a esa paradoja que se descubre en todos los
problemas de la Vida y del Ser. Los instructores están siempre batallando
para impedir que sus estudiantes omitan el "otro lado" de cualquier
cuestión, y sus recomendaciones se dirigen especialmente a los problemas de
lo absoluto y de lo relativo, que tanto confunden a los estudiantes de
filosofía, y que obligan a tantos a obrar y a pensar contrariamente a lo que
se conoce como "sentido común". Recomendamos mucho a nuestros estudiantes el
que se aseguren de haber comprendido bien la paradoja divina de lo absoluto
y lo relativo, evitando el ser hipnotizados por el falso miraje de la verdad
a medias o semiverdad. Desde este punto de vista ha sido escrita esta
lección. Leedla cuidadosamente.
La primera idea que se le ocurre al pensador
que ha comprendido y realizado la verdad de que el Universo es una creación
mental del TODO, es la de que el Universo y todo cuanto éste contiene son
una pura ilusión, una irrealidad, contra cuya idea se revuelve
instantáneamente. Pero esto, al igual de otras grandes verdades, debe ser
considerado desde los puntos de vista absoluto, el Universo es, por
supuesto, una ilusión, un sueño, una fantasmagoría, si se compara con el
TODO en sí mismo. Esto lo reconocemos nosotros mismos cuando hablamos del
mundo como de un sueño, que va y viene, que nace y muere, desde el momento
que todo lo que es mudable, que cambia, que es finito e insubstancial, debe
estar ligado a la idea de un Universo creado, cuando se compara con el TODO
mismo, no importando cual puede ser nuestra creencia respecto a la
naturaleza de ambos.
Filósofos, metafísicos, científicos y
teólogos, todos están de acuerdo sobre ello, y esta concepción se encuentra
en todos los sistemas filosóficos y religiosos, así como en las respectivas
teorías de las escuelas metafísica y teológicas.
Las enseñanzas herméticas no predican la
insubstancialidad del Universo en términos más fuertes que los que os son
más familiares, aunque la exposición del asunto pueda pareceros algo más
contundente. Todo cuanto tenga un principio y un fin, en cierto sentido debe
ser irreal e ilusorio, y el Universo se encuentra en este caso, sea cual sea
el sistema de las escuelas de pensamiento. Desde el punto de vista absoluto
nada hay real excepto el TODO, no importando los términos que empleemos al
pensar sobre ello o al discutirlo. Bien sea que el Universo haya sido creado
de materia, o bien que sea una creación mental en la mente del TODO, es
insubstancial, mudable, sujeto al tiempo, al espacio, al cambio. Debemos
comprender y sentir bien esto antes de pensar y examinar la concepción
hermética de la naturaleza mental del Universo. Examina cualesquiera otras
concepciones, y ved si existe alguna que no lo admita.
Mas el punto de vista absoluto muestra
únicamente un solo lado de la cuestión, siendo el otro el aspecto relativo
de la misma. Las verdades absolutas han sido definidas "como las cosas, tal
como las conoce y las ve la mente de Dios", mientras que las verdades
relativas son "las cosas tal como la más elevada razón del hombre las
comprende". Y de esta manera, mientras que para el TODO el Universo debe ser
ilusorio e irreal, un simple sueño o resultado de la meditación, sin embargo
para las mentes finitas que forman parte de ese Universo, y mirando a través
de las mortales facultades, el Universo es ciertamente real, y así debe ser
considerado. Al reconocer así el punto de vista absoluto, no cometeremos el
error de ignorar o negar los hechos y fenómenos del Universo, tal como se
nos presentan antes nuestras facultades mortales: no somos el TODO,
recordémoslo.
Para emplear ilustraciones familiares, podemos
reconocer el hecho de que la materia "existe" para nuestros sentidos, y
haríamos muy mal si así no lo reconociéramos. Y, a pesar de ello, nuestra
mente finita reconoce la verdad científica de que no hay tal materia desde
el punto de vista de la ciencia, y que lo que llamamos materia no es más que
un agregado de átomos, átomos los cuales a su vez, no son más que unidades
de fuerza agrupadas que llamamos "electrones" o "iones", vibrando
constantemente con movimiento circular. Golpeamos una piedra y sentimos el
impacto, parece ser real, y, a pesar de ello, sabemos que no es más que lo
ya expuesto.
Per recuerden que nuestro pie, que siente el
golpe mediante la intervención del cerebro, es similarmente materia
constituida por electrones, y por que de esa materia está hecho también
nuestro cerebro. Y, por último, si no fuera por la mente, no sabríamos nada
ni del pie ni de la piedra absolutamente.
Además, el ideal que un artista o un escultor
tratan de reproducir en el mármol o en el lienzo les parece muy real.
Igualmente sucede con los personajes que crea la mente de un autor teatral,
quien trata de expresarlos para que los demás puedan reconocerlos. Y si esto
fuera cierto en el caso de nuestras mentes finitas, ¿cuál sería el grado de
realidad de las imágenes mentales creadas en la mente del Infinito? ¡Oh,
para los mortales este universo de mentalidad es ciertamente muy real! Es el
único que jamás podremos conocer, aunque nos elevemos de plano en plano,
cada vez más alto. Para que lo pudiéramos conocer de otra manera, por
experiencia actual, tendríamos que ser el TODO mismo. Es muy cierto que,
cuanto más nos elevamos en la escala, tanto más cerca nos encontraremos de
la mente del Padre y tanto más evidente se hace la naturaleza ilusoria de
las cosas finitas, pero hasta que el TODO no nos absorba finalmente dentro
de Él mismo no se desvanecerá la visión.
De manera, pues, que no necesitamos basarnos
en esa ilusión. Reconozcamos mas bien la verdadera naturaleza del Universo y
tratemos de comprender sus leyes mentales, esforzándonos en emplearlas en la
forma más efectiva para nuestro progreso ascendente en toda la vida conforme
vamos viajando de un plano a otro del ser. Las leyes del Universo no dejan
de ser "leyes de hierro" porque sean de naturaleza mental. Todos excepto el
TODO, están sujetos a ellas. Lo que está en la infinita mente del TODO es
real, solo un grado menos que la realidad misma que constituye la naturaleza
del TODO.
No nos sintamos, pues, inseguros o temerosos;
sintámonos firmemente sostenidos en la mente infinita, y nada existe que
pueda dañarnos o causarnos miedo. No hay poder alguno fuera del TODO que
pueda afectarnos. Podemos permanecer tranquilos y seguros. Y en esta
realización, una vez alcanzada, existe una plenitud de seguridad y calma.
Entonces dormiremos serenamente sobre la firmeza inconcebible de lo
Profundo, y descansaremos seguramente sobre el Océano de la mente Infinita
que constituye al TODO. En Él, ciertamente, vivimos, nos movemos y tenemos
nuestro ser.
La materia no es menos materia para nosotros
mientras permanezcamos en ese plano, aunque sepamos que no es más que un
agregado de partículas de fuerza, o electrones, que vibran rápidamente,
girando unas en torno de otras, en la formación de los átomos. Los átomos, a
su vez giran y vibran y forman así las moléculas, y la agrupación de estas
últimas componen las grandes masas de materia. Y no será menos materia por
el hecho de que, cuando avancemos en nuestra investigación, sepamos que la
fuerza, cuyas unidades son los electrones, no son a su vez más que unidades
de manifestación de la mente del TODO, y que como todo lo demás en el
universo es puramente mental en su naturaleza. Aunque en el plano de la
Materia tenemos que reconocer sus fenómenos, podemos dominarla (como lo
hacen todos los maestros en menor o mayor grado), aplicándoles las fuerzas
superiores. Cometeríamos así una locura si negáramos la existencia de la
materia en ese aspecto relativo. Podemos, sí, negar su dominio sobre
nosotros; está bien, pero no debemos intentar ignorarla en su aspecto
relativo, por lo menos mientras vivamos en este plano.
Las leyes de la naturaleza tampoco se hacen
menos constantes o efectivas por el hecho de que las conozcamos y sepamos
que son simples creaciones mentales. Obran plenamente en todos los planos. Y
nos libertamos de las leyes inferiores, aplicándoles las superiores, y solo
podemos conseguirlo de ésta manera. Pero no podemos escapar a la Ley o
elevarnos por encima de ella completamente. Nadie, sino el TODO, puede
escapar a la Ley, y esto es debido a que el TODO es la ley misma, de la cual
todas las demás brotan. Los más avanzados maestros pueden adquirir los
poderes que se atribuyen generalmente a los dioses, y existen muchos grados
del ser en la gran jerarquía de la vida, cuyos poderes trascienden hasta los
de los más elevados maestros, en un grado inconcebible para los mortales,
pero hasta el Maestro más grande y el ser más elevado debe inclinarse ante
la Ley y son como nada ante los ojos del TODO. Así que si hasta esos
elevados seres, cuyos poderes exceden a los atribuidos por el hombre a sus
dioses, están sujetos y sirven a la Ley, imagina la presunción del mortal de
nuestra raza cuando mira las leyes de la Naturaleza como "irreales",
visionarias e ilusorias, porque ha podido alcanzar a ver que esas leyes son
de naturaleza mental, o simples creaciones del TODO. Esas leyes que el TODO
quiere que rijan no pueden ser desafiadas o transgredidas. Mientras subsista
el Universo subsistirán, porque aquel existe en virtud de esas leyes, las
que forman la trama o el esqueleto en que el Universo se apoya.
El Principio hermético del Mentalismo, a la
vez que explica la verdadera naturaleza del Universo sobre la base de que
todo es mental, no cambia las concepciones científicas del Universo, de la
vida o de la evolución. En realidad, la ciencia no hace más que corroborar
las enseñanzas herméticas. Estas últimas enseñan que la naturaleza del
Universo es mental, mientras que la ciencia afirma que es "material"; o,
según sus últimas noticias, que es "energía" en el último análisis. Las
enseñanzas herméticas tampoco están en pugna con el principio básico de
Herbert Spencer, que postuló la existencia de una "Energía Infinita y
Eterna, de la cual proceden todas las cosas". En realidad, los hermetistas
reconocen en la filosofía de Spencer la más elevada expresión de la obra de
las leyes naturales que jamás se promulgara, y creen que Spencer era una
reencarnación de un antiguo filósofo que vivió en Egipto millares de años
ha, y que más tarde vivió como Heráclito, el filósofo griego que viviera en
el año 500 A. C. Y consideran su doctrina de la "energía infinita y eterna"
como de acuerdo con las enseñanzas herméticas siempre con el agregado de que
esa energía es la mente del TODO. Con esta clave-maestra de la filosofía
Hermética puede el estudiante de Spencer abrir muchas puertas de las
concepciones filosóficas internas del gran filósofo inglés, cuyas obras
demuestran los resultados de su preparación en sus encarnaciones anteriores.
Sus enseñanzas respecto a la Evolución y al Ritmo están casi de perfecto
acuerdo con la Doctrina Hermética referente al principio del Ritmo.
Así, pues, el estudiante no necesita dejar a
un lado los puntos de vista científicos referentes al Universo. Todo lo que
se le pide es que comprenda el principio básico de que el TODO es mente, de
que el Universo es mental: sostenido firmemente en la mente del TODO. Y
encontrará que los otros seis principios concuerdan perfectamente con este
conocimiento científico, y servirán para dilucidar plenamente los puntos
oscuros. No hay que maravillarse de ello, si se considera la influencia que
el pensamiento hermético ejerciera sobre los filósofos primitivos de Grecia,
sobre cuyas doctrinas descansan en gran parte las teorías de la ciencia
actual. La aceptación del primer principio hermético (mentalismo) es la
única gran diferencia entre la ciencia moderna y los estudiantes herméticos,
y la ciencia se va dirigiendo gradualmente hacia ese punto, conforme avanza
a través de la obscuridad y va encontrando su camino en el laberinto en que
se ha metido en busca de la Realidad.
El objeto de esta lección es imprimir en la
mente del estudiante el hecho de que el Universo y sus leyes y sus fenómenos
son tan reales, en lo que al hombre concierne, como lo serían bajo la
hipótesis del materialismo y de la energía. Bajo cualquier hipótesis, el
Universo, en su aspecto externo, está siempre cambiando y es transitorio, y,
por consiguiente, está desprovisto de realidad substancial. Pero, y nótese
el otro polo de la verdad, bajo cualquiera de dichas hipótesis estamos
obligados a obrar y a vivir como si esas cosas fugaces fueran reales y
substanciales. Con esta diferencia siempre, que según las doctrinas se
ignoraba el poder mental como Fuerza Natural, mientras que ahora vemos que
el Mentalismo es la mayor fuerza de esa clase. Y esta sola diferencia basta
para revolucionar la vida de aquellos que comprenden el principio y la
práctica y leyes resultantes.
Por último, una vez que se comprenda la
ventaja del Mentalismo se aprende a conocer, emplear y aplicar las leyes
resultantes. Pero no se caiga en la tentación que, según indica el
"kybalión", acecha al semisabio que lo hace hipnotizarse por la aparente
irrealidad de las cosas, siendo su conciencia que camina de un lado para
otro como soñando, viviendo en un mundo de ensueños, ignorando la vida
diaria y su trabajo, siendo su final que se destrozará contra las rocas y se
disolverá en los elementos, en razón de su locura. Más bien seguid el
ejemplo del sabio que la misma autoridad indica: "úsese la Ley contra las
leyes; lo superior contra lo inferior, y por el arte de la alquimia
trasmutad lo que no es deseable en lo estimable, triunfando en esa forma".
De acuerdo con esta doctrina, debe evitarse la semisabiduría, que es locura
y que ignora la verdad de que: "El dominio consiste, no en sueños anormales
o visiones y fantásticas imaginaciones, sino en emplear las fuerzas
superiores contra las inferiores, escapando así a los dolores de los planos
inferiores mediante la elevación a los superiores". Recuérdese siempre que
la " transmutación y no la negación presuntuosa es el arma del Maestro". Las
citas antedichas pertenecen al "Kybalión", y son muy dignas de tenerlas
siempre presentes.
No vivimos en un mundo de sueños, sino en un
Universo que, si bien es relativo, es real, por lo menos en lo que concierne
a nuestra vida y obras. Nuestra misión en el Universo no es negar su
existencia, sino vivir, empleando debidamente sus leyes para ascender de lo
inferior a lo superior, viviendo y haciendo lo mejor que podamos dentro de
las circunstancias que surgen cada día, y viviendo, todo lo posible,
nuestras más elevadas ideas e ideales. El verdadero significado de la vida
no es conocido por el hombre en este plano - si es que alguien lo conoce -;
pero los más sabios, y nuestras propias intuiciones también, nos enseñan que
no nos equivocaremos si tratamos de vivir lo mejor posible y realizar la
tendencia universal en el mismo sentido, a pesar de las aparentes evidencias
en contra. Todos estamos en el Camino, y esta vía va siempre ascendiendo,
con frecuentes sitios de reposo.
Léase el mensaje del "Kybalión", y sígase el
ejemplo del sabio, evitando el error del semi sabio, quien perece en razón
de su locura.