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La Magia, hoy.
Llegamos, con todo ello, a la Magia de hoy... a la Magia del siglo XX
(aunque ya nos encontremos en un nuevo siglo). Un siglo que es caracterizado
como frío, racionalista, científico... un siglo en el que todo es pesado,
medido y reglamentado, donde no hay lugar para las cosas que escapan al
orden, a cualquier
orden. La Magia, pues, parece condenada a la extinción...
Y
esto es lo que parecía a simple vista, a juzgar por los síntomas
exteriores de que nos hablan la mayor parte de los autores que tocan el
tema. La Magia de nuestro tiempo, dicen, está muerta. Desde Levi, Papús y
sus compañeros, parece como si no haya sucedido nada nuevo. No hay, nos dice
Rony, aquel afán de búsqueda que caracterizaba a la Magia del Renacimiento:
los ocultistas contemporáneos viven encerrados en sí mismos, parece como si
no les importara nada de lo que ocurre a su alrededor, ocupados
exclusivamente en interminables comentarios escolásticos sobre la Cábala, el
gnosticismo o la teurgia. La Magia no avanza, no evoluciona, no se ha movido
apenas en este último medio siglo.
¿Es
así realmente? ¿Tienen razón los que proclaman la muerte de la Magia? La
magia primitiva, dicen, la que aún siguen practicando los pueblos poco
desarrollados que ocupan aún algunas regiones de nuestro planeta, ha sido
explicada de muchas maneras "racionales": fanatismo, superstición,
pervivencias de viejos rituales... Las nuevas disciplinas científicas que se
ocupan de la mente, principalmente la parapsicología, han desmitificado
muchos de los "actos mágicos" que se realizaban antiguamente, dándoles
explicaciones científicas y sonoros nombres de seria apariencia, e
incluyéndolos dentro del acervo de las ciencias... aunque no estén aún muy
seguras de sus propias explicaciones. El resto de la Magia... ¡Bah!,
charlatanería.
¿Qué
hay que pensar, en realidad, sobre esto?

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