EL MAESTRO. REFLEXIONES
Massimo Borghesi, Filósofo y Pedagogo.
“La escuela de hoy ha matado al maestro”
La escuela hoy fracasa, porque falta el
maestro.
Creo que no están en huelga...
Me refiero a la figura del maestro, que es
el sujeto de la educación. El maestro convierte el conocimiento en vida:
en experiencia directa. Si el maestro no transforma los contenidos en
vivencias que el alumno ve reflejadas en las suyas, educar se convierte
en algo...
Los enseñantes deberían cobrar más.
El maestro, que ni siquiera se llama ya
maestro, se ha transformado en un técnico, un mecánico de la
información. Y, en consecuencia, la sociedad lo trata como tal: le
regatea el sueldo y la consideración social y lo margina del discurso
público.
Quejarse, los profesores se quejan.
Sí, pero, en general y salvo excepciones
dignísimas, el maestro ha acabado asumiendo ese papel de autómata.
Nuestra escuela, nuestra universidad ya no pretenden formar, sino
simplemente informar y hasta en eso fracasa, porque educarse no es
acumular conocimientos, sino discriminarlos: distinguir entre lo
importante y lo relativo. Sin esa distinción, los alumnos se pierden en
un magma caótico de datos.
El conocimiento nace del diálogo de un ser
humano con quienes lo son y fueron en otros lugares y en otros momentos
de nuestra historia como especie. Sin ese diálogo, que convierte los
datos en experiencias, los seres humanos de otras culturas y otras
épocas son eso: pasado y lejanía. Sin ese diálogo ellos están muertos y
nosotros huérfanos, perdidos.
¿Y ahora no dialogamos?
Hoy acumulamos datos sobre el pasado y el
mundo creyendo que eso es la cultura, creemos que la educación es
asimilar un enciclopedismo banal e inerte. Si nuestra educación no hace
sentir a un estudiante el amor que sintió Dante y revivirlo en su amor
de hoy por alguien... entonces: ¿Qué sentido tiene Dante? ¡Dante sin
vivirlo es un cadáver!
Para eso hay que leer.
Sin maestro, los alumnos no leen. El lugar
de dialogar con Dante, en lugar de hablar de su amor con otros seres
humanos que los escribieron y lo vivieron en otras épocas y otros
países, acaban contrastando sus sentimientos con los programas rosas de
la peor televisión. Por eso, sin maestros, tendremos ciudadanos a la
altura de esos programas basura, condenados a una existencia banal sin
profundidad ni sentido. Seres manipulables.