Las páginas
de nuestro libro.
Nuestra estancia en esta Tierra, evidentemente, no es una casualidad.
Comprende un periodo de aprendizaje y evolución.
El mundo de la
Tercera Dimensión -el que vivimos actualmente en el planeta Tierra- es el
primer escalón a muchos que siguen. En la escuela de la vida, estamos
dando los primeros pasos.
Nuestra vida, la
podemos dividir en ciclos, y cada ciclo comprende siete años. En cada una
de estas etapas tendremos que aprender y desarrollar diferentes niveles de
conciencia ya sean mentales, emocionales o físicos.
Los podríamos
englobar básicamente en los primeros años de nuestra vida y los más
formativos por tanto, así:
EDAD: De 0 a 7
años.
ACCIÓN
PREDOMINANTE: Cuerpo físico -Yo Actúo-
APRENDIZAJE: Esta
es la etapa para aprender a experimentar el cuerpo. Por eso los niños de
esa edad, necesitan estar en continua actividad, moverse, correr, saltar,
etc. En esta etapa los chakras activados -léase tema correspondiente- son
el básico y el esplénico.
EDAD: De 7 a 14
años.
ACCIÓN
PREDOMINANTE: Emocional -Yo Siento-
APRENDIZAJE: En
esta etapa aprendemos a relacionarnos con la familia, los maestros, los
amigos. También hay tendencia al hecho religioso, a querer saber y
participar. Los chakras activados son el plexo solar y el cardíaco.
EDAD: De 14 a 21
años.
ACCIÓN
PREDOMINANTE: Mental -Yo Pienso-
APRENDIZAJE: Ciclo
de estudio y de elección con respecto a la vocación o a lo que le gustaría
desarrollar más adelante como profesión o actividad. Los chakras activados
son el laríngeo y el tercer ojo.
EDAD: De 21 a 33
años.
ACCIÓN
PREDOMINANTE: Unificación.
APRENDIZAJE: En
esta página de la vida se consolidan el matrimonio o la pareja y al mismo
tiempo la actividad y la forma de generar bienes materiales. A los 33
años, sería como haber incorporado todos los cuerpos y ya, asumir la plena
responsabilidad con nosotros mismos y con los demás, tomar conciencia de
que estamos aquí para hacer algo para NOSOTROS y para los OTROS.
La etapa más
importante sería la primera, ya que es ahí donde se forma la personalidad
del Ser, dependiendo de lo que haya vivido, de sus experiencias. Por lo
cual, podemos suponer la importancia de los padres en la felicidad y
autocomprensión futura del niño.
Algunas veces,
cuando nos acercamos a una nueva etapa, podríamos entrar en una pequeña
crisis como, por ejemplo, a los cuarenta años donde generalmente nos vemos
obligados a reacomodar o a hacer algunos cambios en nuestra vida. Quizá
aquella vieja aspiración a conseguir algo nos parezca ya lejana o
imposible, por ejemplo, un doctorado o un master, o bien, hacer aquel
proyecto siempre anhelado.
A partir de los
sesenta años pueden ocurrirnos dos cosas:
Por un lado podría
empezar a producirse una suerte de “cristalización”. Esto ocurre cuando
reiteradamente nos hemos negado a resolver conflictos que se nos
presentaron y que formaban parte de nuestro aprendizaje. Por ejemplo, una
persona a la que le costaba mucho aceptar que no solamente su forma de
pensar era válida, sino que podía haber otras tanto o más justas y
efectivas; en la vejez seguramente, no solamente estará convencida de que
es dueña de la verdad, sino que se negará a escuchar cualquier otra
opinión. Se hace como un acento en los patrones mentales. Cualquier
problema mental se agranda hasta el borde del fanatismo y la enfermedad
patológica.
Por el contrario,
si se ha vivido más abiertamente, más conciente, animándonos a enfrentar,
a veces situaciones difíciles, entendiendo que cada cosa que nos pasa en
nuestro libro es para ser cada vez mejores, nos convertiremos en viejos
sabios y felices, con algo importante para enseñar a cada ser que esté a
nuestro lado.
Aunque nuestra vida
esta dividida por ciclos de siete años cada uno, a su vez, podríamos
dividirla en dos: Tiempo de siembra y Tiempo de cosecha.
¿Qué estás
sembrando hoy?
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