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PROTOCOLO VIII.
Uso equívoco del
derecho jurídico.- Los colaboradores del régimen Franc-Masón.- Escuelas
particulares.- Educación superior particular.- Economistas y millonarios.-
A quién deben confiarse los puestos de responsabilidad en el gobierno.
1.- Debemos armarnos
nosotros mismos con todas las armas que nuestros oponentes podrían usar en
nuestra contra. Debemos encontrar en las sutilezas y minucias del lenguaje
jurídico una justificación para aquellos casos en que nos veamos en la
necesidad de pronunciar sentencias que pudieran parecer demasiado
atrevidas o injustas; pues importa mucho al formular tales sentencias
hacerlo en términos que revistan la apariencia de máximas morales muy
elevadas y un aspecto netamente legal. Nuestro gobierno debe rodearse de
todas las fuerzas de la civilización, en medio de la que tiene que operar.
Conforme a esto, se rodeará de publicistas, de jurisconsultos
experimentados, de administradores, de diplomáticos, en una palabra, de
hombres preparados por una educación superior especial en Escuelas
Especiales (¿Beca Rhode?). Estos hombres deberán conocer los secretos de
la existencia social, todos los idiomas formados de letras y de palabras
políticas; deberán tener conocimiento de las inclinaciones y costumbres de
la naturaleza humana, de sus cuerdas sensibles que deben saber tocar con
acierto. Estas cuerdas son: la ternura del alma de los GOYIM, sus
inclinaciones, sus debilidades, sus vicios y sus cualidades, sus
particularidades de clase y condición. Ya se sobreentiende que esos
colaboradores de nuestro gobierno no serán sacados de entre los GOYIM
acostumbrados a desempeñar el trabajo administrativo sin preocuparse del
resultado feliz. Los gobernantes GOYIM firman los papeles sin leerlos;
sirven por interés personal o por ambición.
2.- Rodearemos asimismo nuestro gobierno de todo un mundo de economistas.
He aquí por qué las ciencias económicas son las materias más importantes
que se le enseña a los judíos. Estaremos rodeados de una pléyade de
banqueros, industriales, capitalistas y más que todo esto,
de millonarios porque en la sustancia todas las cosas están
asentadas en la cuestión figuras.
3.- Por algún tiempo, mientras llega el momento de confiar sin peligro
los puestos de responsabilidad en los gobiernos de las naciones a nuestros
hermanos judíos, los encomendaremos a individuos cuyo pasado y carácter
sean tales que entre ellos y el pueblo exista un abismo, personas que en
caso de desobediencia a nuestros mandatos, deban esperar cargos criminales
o la desaparición; así ellos defenderán nuestros intereses hasta el último
aliento. |
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