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MUSICOTERAPIA
Quién no se ha sentido
una persona diferente escuchando su melodía preferida y quién no se ha
aislado totalmente del mundo que le rodea mientras se deleitaba con una
buena canción. Que la música es el arte que más cautiva a las personas es
algo ya plenamente reconocido, pero que sea igualmente un instrumento para
mejorar el comportamiento de los animales o para que crezcan las plantas,
es algo que nos deja asombrados.
Y es que la música es
algo más que unos sonidos considerados armónicos para los humanos, ya que si
solamente fueran simples sonidos bastaría con cualquier ruido rítmico para
envolver a las personas en ese mundo diferente, cuando es obvio que no es
así. Que mucha de la música conocida tenga un ritmo cadencial y hasta
monótono no quiere decir que sea de menor calidad, sino solamente que es
diferente a la música que carece de, por decirlo de algún modo, ritmo.
Tan grande es la
influencia de la música sobre la mayoría de los seres vivos (ningún otro
arte posee esta cualidad tan intensamente), que se ha utilizado tanto para
potenciar la agresividad de las personas como para tranquilizarlas, del
mismo modo que podemos emplearla para dormirnos, relajarnos, estimularnos o
concentrarnos. Todo depende del tipo de música y el momento adecuado para
escucharla.
La
música se emplea lo mismo para una ceremonia religiosa que para
divertirse, deleitarse, aislarse, o como preludio del acto amoroso. Esto
ya lo sabían filósofos tan prestigiosos como Aristóteles y Platón, quienes
allá por el año 300 a.C. empleaban frecuentemente la música como apoyo a
sus conferencias en el Liceo de Atenas. Y es que estos dos filósofos,
aunque más especialmente Aristóteles, entendieron claramente que no eran
los sonidos naturales los que podían influir solamente en el ser humano
(el viento, las olas del mar, el silencio de la noche), sino que los
sonidos armónicos que hoy día conocemos como música eran mucho más
poderosos para cambiar las conductas y el carácter.
Podemos utilizar la
música para cualquier tipo de aprendizaje, lo mismo que para mejorar los
problemas de la conducta, mejorar el carácter, aumentar la afectividad entre
las personas de un mismo grupo social y potenciar las facultades
intelectuales de los deficientes mentales. A estas alturas nadie duda del
efecto tan contrario que tiene una música suave, melodiosa, en relación a
otra rítmica o "bacaladera". Sin que ello deba ser considerado como
peyorativo para una u otra, lo cierto es que mientras la música suave puede
inducir a la concordia y al relax, la otra genera movimientos, entusiasmo y
también agresividad. Es más fácil que se organice un alboroto violento en un
concierto de rock que en un concierto de música clásica. Podríamos pensar
que no es la música en sí sino el tipo de persona que acude a uno u otro
auditorio, o más concretamente la edad, pero lo cierto es que hoy en día es
igual de fácil ver a jóvenes escuchando música de Chopin que de Ketama o
Sting. Lo que determina el comportamiento es el tipo de música y no la edad
del oyente.
Tan importante es la
música para el desarrollo del carácter de las personas que se ha podido
comprobar incluso el efecto que tienen los sonidos musicales en el
desarrollo del niño cuando está en el útero materno. Mediante la simple
medición con ecografías y fonendoscopios en madres que escuchaban distintos
tipos de música, se comprobó que, mientras que la música clásica producía
movimientos lentos del niño y ninguna alteración de sus constantes
cerebrales y circulatorias, la música rock le provocaba movimientos
nerviosos y aumento de su frecuencia cardíaca. Este efecto, además, se
notaba incluso cuando el niño había nacido si volvía a escuchar el mismo
tipo de música, observándose con claridad que la música rock le producía
excitación e irritabilidad aunque fuera a poco volumen.
¿Quiere decir esto
que la música rock es perjudicial y la clásica beneficiosa? No exactamente,
ya que lo que se ha demostrado con ello es que se modifica el comportamiento
y que sabiamente aplicada una y otra, en el momento adecuado, se puede
influir sobre la conducta y el carácter de las personas.
La música hay que
emplearla bajo tres parámetros:
·
Cadencia o ritmo.
· Intensidad o
volumen.
· Frecuencia o
posición del pentagrama.
Sabemos que las notas
altas, agudas, actúan preferentemente sobre las contracturas musculares, se
propagan rápidamente en el espacio aunque en distancias cortas, actúan
fuertemente sobre el sistema nervioso, constituyen una señal de alerta y
aumentan los reflejos, al mismo tiempo que nos ayudan a despertarnos o a
sacarnos de un estado de cansancio o sopor. Como factor negativo tenemos el
hecho de que el oído es especialmente sensible a ellas y si son muy intensas
y prolongadas lo pueden dañar, lo mismo que su efecto sobre el sistema
nervioso puede provocar cierto descontrol y alteraciones en los impulsos
nerviosos que se vuelven incontrolados.
Las notas bajas,
graves, no parece que tengan influencias sobre las terminaciones nerviosas y
su efecto es más mecánico, por lo que tienen mayor influencia sobre las
zonas corporales huecas, como los pulmones, corazón y abdomen, quizás porque
son lugares idóneos para las resonancias. Las notas graves se perciben mal
en distancias cortas, por lo que su efecto inmediato es difícil de medir,
aunque son capaces de ser audibles en muchos kilómetros a la redonda. Su
efecto mecánico es tan poderoso que pueden resquebrajar muros, carreteras,
terrenos, y actuar con un efecto vibratorio muy intenso en cualquier cuerpo
sólido. Terapéuticamente tienden a producir efectos sombríos, visión
pesimista del futuro y tranquilidad extrema.
La cadencia de las
notas musicales, graves o agudas, es el segundo factor en importancia y así
tenemos que, mientras que los ritmos lentos inducen a la paz y la
meditación, los más rápidos invitan al movimiento y a exteriorizar los
sentimientos.
El tercer y último
elemento musical es la intensidad, la cual indudablemente ha ocupado en
nuestro siglo una preponderancia quizá aún mayor que las otras dos, a causa
del desarrollo tan extraordinario de los potentes equipos de sonido.
Cualquiera de los otros dos efectos, cadencia o frecuencia, produce efectos
mucho menores que la intensidad del volumen, hasta el punto de que una nota
o partitura que en sí misma es tranquilizante puede volverse irritante si el
volumen es más alto que lo que esa persona puede soportar.
Aplicaciones
concretas de la música
Éstas son algunas de
las utilidades que la musicoterapia tiene para el ser humano:
· Las clases de
canto en los niños menores de tres años les mejora su concepto del espacio
y el tiempo.
· El desarrollo
cerebral de los niños que escuchan canciones de cuna es mucho mejor.
· Los niños que
escuchan música clásica desarrollan mejor las habilidades manuales.
· Los adolescentes
que escuchan música melódica cuando estudian tienen una mejor comprensión
de las matemáticas y las ciencias.
· En los adultos es
de gran utilidad para afecciones psicosomáticas, como la úlcera
gastroduodenal, las taquicardias y el asma.
· La música suave,
lenta, produce un efecto estimulante en personas deprimidas.
· Las personas
maníacas o con fobias mejoran con música alegre, vivaz.
· La música
escuchada en grupo es más eficaz que en solitario, al menos para las
enfermedades mentales.
· Se produce una
mejora instantánea en las situaciones de estrés y angustia.
· También es muy
positiva para casos de mala relación social.
· Los débiles
mentales, los discapacitados físicos, los niños autistas y los que tienen
trastornos cerebrales profundos se benefician enormemente de las sesiones
con música.
· También tiene
efectos positivos para mejorar la lectura y la escritura.
· La danza y demás
expresiones corporales con música ayudan a mejorar nuestra condición
física mejor y con menos cansancio que sin ella.
· Los enfermos
graves se benefician enormemente de ella y asimilan mejor su destino.
· Se han encontrado
efectos beneficiosos para aliviar los dolores del parto y favorecer la
dilatación.
· La sofrología
tiene una gran ayuda con la música, lo mismo que la mayoría de técnicas de
relajación.
· Cantos adecuados
nos pueden elevar en nuestra concepción mística de la vida.
· La mayoría de los
rituales religiosos necesitan la música como ayuda para la meditación.
· Para liberar
emociones es mejor cantar o ejecutar un instrumento musical que
escucharlo.
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