|
EL TAI CHI
Hay quien considera
al tai chi simplemente como un yoga en movimiento, pero la concepción misma
o la finalidad de esta gimnasia china va mucho más allá que en los
movimientos pasivos del yoga. En el tai chi se medita, pero no es un método
para meditar; se establecen posturas curativas, pero no es una gimnasia para
curarse de enfermedades; también se controla la respiración, aunque como un
medio para conseguir mayor efectividad en los movimientos. La finalidad
global del tai chi es el individuo consigo mismo, no en relación al
universo, y por ello trata de potenciar todas las cualidades reales del ser
humano, entre ellas:
· Potencia.
· Coordinación
muscular.
· Elasticidad.
· Resistencia.
· Equilibrio.
· Flexibilidad.
· Capacidad de lucha.
· Control de nuestras
emociones.
· Adaptación al
medio.
El
tai chi y el resto de los métodos chinos de autosuficiencia no tratan de
lograr un individuo pasivo, meditabundo y concentrado en sí mismo, sino
alguien eficaz en la vida moderna y que sea capaz de sobrevivir con mejores
medios que los demás. El practicante de tai chi no es una persona
débil ni sumisa y no acepta los designios del destino con resignación, sino
con energía y lucha. Aunque no es agresivo, puede repeler una agresión con
eficacia si las circunstancias lo requieren. El fin del tai chi, por
tanto, es práctico y muy directo.
Orígenes
Hace
ochocientos años, vivía en la montaña Wudang un fabricante de licor llamado
Zhang Sanfeng, el cual tuvo una noche un sueño: el legendario Xuan Wu, uno
de los dioses más venerados por los taoístas, le enseñaba los secretos del
boxeo chino, el kung-fu. Cierto o no, desde ese día Zhang se dedicó a
popularizarlo, siendo el motivo por el cual el tai chi ha sido
considerado como un método o deporte legado por los dioses.
Sin embargo, y
como todas las leyendas, los historiadores tienen sus motivos para dudar de
ellas y según los datos históricos disponibles parece ser que sus orígenes
no son tan antiguos y los cifran hace solamente trescientos años, a finales
de la dinastía Ming y comienzos de la Qing.
Después de
largos cambios y procesos derivo hacia varias escuelas diferentes, siendo la
más popular de todas la Yang, creada por un tal Yang Chenfu y posteriormente
su nieto, quienes elaboraron posturas más naturales, de movimientos lentos,
ligeros y suaves, con un ritmo continuado y circular.
Otra escuela
popular fue la que dirigió Chen, el cual no quiso establecer diferencias con
el estilo original y procuró conservar todos los movimientos y principios
básicos, especialmente en mezclar lo blando con lo duro, lo vigoroso con lo
suave. Los movimientos seguían una trayectoria circular, sin fin, pero había
también numerosos saltos y algunas manifestaciones de fuerza.
Junto a estos
dos estilos nacieron otros, como el Zhong Jia, que empleaba posturas
más moderadas, con movimientos flexibles y muy bien coordinados, y otra
variante elaborada por un discípulo aventajado de esta escuela, la cual
tenía unas formas muy bien codificadas, con movimientos simples, rápidos, de
corto alcance, las cuales implican casi siempre abrir y cerrar los brazos.
Todas estas escuelas, más la desarrollada por Sun Lutang, con movimientos
muy ágiles, rápidos y gran movimiento de los pies, formaron la estructura
del tai chi, todas las cuales tenían en común una serie de factores,
como son:
· El
cuerpo se extiende y relaja de manera natural, dando prioridad a la
mejora de la flexibilidad. Cuando se ejercita, el practicante debe
mantener el cuerpo recto y moverlo con naturalidad y agilidad,
manteniéndose siempre en una posición firme y segura. Al dar un paso
largo hay que comportarse con la misma naturalidad de un gato, y cuando
la fuerza se ejerce hacia delante hay que hacerla con tanta suavidad que
debe parecer como cuando se saca la seda de los capullos. Este
razonamiento, un tanto florido, viene a sintetizar la forma en que hay
que moverse.
· Los
movimientos, al igual que las nubes del cielo, son ágiles y ligeros,
aunque equilibrados y estables. El movimiento es parejo y fluido, y los
músculos no deben endurecerse ni ponerse rígidos.
· La
respiración debe ser profunda y pareja, y debe estar bien coordinada con
los movimientos de abrir y cerrar los brazos y piernas.
· La
ejecución de los movimientos de flexibilidad no deben indicar debilidad
o carencia de vida, sino que es importante combinar el vigor con la
suavidad y ejercer la fuerza hacia delante de la manera apropiada, sin
inercia ni rigidez.
· La mente
debe permanecer tranquila, pero alerta, y la conciencia debe dirigir el
cuerpo. Al practicar el tai chi
es indispensable que los movimientos sean guiados por la conciencia y
que haya quietud en los desplazamientos, para lo que se hace
imprescindible que haya unión entre la parte mental, la respiración y
los movimientos.
· Cuando
se consiga un grado alto de concentración y destreza, con movimientos
más seguros, se podrán regular entonces las funciones fisiológicas y
mejorar la salud y la longevidad.
· Para
practicar el tai chi correctamente hay que lograr coordinar
perfectamente las manos, los ojos, el cuerpo y las extremidades,
utilizando la cintura y las piernas como un eje.
· Cada
parte del cuerpo está en constante movimiento y los practicantes nunca
deben actuar como muñecos, no olvidando nunca que los principales puntos
de apoyo son las piernas y que éstas están guiadas por las caderas.
· Una
característica peculiar es que los desplazamientos se hacen desde una
posición de semicuclillas y así hay que seguir durante todo el proceso.
Beneficios
terapéuticos
La práctica
continuada del tai chi ha venido a demostrar que tiene una gran
importancia en la prevención y curación de algunas enfermedades. Muchos
especialistas consideran que es un tratamiento eficaz contra la
hipertensión, las úlceras gastroduodenales, las enfermedades cardíacas, la
tuberculosis pulmonar y otras dolencias.
Beneficios del tai
chi
en los principales sistemas orgánicos
En el sistema
nervioso:
Por el
desarrollo que ha logrado la fisiología en los últimos años, sobre todo los
estudios que se han realizado acerca del sistema nervioso central, estamos
seguros que determina un papel importante en el funcionamiento correcto del
cuerpo humano. Es bien sabido que el sistema nervioso, y en especial el
cerebro, rige y controla todos los demás sistemas y órganos. Apoyado en las
actividades del sistema nervioso (por medio de reacciones condicionadas y no
condicionadas), el hombre se adapta a cualquier circunstancia y al cambio de
ambiente; los diversos sistemas del cuerpo se unifican con las actividades
orgánicas, según sus necesidades, de modo que cualquier método que pueda
reforzar el papel del sistema nervioso central será saludable para el cuerpo
humano.
Los beneficios
del tai chi radican en que, si se practica durante un largo período,
ejercerá influencias benéficas sobre el sistema nervioso central. Al iniciar
la práctica de esta gimnasia es necesario concentrar toda la atención, sin
emplear la fuerza. De hecho, esto constituye un factor de buen entrenamiento
para las actividades cerebrales.
Al practicar
la gimnasia de manera continuada, como un afluente, los ojos, la cintura,
las manos y los pies deben interrelacionarse para formar un conjunto
armónico. Como algunos de los movimientos son complicados, se necesita una
buena capacidad de equilibrio, es decir, mientras se practican los
movimientos el cerebro deberá trabajar intensamente, lo que constituye
indirectamente un ejercicio para el sistema nervioso central, elevando así
la capacidad intelectual, al mismo tiempo que se vigorizan los otros
sistemas orgánicos.
El tai chi
es, pues, un deporte de relajación y movimiento que proporciona bienestar
físico y una buena estabilidad psíquica. Muchos experimentos han demostrado
que al practicar esta gimnasia, sin emplear la fuerza física, la sola
influencia nerviosa produce cambios en la química y en la circulación
sanguínea, así como en la expulsión del aire. Para los enfermos esto es
precisamente importante porque, además de vigorizar el organismo, ayuda a
mejorar la enfermedad misma.
En el sistema
cardiovascular y respiratorio:
Cuando se
practican movimientos de tai chi se involucran los diversos grupos
musculares y articulares al unísono con la respiración y las pulsaciones
cardíacas. Por ello se fortalece la circulación de la sangre y el sistema
linfático, reduciéndose al mismo tiempo cualquier bloqueo que pudiera
existir.
Las diversas
contracciones y dilataciones periódicas de los músculos pueden impulsar la
circulación sanguínea, y ello garantiza por tanto la buena circulación y la
presión arterial adecuada.
En el
metabolismo:
Sabemos que el
tai chi
ejerce una buena influencia en el sistema nervioso central, refuerza la
circulación sanguínea, reduce las obstrucciones en arterias, mejora la
digestión y estimula el metabolismo.
|
|