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La
salida del cuerpo astral.
Si la
videncia necesita únicamente de una gran concentración, la salida en cuerpo
astral necesita, al mismo tiempo, de un gran dominio sobre sí mismo y de una
intensa preparación. Y también de un gran valor... puesto que esta
experiencia puede resultar sumamente peligrosa.
Para realizar este
tipo de experiencias, el mago deberá permanecer siempre dentro del círculo
mágico de protección. En primer lugar, deberá purificarse en la forma
habitual y realizar todos los requisitos rituales previstos para ellas.
Después, podrá
intentar la prueba. Una vez dentro del círculo, se tenderá en el suelo, en
posición norte-sur, con la cabeza hacia el norte. En esta posición intentará
una relajación total y absoluta de todos sus miembros, es decir, intentará
una "enervación" tan total como sea posible en su cuerpo.
Tras lo cual
intentará, simplemente,
elevarse por encima de su cuerpo. (en el tema de los viajes astrales,
encontrarán una técnica para posibilitar la salida del cuerpo astral).
Esto es difícil, pero
tras una larga preparación y práctica es posible. Las primeras veces, el
neófito sentirá una especie de sensación desagradable en el momento en que
desee terminar la operación: esto es señal de éxito. Y este éxito
podrá comprobarse cuando, tras un cierto tiempo de entrenamiento, el
operador intente, una vez fuera de su cuerpo, controlarse y
dirigirse. El método a seguir será como el que se efectúa con relación al
cuerpo físico... y se verá que sirve también con el cuerpo astral. Así, el
mago aprenderá a moverse en cuerpo astral por el espacio...
Y más tarde, si sigue
con sus experiencias, podrá aprender también a moverse astralmente dentro de
otro plano: el temporal. No se tratará aquí de un fenómeno de videncia, sino
de una verdadera exteriorización. El mago estará presente en los
lugares que visite, con lo que las nociones de distancia y tiempo habrán
desaparecido para él. La práctica continua y progresiva de esta experiencia
darán al mago un dominio absoluto sobre su cuerpo astral, convirtiéndole en
dueño de un elemento inapreciable: un mundo sin distancias, sin tiempo, pero
tan real como el que esta usted viviendo en estos momentos, a través del
cual podrá ejercer todo su poder.
Pero cuidado: estos
ensayos pueden ser también peligrosos. El mago deberá tener buen cuidado en
protegerse mediante el círculo y los pantáculos, ya que solamente ellos podrán
garantizarle, al final de su excursión, el regreso a su cuerpo. Cualquier fallo,
cualquier imprevisión, podría traer desagradables sorpresas: la de no volver a
encontrar el cuerpo abandonado o, aún peor, la de encontrar este cuerpo ocupado
por otro ser astral, por un espíritu indeseable, dando lugar así a una verdadera
posesión corporal, tal y como entiende la Iglesia. ¿Ha ocurrido esto ya alguna
vez? Indudablemente sí, aunque, a este respecto, la Magia se muestre
hermética...
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