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La sublimación.
Sublimar significa
elevar. La sublimación no es más que una forma de compensar o satisfacer un
deseo a través de un substituto. Cualquier deseo elemental se convierte,
cuando se sublima, en un deseo de orden “superior”. El deseo sexual
insatisfecho se convierte entonces en una necesidad emocional o intelectual,
y en el caso de quienes se consideran “religiosas” en un deseo espiritual.
Las personas que subliman sus deseos renuncian voluntariamente y por la
fuerza a la satisfacción de tipo elemental y se compensan con una nueva
satisfacción de orden emocional, mental o “espiritual”. En todos los casos
se desea siempre el mayor grado posible de placer y de satisfacción. La
forma o el plano en el que este deseo de placer se satisfaga carece de
importancia, lo esencial para estas personas es alcanzar la sensación de
satisfacción y evitar el descontento.
La sublimación es recomendada y alentada por muchas sectas, pero puede que
no sea el mejor camino que se tome en la andadura espiritual. En la
sublimación todo es deseo e ignorancia, pues en realidad tanto da que se
desee una relación sexual, una relación emocional, conocimiento o una unión
con Dios. En realidad lo que se desea es placer, y con la búsqueda u
obtención de esta forma tan peculiar de placer el ser humano se aleja de la
realidad de su propia vida y del sendero espiritual. |
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