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El sueño.
El sueño profundo y
reparador no depende de la cantidad de horas que se duerman, sino más bien
de la calidad del sueño. El sueño es un fenómeno muy curioso y que la
ciencia occidental no ha terminado de conocer; representa una desconexión
considerable de la mente con respecto a los órganos sensoriales. Pero,
durante el sueño, salvo que tal desconexión sea muy profunda, la actividad
sensorial sigue siendo captada por nuestro subconsciente, que genera en la
mente pensamientos y sueños y no permite, así, el descanso absoluto.
El sueño será más
profundo y reparador cuanto más ordenado e integrado se halle el
subconsciente y existan menos conflictos en él. La verdadera función del
sueño no es sólo la de hacer descansar al cuerpo, sino calmar el sistema
nervioso, limpiar la mente y aliviar las tensiones mentales y emocionales.
El sueño profundo es algo así como una relajación y una meditación natural
que hace penetrar a la mente en el punto de quietud total, donde se renueva
la energía y se limpia el aparato psíquico. Esta desconexión de todo lo que
nos rodea, incluso de los propios pensamientos, es un bálsamo que calma y
devuelve la energía y la salud. Todas las maneras en las que se concreta una
vida espiritual ayudan a dormir con un sueño profundo y reparador y, a su
vez, el sueño profundo y reparador favorece vivir de una manera más
despierta, lúcida y espiritual. |
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