LA VIDA
La
Vida es la expresión del Ser de Luz. Es alegría. Es la abundancia de la
dicha del Espíritu.
La vida es una
corriente consciente que vibra en cada átomo. No existe materia inanimada.
Hay vida en todo, hasta en las piedras. La materia vibra con vida, como han
comprobado concluyentemente los científicos modernos. La vida es un viaje a
través del océano infinito del tiempo, en el que el paisaje cambia
continuamente. Vivir es viajar de la impureza a la pureza, del odio al amor
universal, de la muerte a la inmortalidad, de la imperfección a la
perfección, de la esclavitud a la libertad, de la diversidad a la unidad, de
la ignorancia a la sabiduría eterna, del dolor a la dicha eterna, de la
debilidad a la fortaleza infinita. La vida es una gran oportunidad que
proporciona el señor a sus hijos de evolucionar hacia Él.
La vida es servicio y
sacrificio. Es amor. Es relación. La vida es poesía y no prosa. Es arte e
imaginación, y no ciencia. La vida es adoración. Somos peregrinos de paso en
esta tierra. Nuestro destino es la Luz. Vamos en busca de nuestra herencia
perdida. El propósito central de la vida es alcanzar una relación consciente
de nuestra unidad con Dios. La vida no tiene significado en sí misma. Sólo
lo adquiere cuando se convierte en el todo, cuando el alma individual se une
al Alma Suprema.
La meta de la vida
La verdadera meta de
la vida es retornar a la fuente de la que procedemos. Así como los ríos
fluyen sin descanso hasta reunirse en el océano, que es la fuente de la que
proceden, y así como el fuego salta, quemándolo todo furiosamente hasta
sumirse en su propio origen, así también hemos de esforzarnos nosotros aquí,
sin descanso, hasta obtener, su gracia y volvernos uno con Él.
El único propósito de
la vida es el logro de la realización del Ser, o la libertad absoluta. La
finalidad de la vida humana es desarrollar y manifestar la Divinidad que
existe eternamente en su interior. El propósito de la vida es perder todo
sentido de personalidad diferenciada y disolverse en la Luz. El logro de la
Vida Infinita es el propósito supremo de la vida finita.
La vida en la
materia y la vida en el espíritu
La vida en el
Espíritu es la única real y eterna. La vida moderna de precipitación y de
prisa, con miedo, inseguridad, enfermedad y fricción, no es la auténtica
vida. Una vida de lujo material, de riquezas y poder, no es el fin de la
existencia. Una vida así no produce paz en la mente ni serenidad en el
espíritu.
La vida sensual no
merece la pena ser vivida. El placer sensual es como la miel mezclada con un
veneno maligno. Un grano de placer sensual se mezcla con quince de dolor. El
gozo sensual implica diversos defectos, pecados, dolores, apego, malos
hábitos e inquietudes mentales. La indulgencia en los placeres sensuales
destruye la devoción en la Divinidad y debilita la capacidad de la mente de
inquirir la Realidad. La sensualidad destruye la vida, la pureza, la
fortaleza, la vitalidad, la memoria, la riqueza, la fama y la devoción a lo
Supremo. Arrastra al hombre, al infrahombre.
La vida humana está
llena de tristeza, dolor y esclavitud. Está llena de defectos, debilidades y
limitaciones. Está llena de odio, celos, egoísmo, traición, preocupaciones,
ansiedades, enfermedades y muerte; maldad, engaño, doblez en los tratos,
competición agresiva, impurezas y oscuridad; luchas, disputas, batallas y
guerra; desilusión, desesperación y desaliento; crueldad, explotación,
agitación. Todos los objetos están revestidos con un poco de placer
imaginario, como el fino baño de oro que recubre un metal cualquiera. N
realidad, esta vida es un juego de luces y sombras. Bajo el revestimiento de
azúcar está la amarga quinina. Bajo el baño de oro no hay más que latón.
Tras los llamados placeres, hay dolor, miseria y sufrimiento. Esta vida está
llena de temores, apegos y preocupaciones.
La vida mundana es
irreal. Es ilusoria y transitoria. Es fútil y vana. Su fin es únicamente el
polvo. No hay en ella nada que hacer más que charlar, cotillear, comer y
dormir. Todo es ilusorio y doloroso. Todo es transitorio y fugaz. La
experiencia mundana no encierra ningún valor ni realidad. Sólo la Luz es
real.
Una gran cantidad de
ceros no tienen ningún valor, a menos que se les añada un 1 delante. Del
mismo modo, aun cuando se posean todas las riquezas del mundo, de nada
sirven si no se lleva una vida espiritual, si no se tiene riqueza espiritual
y no posee la realización del Ser. Es preciso vivir en el Espíritu.
La vida en lo Eterno
es la vida abundante. Es la vida espiritual interna y rica. Esta vida está
libre de tristezas y de dolor. Es plena, perfecta e independiente. Está
llena de sabiduría y de dicha eterna. Lo impregna todo y es inmutable.
Abraza la vida del
Espíritu, y te volverás puro y libre. La mayor belleza de la vida es el
sacrificio del interés propio más querido en el altar de la Verdad. Vivir
significa perseguir la verdad y superar todos los obstáculos con coraje. La
mayor alegría en la vida es la meditación en el Ser de Luz en el propio
corazón.
La lucha de la
vida
La vida es una lucha
por la plenitud y la perfección. Es una batalla por obtener la independencia
suprema. La vida es lucha y resistencia. Supone una serie de conquistas. El
hombre evoluciona, crece, se expande y gana diversas experiencias a través
de su lucha. Si deseas continuar tu existencia, la lucha se hace imperativa.
En el momento mismo en que dejes de luchar, dejarás de existir. Lucha
valientemente contra los enemigos internos en el campo de Batalla de tu
corazón. Aun una pequeña victoria, en la batalla interna con tu mente y
sentidos, desarrollarás tu fuerza de voluntad y te proporcionará seguridad y
coraje. Cuanto más dura sea la lucha, más glorioso será el triunfo. La
realización del ser exige una gran lucha.
Vive para la Luz.
Enfréntate intrépidamente a todas las dificultades y problemas de esta vida
fútil y terrena.
Controlar la mente y
los sentidos, conquistar la ira, la pasión y el egoísmo, logrando el
perfecto control de uno mismo, esto sí es el verdadero heroísmo del ser
humano. ¿Durante cuánto tiempo seguirás siendo esclavo de la pasión y los
sentidos? Afirma tu verdadera naturaleza divina y controla la mente
inferior. Éste es el camino que debes recorrer hacia la Luz.
La vida es una
escuela
Esto no significa, ni
mucho menos, que debamos ignorar la vida en el plano físico o material. La
materia es la expresión de Dios para su propio juego. La materia y el
espíritu son inseparables, como el fuego y el calor, el frío y el hielo, la
flor y la fragancia. La vida en el plano físico es una preparación
definitiva para la vida en la Realidad Absoluta. La vida es una gran escuela
para aprender muchas lecciones muy útiles, y para el desarrollo del carácter
y de las virtudes divinas. La vida es una escuela en la que cada tristeza,
cada dolor y cada aflicción enseñan una lección preciosa. La vida en la
tierra es el medio hacia la propia perfección.
El mundo es tu mejor
preceptor. Este mundo es tu mejor Guru. En cada experiencia hay una lección.
El mundo es el mejor lugar de entrenamiento para el desarrollo de diversas
virtudes divinas como la misericordia, el perdón, la tolerancia, el amor
universal, la generosidad, la nobleza, el coraje, la magnanimidad, la
paciencia, la fuerza de voluntad, etc. El mundo es un lugar para luchar
contra la naturaleza perversa y para expresar la divinidad desde el
interior. Acaba con la naturaleza inferior, que consiste en el egoísmo, la
pasión, la ira, la avaricia, el odio y los celos. Afirma tu naturaleza
divina. Vive una vida de conocimiento, discernimiento y renunciación de los
sentidos y deseos.
Métodos para
obtener el éxito en la vida espiritual
Lleva una vida simple
y modesta. No vivas para comer, sino come para vivir. No albergues envidia,
no calumnies. No digas falsedades. No engañes. No albergues malicia. Estarás
siempre alegre, feliz y sosegado.
La rectitud es la
regla de la vida. La vida humana no es tal si está desprovista de virtudes.
La sal de la vida es
el servicio desinteresado. El pan de la vida es el amor universal. La vida
no se vive ni se realiza plenamente si no sirves ni amas con intensidad a
todas las cosas. El secreto de la vida auténtica yace en el amor, el
conocimiento, el discernimiento y el servicio a la Humanidad. Vive para
ayudar a los demás. Utiliza para este menester, el amor, el conocimiento y
el discernimiento. El poder divino fluirá a través tuyo como una fuerza
vivificadora.
Estudia la vida de
los maestros y obtén de ellas inspiración. Cultiva un corazón sensible, una
mano generosa, una palabra amable, una vida de servicio, una visión
equitativa y una actitud imparcial. Tu vida alcanzará entonces de verdad la
meta prefijada.
Sirve, ama, da,
purifícate y medita. Tu viaje te llevará inexorablemente a la Luz.
Descubrirás resplandecientes tesoros dentro de ti. Descubrirás al Uno. Serás
fuerte, sano, libre, agradable, feliz y pacífico. Inspirarás y bendecirás a
cuantos se crucen en tu camino.
Haz de la vida un
gozo constante. Goza con la verdad. Goza con la austeridad. Goza con la
caridad. Ese gozo está dentro de ti.
Lleva una vida
sencilla. Lleva una vida ordenada. Considera cada día como si fuese en
último, y utiliza cada segundo posible para la meditación y el servicio.
Vive en el presente,
olvida el pasado. Abandona las esperanzas del futuro. Vive el presente
precioso, en él, tienes todo lo necesario para realizarte.
Entiende bien el
significado de la vida, y comienza tu búsqueda. La vida es el mayor regalo.
Utiliza cada segundo provechosamente. El éxito llega a menudo a quienes
arriesgan y actúan. Pero raramente le llega a los tímidos y apocados de
espíritu.
La unidad de la
vida
Contempla la vida
como un todo. Ten una visión amplia de la vida. Toda la vida es una. Toda la
vida procede de lo Absoluto, que es la única Realidad. La Luz respira en
toda vida. Todo es una misma cosa. El mundo es un solo hogar. Todos somos
miembros de la misma familia. La creación entera es un todo orgánico. Ningún
hombre es independiente de ese todo.
La unidad es la vida
eterna. Cultiva el amor universal. Inclúyelo todo. Abrázalo todo. Reconoce
el valor de los demás. Destruye todas las barreras que separan a un hombre
de otro. Reconoce el principio no dual, la esencia inmortal presente en
todas las criaturas. Protege a los animales. No comas carne. Considera toda
vida como sagrada. Entonces, este mundo parecerá un paraíso de belleza, un
cielo de paz y tranquilidad. No tendremos que buscar ningún paraíso lejano,
lo tendremos aquí.
Sonríe junto a la
flor y verde hierba. Tiende tu mano a los arbustos, abraza a los árboles.
Juega con las mariposas y los pájaros. Habla al arco iris, al viento, a las
estrellas y al Sol. Conversa con los riachuelos saltarines y con las olas
del mar.
Entonces
disfrutarás de una vida amplia, perfecta, rica y plena. Realizarás la
unidad de la vida. Apenas puede describirse con palabras. Tendrás que
sentirlo por ti mismo.
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