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LA SEXUALIDAD DEL ADOLESCENTE
Hasta pasada la pubertad el comportamiento sexual no tomará forma
definitiva.
Anna Freud
La
sexualidad forma parte de la vida de las personas y es una de sus necesidades
más importantes. La adolescencia es la etapa evolutiva donde se vive con mayor
intensidad la necesidad sexual y afectiva, provocada por los cambios físicos y
psicológicos que acontecen en la misma.
En nuestra sociedad, un porcentaje elevado de los adolescentes mantienen
relaciones sexuales, por eso se hace necesaria su educación y la de sus familias
en este aspecto. La mayoría de los padres encuentran sumamente difícil hablar a
sus hijos sobre sexo: relaciones heterosexuales, anticonceptivos,
homosexualidad, masturbación, prevención de enfermedades de transmisión
sexual... Estos temas no se abordan, pero son precisamente hacia los que los
jóvenes experimentan más ansiedad, curiosidad, inseguridad... La información que
no encuentran en casa la consiguen en sus relaciones con los amigos y esto no
siempre es positivo, porque, a veces, y aunque nos parezca mentira, siguen
transmitiéndose ideas erróneas entre los grupos de adolescentes, como por
ejemplo: «La primera vez, aunque no te pongas preservativo, no te pasa nada y
siempre tienes la píldora del día después»; «no creo que esta chica me pegue
ninguna enfermedad»; «el sida es un problema de los gays»...
Los adolescentes experimentan por primera vez las pulsiones sexuales con gran
fuerza, sienten gran curiosidad por llevarlas a la práctica y también una gran
ansiedad por los cambios que ellos mismos padecen. Se inquietan por sentimientos
que no comprenden, tienen dudas sobre su propio valor y atractivo, y encuentran
muy duro ponerse límites por sí mismos. También les resulta difícil hablar y se
preocupan por las posibles reacciones de sus padres.
Dar información no significa incitar a la actividad sexual, sino enseñar a
reflexionar sobre ella, a conocerse, a respetarse a uno mismo y a los demás. Los
accidentes que ocurren son por lo común resultado de un saber insuficiente, de
no haber encontrado la franqueza necesaria en tos adultos, que podrían haber
preparado a sus hijos para las experiencias nuevas en ese campo.
La educación sexual no es únicamente informar sobre los órganos sexuales, la
reproducción o los anticonceptivos, sino hablar también de comunicación, de
respeto, de afectividad, de responsabilidad y de placer.

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