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Advertencia.
Teniendo en cuenta la naturaleza impresionable de los niños, algo que los
padres y profesores deben intentar evitar, a toda costa, es cualquier
adoctrinamiento que pudiera enmascarar un culto o sectarismo, por muy vago
que sea. El adoctrinamiento consiste en inculcar una creencia en algo sin
haber facilitado, previamente, los instrumentos necesarios para que cada
cual sea capaz de valorarlo desde su perspectiva humana y, llegado el caso,
de rechazarlo si lo considera oportuno. La meditación no es un culto y, por
lo tanto, no es exclusiva de ninguna religión o filosofía. Alguna vez, en
este este espacio se hace referencia a Buda y al budismo, pero eso sólo se
debe a que Buda fue el primero que intentó explicar, de un modo sistemático,
la teoría y la práctica que subyace detrás de la meditación. Quede, pues,
bien claro que esta obra no es una apología del budismo ni de ningún tipo de
creencia sectarista.
A menos que estés trabajando precisamente en una iglesia, escuela o
congregación religiosa, es importante que enseñes a meditar sin la
parafernalia y el ceremonial que llevan implícitas las diferentes
confesionalidades, y sin la vaguedad de la conocimiento que se suele
clasificar como Nueva Era. Muchos padres se opondrán a que sus hijos
aprendan a meditar si creen que les están introduciendo en líneas de
pensamiento que ellos mismos desaprueban. Es cierto que algunos ejercicios
de meditación para niños se basan en una ciencia extremadamente dudosa. Por
ejemplo, pueden ordenar al meditador que dirija "haces luminosos" a los
árboles y flores, o que "envíe energía de un niño a otro". Estos ejercicios
los han escrito hombres y mujeres sinceros. Lo que ocurre es que vivimos en
un mundo en el que mucha gente considera las líneas de pensamiento en las
que se basan, en el mejor de los casos, como una absoluta pérdida de tiempo,
y en el peor, como un fraude o un engaño. Por lo tanto, es preferible que
los meditadores eviten estos enfoques esotéricos, por decirlo de algún modo,
hasta que tengan la edad, la experiencia y la madurez suficientes para tomar
sus propias decisiones acerca de su valor.
Existe una gran diferencia entre estimular a los niños para que usen su
imaginación y hacerles viajar por senderos de una fantasía sin sentido. Sin
embargo, lo realmente importante es respetar esa frontera, tanto por el bien
de los niños corno por el de sus padres.
Si trabajas en una escuela, probablemente necesitarás la aprobación del
coordinador escolar y quizá también la de los padres, sobre todo si se trata
de algo más que simples técnicas de meditación para la relajación física.
Esa aprobación no suele ser difícil de obtener, siempre que sea capaz de
exponer claramente sus objetivos y las prácticas de meditación que pretende
llevar a cabo. |
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