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Ambiente hostil.
Intolerancia y agresividad
Vivimos en un entorno
muchas veces adverso y agresivo. En medio de personas que hacen cada vez más
uso de un lenguaje grosero y procaz, donde se nota el odio, la agresión, la
difamación. Coexistimos en medio de luchas y confrontaciones en un ambiente
de antagonismo y rivalidad. Sin contar el sentimiento de inseguridad que se
va sumando en contra de nuestra calidad de vida.
Qué diferente sería hallarse en una sociedad donde se practicara la empatía,
la adhesión, la solidaridad, la camaradería, el compañerismo y la
fraternidad. Es decir, convivir en un contexto de amistad. Un gesto de
cortesía, un "buenos días", un "por favor", unas "gracias", darle paso a
alguien, tratar con respeto a los que nos rodean, con amor hacia todos los
ancianos y los menores, una sonrisa para el que nos atiende o al que
atendemos, son elementos muy importantes para aumentar nuestra felicidad y
marcar la diferencia con el descontento y la adversidad.
Una sociedad no puede enseñar que la beligerancia, la pugna, la lucha, la
enemistad y el conflicto, sean los mecanismos inteligentes para subir o
ascender socialmente. Esta conflagración social, sin importar los costos, se
ha ido afianzando y generalizando a todos los ámbitos y la conducta de un
sinnúmero de personas se ha convertido en un "quítate tú para ponerme yo".
Es el culto a la contrariedad, a la rivalidad y a la enemistad.
Todo ello, producto de la falta de tolerancia. Palabra clave que viene de
soportar y sostener. Es el respeto a las ideas, creencias y formas de vida
de los demás, aunque sean diferentes o contrarias a las nuestras. Es el
aceptar que los seres humanos no somos ni pensamos iguales pero que aun así
podemos convivir en armonía.
Tolerancia no es dejar de ser o pensar de nuestra manera, no es hacer
concesiones, es simplemente consentir que los demás también tienen el
derecho de pensar o de ser a su estilo. Incluso, podemos tolerar algo o a
alguien aunque no nos guste ni estemos de acuerdo con la situación o con la
persona.
La violencia, los desacuerdos y las discrepancias se contrarrestan
aprendiendo el respeto al marco legal justo que nos permite congregarnos
como comunidades y a la tolerancia al semejante.
Si queremos vivir en paz tenemos que ser tolerantes. La historia nos
demuestra que cuando los ciudadanos de una sociedad ignoran la tolerancia y
la concordia, pronto aparecen los conflictos, la intransigencia y el
fanatismo y de allí a la exaltación, la hostilidad, la agresión, hasta la
guerra civil solamente habrá un paso. La tolerancia es la vía de la
conciliación y la avenencia entre todos. |
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