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El arte y las alteraciones psíquicas. Genio y locura.

El arte es fundamentalmente un modo de expresión del psiquismo de quien lo produce. Por tanto, resulta lógico que las diversas alteraciones psíquicas se manifiesten también a través de la producción artística. Salvando todas las peculiaridades personales, hay una serie de rasgos o características generales que son comunes a todas las formas de producción artística realizadas durante el padecimiento de algún trastorno psicopatológico.

La depresión suele influir disminuyendo el impulso a la actividad y, generalmente, disminuyendo la creatividad de quien la padece; especialmente si se trata de depresiones inhibidas, con lo que la producción artística se vuelve más pobre y escasa. Hay que distinguir la depresión de las distimias depresivas o incluso meros descensos ocasionales del estado de ánimo, que no constituyen una depresión, sino la expresión de oscilaciones de la afectividad, más o menos normales, que a veces cursan precisamente estimulando la producción artística. Es frecuente ver cómo alguna persona que se halla preocupada o con un estado de ánimo descendido (pero sin llegar a tener una depresión) tiende a escribir o a otra forma de producción artística como una variante de comunicación y desahogo de lo que siente en esos momentos.

En la auténtica depresión suele haber un empobrecimiento, en líneas generales, del pensamiento, de la actividad y la creatividad que se acompaña de enlentecimiento en esos mismos niveles. Los contenidos de la producción artística del depresivo suelen tomar un cierto colorido sombrío y pesimista. Por ejemplo, en la pintura, se suelen utilizar colores fríos y oscuros, como el negro, el marrón, el azul marino, etc. La temática elegida está relacionada a menudo con la muerte, grandes desgracias, catástrofes, con el dolor o la enfermedad, con la destrucción, o con una visión profundamente pesimista del ser humano, de la vida y del futuro en general. Los rasgos del trazo suelen ser rígidos, duros, ásperos, y denotan muchas veces una gran tensión emocional y componentes agresivos. Las sombras suelen ser amplias, acentuadas y la composición es, con frecuencia, más simple de lo habitual. El conjunto suele ofrecer una imagen de crudo dramatismo, muchas veces patética, que corresponde al intenso sufrimiento y la falta de salidas que el artista vive en esos momentos.

Durante la fase maníaca de las psicosis maniacodepresivas, también llamadas depresiones bipolares, sucede un poco lo contrario. Hay una exaltación del estado de ánimo (bipertimia) que conduce a una continua actividad, pero ésta es escasamente productiva, ya que se suelen comenzar muchas cosas que difícilmente se acaban, al pasar de una forma casi continua de una actividad a otra. La producción artística suele ser muy espontánea, producto de la intensa desinhibición psicomotriz que caracteriza a la enfermedad. En pintura, los trazos son libres, muchas veces exagerados, sin límites. Los colores suelen ser claros, pero, sobre todo, muy vivos y llamativos. El cuadro permanece inacabado, o bien, queda muy poco perfilado, ya que rápidamente se da por concluido. El artista está en esos momentos muy orgulloso de su propia obra.

En la psicosis, particularmente en la esquizofrenia, también se producen variaciones significativas en la producción artística que casi siempre está relacionada con los contenidos del sistema delirante propio de este tipo de trastornos psicopatológicos, resultando más o menos incomprensible para todos excepto para su creador. Abunda generalmente el lenguaje simbólico, en todas las formas de expresión artística, y a veces se crean nuevas palabras (neologismos) para expresar conceptos nuevos que surgen del propio delirio, o conceptos que se pretende representar.

Se ha discutido sobre el presunto aumento de la creatividad a que pueden dar lugar tóxicos como el alcohol o las drogas. En general, lo que producen estas sustancias es una desinhibición que puede dar lugar a una creación artística más libre, más espontánea, pero no incrementa la creatividad propiamente dicha. Algunas drogas, como las anfetaminas, pueden aumentar la capacidad de concentración a corto plazo, aunque a la larga producen deterioro psicofísico. La cocaína puede dar lugar a cierta agilidad intelectual a la vez que elimina el cansancio, con lo que a corto plazo y en algún momento puede facilitar que la producción artística tome algún camino inusual en esa persona. Algunos artistas dicen haberse inspirado en experiencias artificialmente vividas mediante el consumo de ciertos alucinógenos al realizar alguna de sus producciones, pero está más que comprobado que sobre todo a medio y largo plazo, este tipo de tóxicos terminan anulando la capacidad creativa y las dotes artísticas, a la vez que destruyen profundamente la personalidad de la persona que los consume.

 

 

 

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