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¿Biología, cultura o
ambas?
Hay quienes atribuyen las dificultades asociadas con la menopausia a la
biología (en concreto, a las hormonas), y algunos a la cultura y a las
expectativas.
Desde el punto de vista biológico, los problemas menopáusicos parecen
deberse al estado hormonal de la mujer. En concreto, parece que los síntomas
están relacionados con los bajos niveles de estrógenos o con el
desequilibrio hormonal.
La primera hipótesis, denominada teoría de la deficiencia de estrógenos, es
la que se ha sometido a un mayor número de investigaciones. Los defensores
de la misma dicen que los síntomas físicos, como los sofocos, y los síntomas
psicológicos, como la depresión, se deben a la disminución de la cantidad de
estrógenos en el organismo. Conviene señalar también que, con respecto a las
hormonas, esta fase es semejante a la premenstrual, con sus niveles de
estrógenos disminuidos, y que los síntomas psicológicos también son
similares: depresión e irritabilidad.
La mejor prueba de la teoría de la deficiencia de estrógenos consiste en el
éxito de la terapia de su reposición. Los médicos pueden recetarlos, bien en
su forma natural (Premarirí), bien en forma sintética (Stilbestrol,
Clinavagin Neomicina cuyo principio activo es dietilestilbestrol; Progynon ,
Progynova, cuyo principio activo es estradiol; Meprane, cuyo principio
activo es prometoestrol)
La terapia de reposición de estrógenos resulta muy satisfactoria para
aliviar los síntomas menopáusicos relacionados con su bajo nivel, como
sofocos, sudores, manos y pies fríos, osteoporosis (huesos quebradizos) y
secreciones vaginales. También puede aliviar los síntomas psicológicos, como
la irritabilidad y la depresión. El éxito de esta terapia indica que los
bajos niveles de estrógenos provocan síntomas menopáusicos y que los niveles
crecientes de los mismos los alivian.
Los beneficios de la terapia de reposición de estrógenos deben sopesarse en
relación con sus posibles peligros, porque van aumentando las pruebas que la
relacionan con el cáncer de útero. Por otra parte, la reposición de
estrógenos protege a la mujer contra la osteoporosis (huesos quebradizos),
que puede provocar la fractura de la cadera, la cual, a su vez, puede
ocasionar la muerte. Anualmente, fallecen más mujeres a causa de fractura de
cadera que por cáncer de endometrio. En consecuencia, teniendo en cuenta
pros y contras, la reposición de estrógenos no sólo resulta relativamente
segura, sino también bastante saludable.
Por otro lado, los defensores del punto de vista ambientalista señalan que
las fuerzas culturales pueden contribuir al estrés psicológico de la mujer
en la menopausia. Desde el punto de vista psicológico, el mismo proceso de
envejecimiento puede resultar estresante en nuestra cultura orientada a la
juventud. Los años de la menopausia recuerdan necesariamente a la mujer que
está envejeciendo y que ya no puede tener hijos. Para las mujeres que
conceden gran importancia a la maternidad, esta realidad es difícil de
asumir, desde el punto de vista psicológico. En otro espacio hemos revisado
las investigaciones sobre el síndrome del nido vacío y hemos visto que
algunas investigadoras cuestionan que este momento resulte depresivo para
las mujeres. Más aún, indicábamos allí que los síntomas de la menopausia no
aparecen en las mujeres cuyas culturas les otorgan un ascenso de categoría
cuando llegan a esta edad.
Nos hallamos ante un fuerte sesgo cultural orientado a esperar los síntomas
de la menopausia. Así, cualquier peculiaridad que aparezca en la conducta de
una mujer de mediana edad se achaca al "cambio". Se convierte, al mismo
tiempo, en causa y en explicación de todos los problemas y quejas de la
mujer de mediana edad. Habida cuenta de tales expectativas, no sorprende en
absoluto que la mayoría de las personas perciba signos de los síntomas
menopáusicos. Resulta paradójico que los aspectos idiosincrásicos de las
mujeres en edad de tener hijos se achaquen a la menstruación y que los
problemas que experimentan las mujeres que superan esa edad se atribuyan a
su ausencia.
Parece razonable concluir, a modo de resolución de esta controversia entre
biología y cultura, que es probable que los síntomas físicos de la
menopausia, como los sofocos, se deban al descenso de los niveles de
estrógenos y que los síntomas psicológicos, como la depresión, correspondan
a los bajos niveles de estrógenos, al estrés impuesto por la cultura o a la
interacción de ambos. |
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