CÓMO
SUPERAR EL MIEDO
El miedo
infantil es relativamente fácil de reducir, basta crear alrededor del niño un
ambiente de seguridad y confianza. En el adulto el miedo se relaciona con la
situación que lo origina, al ceder ésta lo hace el temor. En los miedos que
entran en el campo de lo patológico hay que poner en marcha medidas especiales:
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Utilización de fármacos. De forma experimental y luego en la práctica se usan
los fármacos para reducir la ansiedad y la angustia que acompañan (o generan) el
miedo: se trata básicamente de ansiolíticos, que son una medida paliativa a
corto plazo, pero que no hacen desaparecer definitivamente el miedo. Se emplea
también el «efecto placebo» que consiste en administrar al sujeto un fármaco
inocuo, por ejemplo, cápsulas con azúcar: él cree que toma un medicamento y
psicológicamente adquiere una seguridad.
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Extinción experimental. Se apoya en técnicas psicológicas que someten al sujeto
al objeto de su miedo de forma que, en teoría, se acostumbra a él y deja de
temerlo. Hay dos formas de hacerlo, la desensibilización sistemática y la
inundación. La desensibilización sistemática consiste en someterle poco a poco a
estímulos crecientes y en la inundación se le enfrenta directamente al objeto de
su miedo. Por ejemplo, si alguien teme a los espacios abiertos, se le puede ir
alejando poco a poco de su casa a una distancia cada vez mayor, o bien dejarlo
de pronto en mitad de un parque.
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Psicoterapia. A través de esta técnica se enseña al sujeto a tener menos miedo,
se le facilitan formas de conducta más efectivas y se refuerzan los logros que
va teniendo frente a sus temores. El sujeto debe «saber lo que hay que esperar y
hacer en cada situación» de forma que el miedo nunca lo pillará desprevenido. En
la psicoterapia de orientación psicoanalítica se intenta buscar el origen del
miedo y una vez descubierto el conflicto primario, se trata. Una vez solucionado
el conflicto se corrige el miedo.
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Relajación. Las distintas técnicas de relajación facilitan el autodominio y
controlan los efectos neurovegetativos del miedo, así éste es menor o incluso no
llega a aparecer.
El miedo
a quedarse solo en casa es un miedo muy particular; estadísticamente es muy
frecuente entre las mujeres, sobre todo en el medio urbano. Puede desencadenarse
tras una experiencia negativa y es perfectamente comprensible. Si aparece sin
antecedentes existe una base de realidad (es posible ser objeto de un atraco),
pero en muchos casos se trata de una fobia con raíces psicológicas más
profundas. Si es soportable no requiere un tratamiento especial; en caso
contrario se pueden poner en marcha las técnicas que hemos descrito para el
tratamiento del miedo o las específicas de las fobias si el miedo es en realidad
una fobia.