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La practica de los valores fundamentales del alma en la vida cotidiana
III
10) La sencillez. Puede uno decidir conscientemente vivir en medio de la
mayor sencillez posible. Eso tiene por efecto, en particular, llevarnos a lo
esencial.
11) La alegría, el agradecimiento. La alegría es una cualidad fundamental
del alma. Puede uno empezar a desarrollarla cultivando el optimismo:
decidir, simplemente, considerar «el vaso medio lleno en vez de medio
vacío». Es una percepción de las cosas que uno puede elegir libremente.
Cultivad el gozo y la alegría, sabiendo que la depresión... y una
sensibilidad exagerada, a las críticas de los demás conducen al discípulo a
un estado de inutilidad casi total. El gozo está basado en la confianza en
el Dios interior, en una apreciación justa del elemento tiempo, y en el
olvido de sí mismo... El sufrimiento nace cuando se rebela el yo inferior.
Dirigid ese yo inferior, eliminad el deseo, y todo será alegría.
Si uno tiene mucha carga emocional en el inconsciente, la alegría, lo mismo
que otras muchas cualidades del alma, no está a su alcance, por supuesto,
aunque se esfuerce conscientemente por manifestarla. Para encontrar la
verdadera alegría de vivir, serena y profunda, independiente de las
circunstancias, tendrá que hacer un trabajo de sanación emocional, de
liberación del pasado. Pero, en un primer estadio, se puede abrir ya la
puerta a esa energía decidiendo conscientemente la actitud que queremos
adoptar.
El agradecimiento es también una ayuda preciosa en el camino. Los aspectos
maso y oral de la personalidad bloquean el acceso a esa energía que, sin
embargo, es muy beneficiosa. Cuanto más insatisfechos estamos, más razones
nos aporta la vida para estarlo. Cuanto más expresamos nuestra gratitud, más
razones de agradecimiento nos aporta la vida. Así están hechas las leyes
energéticas del universo.
Sugerencia práctica: Dé gracias todas las mañanas por todos los aspectos
positivos de su vida, de la forma más concreta posible. Piense también en
todos los seres de este planeta que no tienen ni la décima parte de lo que
usted tiene, y envíeles pensamientos de amor y de luz. Ponga en el espejo
del cuarto de baño un letrero que diga, por ejemplo: «Hoy decido ser feliz,
y doy gracias por todo lo que tengo y por todo lo que soy».
12) El desprendimiento es más difícil de practicar mediante una elección
consciente, pero también se puede conseguir en cierta medida. La dinámica
del cambio de contexto que se ha expuesto en espacios anteriores puede ser
de gran ayuda para empezar a vivir el desprendimiento, siempre y cuando no
tenga uno mucha carga emocional en sus memorias.
13) El buen humor. Cuando uno cae en un exceso de seriedad o en la
dramatización, se da cuenta enseguida si está suficientemente atento a sí
mismo. La práctica del buen humor permite volver a poner las cosas en su
sitio; además, ayuda a quitar dramatismo a las situaciones. Las estructuras
maso y oral, en particular, deben cultivar esta cualidad. Cada uno ha de
buscar sus pequeños trucos para reírse cuando las cosas se ponen demasiado
dramáticas.
14) La capacidad de utilizar los momentos de crisis. Saber utilizar las
dificultades y las crisis es un factor decisivo para avanzar por el camino.
He aquí lo que nos dice Christiane Singer con su gran inspiración:
“A lo largo del camino, he llegado a la convicción de que las catástrofes
están ahí para evitar lo peor. Y lo peor..., ¿cómo podría yo expresar qué es
lo peor? Lo peor de todo es haber atravesado la vida sin naufragios, haberse
quedado siempre en la superficie de las cosas, haber danzado en el baile de
las sombras, haber chapoteado en la ciénaga de las habladurías, de las
apariencias, no haberse precipitado nunca hacia otra dimensión. En la
sociedad en la que vivimos, verdaderamente las crisis son lo mejor que
tenemos para entrar en otra dimensión (cuando no tenemos un maestro a mano,
claro). Lo que más le interesa a la sociedad, su mayor ambición, es desviar
nuestra atención de lo que en realidad es importante... Es una inmensa
conspiración, la más gigantesca conspiración de una civilización contra el
alma, contra el espíritu. En una sociedad en la que todos los caminos están
interceptados, en los que no hay ninguna señal indicadora, hacia lo
profundo, sólo la crisis puede romper esos muros que nos rodean”.
Aceptar las crisis, grandes o pequeñas, y las dificultades de la vida
cotidiana como una enseñanza y una oportunidad de crecimiento que la vida
nos ofrece, nos ayuda enormemente a dar grandes pasos hacia la luz de
nuestra alma.
Sugerencia práctica: Para aceptar las dificultades deforma dinámica y
constructiva, podría usted eliminar de su vocabulario la palabra
«problema.», que tiene una carga muy negativa, y sustituirla por sistema por
la palabra «oportunidad».
No crea que el cambio de vocabulario es banal. Supone un cambio de actitud
fundamental que hace pasar de la resistencia del ego a la potencia creadora
del Ser. Cuando deje de resistir a los problemas, cuando los acepte y los
contemple como ocasiones que la vida le ofrece para desarrollar sus
cualidades, se dará cuenta de que tiene muchos recursos interiores para
hacer frente a sus dificultades. Al hacer esto, ya habrá dado un paso
esencial para salir de la influencia del mecanismo del ego que, pretendiendo
siempre el menor esfuerzo y oponiendo la mayor resistencia, le impide tener
acceso a la potencia de su alma.
Aceptar serenamente las dificultades y utilizarlas como oportunidades de
crecimiento no siempre es fácil, sobre todo cuando llevan consigo una gran
carga emocional. El principio de responsabilidad-atracción-creación, es un
instrumento de consciencia que facilita enormemente la aceptación y permite
el acceso al propio poder.
15) Salir de la inercia. El ego resiste a las dificultades, trata de hacer
el menor esfuerzo posible y desea una vida «sin problemas», como ya hemos
visto. Ésta es una cuestión bien conocida por las tradiciones espirituales:
la inercia, llamada también «tamas», es uno de los mayores obstáculos en el
camino de la transformación. Tendremos que luchar contra esa dinámica, que,
por supuesto, exigirá una gran fuerza de voluntad. Las soluciones de
facilidad no han llevado nunca a ningún sitio. Si sólo hacemos lo que nos
place, y cuando nos apetece, somos como veletas girando al viento de
nuestras corrientes emocionales; y eso no nos hace avanzar por el camino.
Dominar la inercia es dominar uno de los aspectos más limitadores del ego.
No olvidemos que, para adquirir el dominio de la personalidad, la vida nos
pone a prueba y nos entrena precisamente en lo cotidiano, no sólo en los
momentos de meditación o cuando realizamos ejercicios especiales.
Sugerencia práctica: La práctica de cualquier disciplina que haya que
realizar con regularidad sirve para luchar contra la inercia (la flauta
dulce, la marcha, los ejercicios de gimnasia en el trapecio, el tiro al
arco, etc.). Realice sus ejercicios pase lo que pase, aunque no tenga ganas.
Cualquiera que sea la disciplina que practique, hágalo con regularidad.
Ejercítese para remontar la inercia: le ayudará a superarse.
16) El ejercicio de la voluntad. Este aspecto ha sido comentado
anteriormente. Ya vemos que, para practicar lo que precede, habrá que tener
una voluntad firme, flexible, inteligente y amante. Buena voluntad, en una
palabra. Sin ella, ningún avance es posible.
Aparte de las cualidades del alma que acabamos de señalar y que habrá que
potenciar en la vida cotidiana, hay un aspecto de la actividad humana en
particular que es un poderoso agente de transformación: el servicio.
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