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LA COMPRENSIÓN Y LA ESENCIA
La Esencia que cada uno de nosotros lleva en su interior, viene de arriba,
del Cielo, de las estrellas. La preciosa Esencia maravillosa proviene de
la Vía Láctea, la Galaxia en que vivimos, entra en este mundo y penetra en
nuestro propio interior. Nuestros padres crearon el cuerpo apropiado para
la recepción de esta Esencia que viene de las Estrellas.
Viviendo con intensidad la vida espiritual, sacrificándonos por nuestros
semejantes, iremos elevando el grado de nuestra propia consciencia y
entraremos a vivir en un mundo superior en el que regirán la sensibilidad
y el amor.
Nosotros estamos viviendo en este plano por algún motivo, para algo, por
algún factor especial. Es obvio, en nosotros hay muchos aspectos que
tenemos que ver, estudiar y comprender, si es que en realidad deseamos
saber algo sobre nosotros mismos, sobre nuestra propia vida. Pero hay unos
pocos aspectos de nuestra personalidad que debemos conocer, comprender y
trabajar.
Trágica es la existencia de aquel que muere sin haber conocido el motivo
de su vida. Cada uno de nosotros debe descubrir por si mismo el sentido de
su propia vida, aquello que lo mantiene prisionero en la cárcel del dolor.
Hay en cada uno de nosotros algo que nos amarga la vida y contra lo cual
necesitamos enfrentarnos firmemente. No es indispensable que continuemos
viviendo en la desgracia, es imprescindible reducir a polvareda cósmica
eso que nos hace tan débiles e infelices.
De nada sirve engreírnos con títulos, honores, diplomas, dinero, vano
racionalismo subjetivo, consabidas virtudes, etc. No debemos olvidar jamás
que la hipocrecía y las tontas vanidades de la falsa personalidad, hacen
de nosotros gentes torpes, rancias, retardatarias, reaccionarias,
incapaces para ver lo nuevo.
La muerte tiene muchos significados, tanto positivos como negativos.
Consideremos aquella magnífica observación de Cristo: "Que los muertos
sepulten a sus muertos".Muchas gentes, aunque viven, de hecho están
muertas para todo posible trabajo espiritual y por ello, para cualquier
transformación íntima.
Son personas embotelladas entre sus dogmas y sus creencias. Gentes
petrificadas en los recuerdos de muchos ayeres; individuos llenos de
prejuicios ancestrales; personas esclavas del que dirán, espantosamente
tibias, indiferentes, a veces "sabihondas" convencidas de estar en la
verdad porque así se lo dijeron, etc. No quieren esas gentes entender que
este mundo es un "gimnasio psicológico" mediante el cual sería posible
aniquilar esa fealdad secreta que todos llevamos dentro.
Si esas pobres gentes comprendieran el estado tan lamentable en que se
encuentran, temblarían de horror.
Sin embargo, estas personas piensan siempre de si mismas lo mejor; se
jactan de sus virtudes, se sienten perfectas, bondadosas, serviciales,
nobles, caritativas, inteligentes, cumplidoras de sus deberes, etc. La
vida cotidiana es formidable como escuela que es, pero es absolutamente
absurdo tomarla como un fin en si misma.
Quienes toman la vida como un fin en si misma, tal como se vive
diariamente, no han comprendido la necesidad de vivir espiritualmente para
lograr una transformación radical de ellos mismos y de la sociedad.
Desgraciadamente el rebaño humano vive mecánicamente, nunca han oído decir
algo sobre la vida espiritual, sobre el trabajo interior. Cambiar es
necesario, pero las gentes no saben como cambiar; sufren mucho y ni
siquiera saben porque sufren. |
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