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PROBLEMAS DEL CONSUMO
DE ALCOHOL
Hasta ahora había sido un dato constante que el número de adolescentes
consumidores de alcohol, así como la cantidad ingerida, era mayor en los
varones que en las mujeres. No obstante, estas diferencias por sexo están
disminuyendo en los últimos años: prácticamente no existen diferencias
significativas en cuanto a la edad de inicio en el consumo y en cuanto al
consumo de fin de semana es muy semejante para ambos sexos.
Las costumbres van cambiando. En España, por ejemplo, el alcohol se consumía
tradicionalmente con las comidas por la mayoría de la población y su abuso
se manifestaba por los efectos a largo plazo de un consumo diario excesivo.
Actualmente, muchos adolescentes no beben a diario, pero en cambio pueden
ingerir grandes cantidades de alcohol durante el fin de semana (el producto
más consumido es la cerveza -la popular "litrona"-, seguido del vino, y en
menor proporción los licores).
Se buscan en muchos casos, sobre todo entre los adolescentes más jóvenes,
los efectos psicoactivos del alcohol. "¡Hay que colocarse (emborracharse) lo
más rápidamente posible!", parece ser un eslogan de moda, y cualquier
combinación de alcohol es es válida para este fin. Estadísticamente, el día
de mayor consumo es el sábado, seguido del viernes y el domingo. Los más
jóvenes beben alcohol sobre todo las tardes del fin de semana, y a partir de
los 17 años se consume en las noches del viernes, sábado y domingo.
Y, a menudo, todo empieza en la familia. En las celebraciones y fiestas
familiares, que es donde se consume alcohol predominantemente hasta los 14
años. Luego, a partir de los 15 años, comienza el predominio del consumo de
alcohol en "ocasiones sociales" con amigos (como en todas las
drogadicciones, la influencia de los compañeros y amigos -los grupos de
pares- es 1 crucial). Sabemos también que el alcoholismo en padres y
hermanos mayores favorece la iniciación del adolescente (hay estudios que
apuntan hacia una transmisión genética de la propensión al alcoholismo en
los varones). La iniciación precoz al alcohol se asocia con las
características comportamentales de impulsividad y agresividad del
adolescente. Y cuanto más jóvenes comienzan a beber alcohol, más pronto
presentan un patrón de consumo elevado y sufren más problemas posteriores
como consecuencia de este consumo, en comparación con los que comienzan más
tarde.
Todo el mundo sabe que el consumo de alcohol se asocia a un mayor riesgo de
padecer enfermedades y otros problemas. A nivel físico, por ejemplo, se
presentan el síndrome de dependencia alcohólica (SDA) o alcoholismo; las
enfermedades cardiovasculares; los trastornos neurológicos y la cirrosis
hepática. En la esfera psicológica tenemos el cuadro de intoxicación
alcohólica aguda (embriaguez) que puede llevar al coma e incluso a la
muerte; el síndrome de abstinencia alcohólica (la popular "resaca");
posteriores demencias asociadas al alcoholismo; trastornos depresivos o
suicidio. Graves problemas de índole social repercuten enormemente en la
familia cuando hay un miembro alcohólico, en el trabajo, en los accidentes
de tráfico, en las actitudes violentas y delictivas.
Un motivo para beber frecuentemente argumentado por los adolescentes es el
"ligue", ya que les facilita la interacción; sin embargo, el consumo de
alcohol incrementa el riesgo de relaciones sexuales peligrosas (sin
protección frente al sida u otras enfermedades de transmisión sexual). Aquí
hay que advertir que las mujeres tienen problemas con el alcohol con un
consumo mucho más bajo que los varones, y esto debería ser expuesto en los
programas de prevención del embarazo. También los adolescentes bebedores
tienen más problemas de relación, en forma de peleas y riñas con los amigos.
El alcohol, como depresor de las funciones intelectuales, puede afectar al
aprendizaje escolar, dándose una mayor frecuencia de problemas escolares
(retrasos, indisciplina en clase, abandono de estudios) entre los
adolescentes que lo consumen que entre los que no lo hacen. Por último, hay
que constatar el problema gravísimo del suicidio (hay tasas de suicidio de 9
a 22 veces más altas entre los alcohólicos que en la población general). El
perfil del adolescente que presenta intento de suicidio tiene, entre otros
rasgos, el ser consumidor de alcohol y/o tóxicos ilegales. Existe una
relación entre el consumo de alcohol y marihuana y el suicidio (aunque esta
relación no es tan fuerte como la encontrada en relación con el uso de
cocaína). La explicación está en que con el uso de estas sustancias se
incrementa la impulsividad facilitando la conducta de suicidio. |
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