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LAS LESBIANAS Y
LA DISCRIMINACIÓN
Sin duda, la homofobia de la sociedad y la discriminación en contra de los
homosexuales forman parte de la experiencia de las lesbianas. Existen
numerosos casos documentados de mujeres despedidas de sus trabajos o
licenciadas con deshonor en las fuerzas armadas tras descubrirse su
orientación sexual. Los tribunales han mantenido de forma reiterada el
derecho de los patronos a despedir a las personas, fundándose en su
orientación sexual. La lesbiana tiene que vivir con la conciencia de que le
puede ocurrir lo mismo si llega a conocerse su estilo de vida. La
alternativa consiste en negarlo en público. Por tanto, debe renegar, de cara
a la galería, de algo muy importante para ella.
Una consecuencia más sutil de la discriminación social es la prohibición de
que las lesbianas tengan niños a su cargo. En la mayoría de los países, es
ilegal que adopten niños y el lesbianismo puede servir de base para que el
padre consiga la custodia de los hijos que hubiera sido concedida a la
madre. Sin embargo, a muchas lesbianas les gustan los niños y estas
restricciones pueden constituir el origen de una enorme tristeza. En la
actualidad, en diversos países occidentales hay ciertas corrientes de
opinión favorables a la modificación parcial de esta discriminación contra
las lesbianas que, al menos, ayudará a aliviar esta tensión.
Las formas de discriminación hasta aquí aludidas son institucionales,
codificadas, en su mayoría, en nuestro sistema legal. Otras formas de
discriminación son más sutiles y psicológicas, entrando en liza el
estereotipo de la lesbiana, que se supone poco femenina o, incluso, hombruna
y, desde luego, enemiga de los hombres. En un estudio, se proporcionaron a
los participantes descripciones escritas y grabadas en cinta magnetofónica
de una de las siguientes clases de mujeres: una mujer femenina (descrita
como femenina, emocional, cálida con respecto a los demás y bondadosa), otra
masculina (descrita como masculina, competitiva, activa y con sentimientos
de superioridad) y, en ambos casos, podían tener sentimientos hetero u
homosexuales. A continuación, los participantes clasificaron sus
percepciones respecto a la mujer que se les había descrito. A la mujer que
se presentaba como homosexual la clasificaron como más masculina que la
heterosexual, y percibieron a la mujer descrita como femenina y homosexual
como si tuviera una identidad sexual inestable y confusa. Esta clase de
estereotipos constituye otro hecho desagradable para las mujeres lesbianas.
Al considerar el estereotipo de la lesbiana en cuanto masculina, conviene
distinguir entre la identidad de género y la elección de compañero sexual.
La mayoría de las lesbianas tienen una identificación femenina (es decir,
son mujeres de manera muy definida; visten y se comportan como mujeres,
aunque optan por dirigir su amor emocional y sexual hacia otras mujeres). En
realidad, gran número de ellas han tenido relaciones heterosexuales y muchas
están o han estado casadas heterosexualmente. De acuerdo con los datos de
kinsey, alrededor del 13% de las mujeres ha tenido, al menos, una
experiencia homosexual hasta el orgasmo, pero menos del 1 % de las mujeres
son exclusivamente homosexuales durante toda su vida. |
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