|
Enfermedad crónica y
discapacidad.
Trabajar con personas mayores que sufren problemas emocionales suele
implicar trabajar con personas que padecen una enfermedad crónica y/o una
discapacidad física y que se enfrentan a la necesidad de adaptarse a ese
trastorno. Para los geropsicólogos es importante tener conocimiento sobre
enfermedades crónicas y su impacto psicológico, los tratamientos
conductuales para el dolor crónico y para la adherencia a las prescripciones
médicas, las estrategias de rehabilitación y el modo de evaluar los signos
conductuales de reacciones a la medicación.
Estas intervenciones pueden ser vistas como medicina conductual, psicología
de la salud o psicología de la rehabilitación, campos todos ellos
desarrollados gracias a la tecnología conductual. Este tipo de trabajo suele
llevar a que el profesional trabaje fuera del despacho, en hospitales,
centros de salud, residencias, programas de rehabilitación, salas de
emergencia, a la cabecera de muchas personas mayores severamente
discapacitadas. La flexibilidad del terapeuta conductual para adaptar los
programas a estos contextos es necesaria, así como su colaboración con el
resto del personal que cuida del cliente. El personal puede suponer una
ayuda extraordinaria ya que se encuentra frecuentemente en contacto con el
cliente y puede llevar a cabo los programas conductuales.
También es importante trabajar en coordinación con los médicos y el personal
de enfermería y aprender cómo hablar con ellos de las necesidades del
paciente. Muchos profesionales de la medicina se encuentran incómodos con
los aspectos emocionales, la psicosis y las amenazas de suicidio (además de
no estar entrenados para su detección y manejo), lo que revela la
importancia de la función del psicoterapeuta respecto al bienestar del
cliente.
Este aspecto del trabajo con personas mayores implica unos conocimientos y
habilidades especializados si se compara con otras áreas de la práctica
psicoterapéutica donde la dimensión física y los problemas orgánicos de la
persona pueden ser menos tenidos en cuenta sin riesgo. El aumento
proporcional de enfermedades y discapacidades con cada década de la vida y
el aumento de la relación entre lo físico y lo psicológico en la edad
avanzada hacen imposible trabajar sin la posibilidad de hablar sobre las
condiciones físicas y comprender cuándo un problema aparentemente
psicológico puede tener una causa física.
Este principio no significa que las personas que trabajan con personas
mayores deban ser médicos. Significa que el trabajo con personas mayores
suele requerir unos conocimientos básicos sobre medicina conductual así como
la habilidad para enfocar las intervenciones en la adherencia al
tratamiento, en el cambio conductual relacionado con la salud, etc. |
|