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El engaño
Cuando escuchamos de engaño lo asociamos a decepción, traición y mentira.
También, al dolor psicológico que eso conlleva. Engañar es faltar a la
verdad en lo que se dice, se hace, se cree o se piense. Asimismo, es dar a
lo falso apariencia de veracidad o provocar que alguien tenga por cierto lo
que no lo es. El autoengaño es cerrar los ojos a la realidad, por ser más
grato y cómodo aceptar la mentira, como la persona que pretende ignorar la
infidelidad de su pareja. El engaño que más ocurre es el de un ser querido o
el de la persona a quien amamos. El dolor que nos causa es porque
normalmente no podemos concebir que alguien que nos quiera nos mienta. Si un
adversario o desconocido nos engaña le llamamos estafador o mentiroso pero
si nos engaña el ser amado nos sentimos desolados. En estos casos, el engaño
más frecuente es por adulterio, pero no el único. Los hay por el manejo del
dinero, por vicios, o por temor a enfrentar la ira del otro.
Por otra parte, no solamente el engaño tiene que ver con los familiares o el
cónyuge. Sembrar falsas ilusiones también es engaño y constantemente estamos
percibiendo situaciones, informaciones, publicidad y propaganda de hechos
que crean falsas expectativas. Sin embargo, en un sinnúmero de ocasiones no
nos damos cuenta y las dejamos pasar, otras veces creemos y vivimos de esas
ilusiones hasta el punto de convertirse en verdaderas necesidades. Estas
ilusiones o espejismos nos pueden segar el entendimiento a pesar de que la
razón nos diga lo contrario.
El ser humano sabe que existe el engaño y no obstante sucumbe ante las
tretas. No siempre se está preparado para la trampa por más que se crea, se
sea inteligente o se tenga experiencia. Un dicho popular nos advierte: "Al
mejor cazador se le va la liebre".
Para enfrentar el engaño lo importante es buscar la mayor información
posible, utilizar nuestra intuición, y por ultimo, la razón antes que la
emoción. Un viejo proverbio árabe dice que la primera vez que te engañen,
será culpa del otro, pero la segunda será culpa tuya.
Cuando nos engañen lo más recomendable es superar la desesperación y los
juicios emocionales hasta donde podamos y preguntarnos cuál fue la causa,
cómo sucedió y en qué circunstancias. Qué pasó para llegar a esa situación.
Además, debemos comprender y superar el odio o el deseo de venganza. Luego
hablar con la persona que nos engañó y confrontarlo pidiendo una
explicación.
Abraham Lincoln dijo: "Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes
engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo.
todo el tiempo". |
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