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ESTRÉS
POST-TRAUMÁTICO
El estrés postraumático es un trastorno psicológico que suele aparecer
después de ocurrir un acontecimiento traumático que se sufra, individual o
colectivamente, o por suceder una advertencia o aviso que ponga en peligro a
una persona o a la sociedad en donde se viva.
Estamos acostumbrados a usar la palabra estrés dándole un significado de
preocupación, ansiedad, desasosiego, intranquilidad, nerviosismo o de
preocupación. En efecto, en una de sus concepciones, nos estresamos cuando
se pierde algo, sea el empleo o la buena salud. También nos estresamos
cuando ocurre un cambio. Cualquier cosa que cambie la vida de una persona le
producirá estrés. Cambios familiares como un divorcio, cambio de residencia,
cambio de trabajo o cambio en los hábitos.
El trastorno postraumático se presenta después de un trauma mayor y puede
durar largo tiempo. Puede aparecer después de un asalto, violación,
incendio, eventos de impacto social, desastres naturales o ataques
terroristas.
Estos sucesos alteran la respuesta del organismo al estrés "normal" y se
perturba el funcionamiento de las hormonas, provocando una típica
sintomatología y variaciones en el comportamiento de las personas, tales
como irritación, estados depresivos, ataques de cólera, sobresaltos,
insomnio, desórdenes del sueño, pesadillas o falta de atención, entre otros.
Físicamente, se altera el pulso, puede aparecer taquicardia, fiebre,
vértigo, sensaciones de indisposición, cefalea e hiperactividad.
Una característica común en quienes padecen el trastorno es estar
obsesivamente recordando el episodio traumático con zozobra, pena y a veces
con desesperación.
Algunos, por el contrario muestran apatía e insensibilidad y una supuesta
falta de interés por cuanto le rodea y en lugar de tener recuerdos
recurrentes, exteriorizan una incapacidad para traer a la memoria el propio
trauma.
Generalmente, el estrés postraumático genera culpabilidad por no haber
podido hacer más por los demás o simplemente porque no le ocurrió nada a sí
mismo.
En los incidentes graves que involucran a una sociedad o país, sus
ciudadanos pueden mantener actitudes de desconfianza, incertidumbre,
desesperanza, ensimismamiento o de franca hostilidad hacia terceros y cunde
la percepción de estar al borde de una nueva pérdida.
Las personas que sobrellevan el síndrome de estrés post-traumático pueden
requerir de terapia farmacológica y psicoterapia. Asimismo, la terapia
cognitiva y la terapia conductual producen resultados positivos. Las
terapias de grupos, fundamentadas en el esquema de alcohólicos anónimos, han
sido de ayuda importante en estos casos. |
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