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¿Fue un iniciado?
En la Biblioteca Nacional de París se conserva un microfilm que ha levantado
una gran polémica entre historiadores y esoteristas. Fue descubierto por los
autores de “El enigma sagrado”, best-seller publicado en España en 1976 y
que bautizó a los documentos como Dossiers secrets.
Contenían recortes de prensa, cartas pegadas en láminas de refuerzo,
opúsculos y numerosos árboles genealógicos. En ellos se menciona a una
misteriosa sociedad secreta denominada Priorato de Sión entre cuyos Grandes
Maestres figura Leonardo da Vinci quien habría ostentado el cargo entre 1510
y 1519.
El objetivo confeso del Priorato de Sión sería la restauración de la
dinastía y la estirpe merovingia… Pero pronto se sabría que la misteriosa
ficha había sido ingresada en la biblioteca en 1956 y que, por lo tanto, no
era –como se pretendía– un documento histórico solvente.
Aún
con todo, la aparición del libro de Dan Brown, “El código da Vinci”, ha
vuelto a insistir en la vinculación de Leonardo con esta misteriosa sociedad
y en que sus obras ocultan un mensaje cifrado y reivindicativo de los
propósitos de la misma.
Parece que, en efecto, algunas de sus obras más emblemáticas como “La Última
Cena” o “La Virgen de las rocas”, ocultan claves relacionadas con la
descendencia de Jesús, la Magdalena como encarnación de los valores de la
Diosa primordial o las enseñanzas apócrifas del evangelio de Juan. Pero, ¿es
suficiente para vincularlo con esa corriente subterránea puesta en tela de
juicio por los historiadores o es que Leonardo participaba de otras ideas
heréticas? Parece admitido que da Vinci flirteó con alguna suerte de
sociedad. ¿Surgen de allí sus ideas revolucionarias y sus herejías? |
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