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LOS EFECTOS DEL INCESTO
Muchos terapeutas que han tratado casos de incesto creen que los efectos de
este acto entre padre e hija son graves y duraderos, a pesar de que los
incidentes no se denunciaran y hubieran sido reprimidos. Veamos el siguiente
caso:
Una oficinista de 25 años fue atendida en el botiquín por un ataque de
ansiedad aguda. Iba y venía, agitada, incapaz de comer o dormir y con un
sentimiento de fatalidad inminente. Ella relató una vivida fantasía de ser
perseguida por un hombre con un cuchillo. El día anterior, su jefe la había
arrinconado en la oficina, haciéndole proposiciones de manera agresiva. Ella
necesitaba el trabajo como fuera y no quiso arriesgarse a perderlo, pero le
aterrorizaba el pensamiento de volver a trabajar. Más tarde, en la
psicoterapia, se descubrió que este episodio de acoso sexual había reavivado
recuerdos reprimidos con anterioridad respecto a las agresiones sexuales de
su padre. Desde los 6 años hasta la mitad de la adolescencia, su padre se
había exhibido ante ella y le había insistido de forma reiterada en que le
masturbase. La experiencia de sentirse atrapada en el trabajo le recordó las
sensaciones de indefensión y miedo de su infancia.
Por desgracia, las investigaciones realizadas en este campo no han llegado a
conclusiones definitivas sobre los efectos causados a la víctima, debido a
las dificultades metodológicas inherentes a este tipo de investigaciones.
Gran parte de éstas se han desarrollado sobre casos denunciados o de
procesamiento, en los que están sobrerrepresentados los casos de incesto
entre padre e hija y en los que los procedimientos policiales o judiciales
pueden haber causado a las víctimas tanto daño como el propio incesto,
situación que también se produce en el caso de las víctimas de violaciones.
Por tanto, gran parte de la investigación proporciona escasa información
sobre el incesto entre hermanos y sus efectos o sobre los casos menos
traumáticos, que no se denuncian a la policía o no se traducen en que la
mujer solicite psicoterapia.
Hay dos estudios que merecen atención. Uno de ellos es la encuesta realizada
a universitarios de primer ciclo, antes mencionada, en la que el 15% de las
mujeres y el 10% de los hombres manifestaba que habían tenido alguna
experiencia sexual con un hermano. Quienes habían participado en algún
incesto entre hermanos se dividían casi por igual entre los que creían que
la experiencia había sido positiva para ellos y aquellos que pensaban que
había sido negativa. Parecía tener efectos duraderos sobre la sexualidad.
Las mujeres con experiencias sexuales desarrolladas con un hermano mostraban
unos niveles sustancialmente mayores de actividad sexual (a edad
universitaria) que las que no habían tenido este tipo de relación. Además,
quienes habían tenido experiencias con un hermano mucho mayor antes de los 9
años padecían una autoestima sexual menor, mientras que las que habían
tenido experiencias positivas después de los 9 años habían elevado su
autoestima sexual.
En un segundo estudio, muy bien diseñado, se utilizaron anuncios en
periódicos para recopilar casos de mujeres que se incluyesen en una de estas
tres categorías: las que hubieran sido víctimas de agresiones sexuales en la
infancia y hubieran solicitado terapia por los problemas provocados por ello
(denominado "grupo clínico"); mujeres que hubieran sido víctimas de
agresiones sexuales en la infancia, pero se sintieran bien adaptadas y no
necesitasen terapia (denominado "grupo no clínico"), y las que no hubieran
sido víctimas de agresiones sexuales en la infancia (grupo de control). Se
descubrió que el 73% de las mujeres del grupo clínico y el 63% del no
clínico habían sido agredidas por sus padres, padres adoptivos o abuelos,
por lo que, esencialmente, el estudio se convirtió en una investigación
sobre el incesto entre padre e hija. Los resultados mostraron que los grupos
clínico y no clínico diferían en diversos aspectos. En promedio, en el grupo
clínico, la agresión se repitió durante unos cinco años, mientras que, en el
grupo no clínico, duró más o menos la mitad. Asimismo, la agresión sexual se
prolongó hasta edades superiores en el caso de chicas del grupo clínico.
También fue más corriente la tentativa de coito en este grupo. Por último,
las mujeres pertenecientes al grupo clínico estaban significativamente menos
satisfechas con sus relaciones sexuales adultas que las mujeres del grupo no
clínico, lo que indica la presencia de consecuencias de larga duración
derivadas del hecho de ser víctima de incesto durante la infancia. Este
estudio es especialmente interesante porque pone de manifiesto algunos
factores (larga duración de la agresión, agresión sexual a edades
superiores, intento de coito) que parecen relacionados con el daño
psicológico duradero causado a mujeres víctimas del incesto.
Dadas las estadísticas antes citadas que muestran una elevada frecuencia de
incestos entre hermanos, puede parecer algo peculiar que este estudio
encontrara el incesto entre padre e hija y formas similares para explicar la
gran mayoría de los casos. Creemos que la respuesta radica en el hecho de
que los anuncios en la prensa para reclutar a las participantes utilizaran
el término molestation (1). Es probable que una mujer adulta que haya sido
víctima de una relación incestuosa con su padre adoptivo reconozca que fue
víctima de una agresión. Pero el incesto entre hermanos, sobre todo entre un
hermano y una hermana de edades parecidas, quizá no parezca una "agresión"
y, en consecuencia, sería relativamente difícil que las mujeres que lo
hubiesen experimentado respondieran a los anuncios que utilizaban dicho
término.
¿Cuáles son, pues, las consecuencias psicológicas del incesto para la
víctima? Creemos que las investigaciones realizadas no son suficientes como
para responder por completo a esta pregunta, pero también que no cabe duda
sobre la siguiente conclusión: en algunos casos, el incesto, desde el punto
de vista psicológico, es gravemente perjudicial para la víctima, pero es
probable que no sea así en todos. Quizá influyan muchos factores en la
determinación del carácter más o menos perjudicial del incesto: si tiene
lugar entre padre e hija o entre hermano y hermana (la forma más perjudicial
es la relación entre padre e hija); la edad de la víctima cuando se consuma
el incesto; la diferencia de edad entre la víctima y su hermano, si se trata
de un incesto entre hermanos; el grado de coerción que exista en la
relación; la frecuencia de la actividad incestuosa, y la medida en que la
familia se perturbe a causa de este hecho. En pocas palabras, depende de
muchas cosas.
(1) La palabra "molestation” se traduce como "molestia" o "importunidad".
Para dar una idea más precisa, que se correspondiera con la que se pretende
transmitir, hemos utilizado en los párrafos anteriores las expresiones
"agresión sexual" y "agresión". |
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