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INTENTOS DE SUICIDIO
EN LA ADOLESCENCIA
Los intentos de suicidio en los adolescentes son una de las expresiones más
reveladoras del sufrimiento humano y representan muchas veces la única forma
posible de terminar con una situación intolerable. La tendencia de los
médicos y de la sociedad en general a minimizar los intentos de suicidio en
los adolescentes, atribuyéndoles un carácter accidental o una intención
manipuladora del entorno familiar, contrasta con la información de la que se
dispone en la actualidad: es la segunda causa de muerte en la adolescencia
en los países desarrollados.
Las chicas son más precoces en sus intentos de suicidio y los inician entre
los 8 y los 14 años, consumándose en muy pocos casos. Por el contrario, los
chicos los inician más tarde, hacia los 15 años, pero la mayoría se
consuman. En el suicidio están implicados complejos factores, como la
genética (se ha visto que los niños adoptados desde recién nacidos, en
familias estables, pueden presentar con mayor frecuencia intentos de
suicidio si éstos estaban presentes en los antecedentes de sus familias
biológicas), patología psiquiátrica (aproximadamente el 80 % de los niños y
adolescentes que intentan suicidarse y alrededor del 90 % de los que lo
consuman, sufren un trastorno psiquiátrico), características de la
interacción familiar, patrones sociales y culturales (por ejemplo, la alta
tasa de suicidios juveniles que acontecen en Japón). Aquí vamos a centrarnos
en unos condicionantes que tenemos muy próximos: los factores de riesgo en
el medio familiar.
La conflictividad en la familia es una de las circunstancias biográficas más
frecuentes en los niños y adolescentes que intentan suicidarse, de tal forma
que la desestructuración y desorganización de la familia, junto con las
alteraciones de la interacción de sus miembros, constituyen uno de los
factores de riesgo fundamentales. Debes saber que aproximadamente el 50 % de
los adolescentes que cometen un intento de suicidio refieren una situación
conflictiva en su familia, de la cual el niño se siente muchas veces
responsable. Un 50 % señala como motivo desencadenante del intento una
discusión con los padres; le sigue en frecuencia el temor al castigo y el
miedo a la separación de los padres después de una disputa entre ellos. Las
relaciones conflictivas con los padres, la falta de comunicación de éstos
con el hijo, la falta de atención y el desinterés por los problemas del
adolescente, las críticas persistentes por su comportamiento, la frialdad
afectiva, la falta de amor, los castigos como método educativo preferente y
el aislamiento social de la familia, son características altamente
significativas en los intentos de suicidio. De hecho, la falta de apoyo
emocional y personal por parte de la familia es claramente manifiesta en el
80 % de los niños que intentan suicidarse. Existen unos indicadores de
riesgo de suicidio en el niño y en la familia que deben tenerse en cuenta.
La figura del padre es fundamental en el desarrollo de las conductas
suicidas del adolescente (esta observación tiene especial relevancia en
sociedades que delegan la crianza y la educación de los hijos casi
exclusivamente en manos de la madre). La ausencia del padre, unas veces por
muerte, otras por separación o abandono, es un factor perturbador del
desarrollo normal en el niño desde los primeros años y es un antecedente en
la historia de sujetos adultos que sufren depresión y conductas suicidas (la
pérdida del padre es especialmente lesiva cuando se da durante los primeros
once años de vida).
Indicadores de riesgo de suicidio en el niño y en la familia.
- Casi todos ios niños con intento de suicidio (85%) habían consultado por
algún trastorno físico (dolor de cabeza, dolor de barriga, malestar difuso)
al médico general o pediatra dos meses antes.
- En la mayoría de los casos habían sufrido múltiples e inesperadas
separaciones de sus padres durante el primero, segundo o tercer año de vida.
No contaban con ninguna comunicación real ni lazos emocionales con sus
familias (solo el 10 % podían conversar con sus padres si tenían problemas).
- Todos lo habían pensado largamente (en un 63% de los casos había intentos
previos).
- En la mayoría de los hogares (88 %) faltaban uno o ambos padres, por
divorcio, separación o muerte (más del 70 % de los padres se habían casado
más de una vez),
- Las dos terceras partes de hogares tenían un familiar con enfermedad grave
en los dos anos anteriores.
- En el 25% de las familias, uno de los padres lo había intentado; o bien un
pariente o amigo cercano en el 44 % de los casos.
Tópicos sobre tos actos suicidas.
- El joven que habla sobre el suicidio no lo realiza.
- El joven que intenta suicidarse no desea realmente morir, sino sólo
manipular él ambiente.
- La tentativa de suicidio, hecha como "chantaje", utiliza medios
inadecuados y escasamente lesivos.
- La mejoría después de una tentativa suicida significa que el riesgo
suicida ha desaparecido.
Respuestas reales a estos tópicos.
De cada 10 adolescentes que se suicidan, de 5 a 8 habían dado avisos previos
de su intención.
La repetición de tentativa es elevada, especialmente en el curso del primer
año posterior a la intentona. No hay proporción directa entre el grado de
daño físico y la gravedad de la situación psíquica que revela el niño.
Muchos actos suicidas tienen lugar después de la aparente mejoría, a las
primeras horas o días.
Esto no significa que se deba enfrentar el suicidio con actitud fatalista,
ni que se deba culpar a la familia, dado que muchas veces la intervención
más eficaz es detectar el sufrimiento de uno o ambos padres (enfermedad
depresiva, alcoholismo, etc.) y brindarles el apoyo que necesitan en lugar
de la crítica moralista.
La depresión mayor es uno de los trastornos afectivos más frecuentemente
asociados al suicidio. Si además se suma un trastorno hipercinético, consumo
de drogas o trastornos de conducta en el adolescente, el riesgo de consumar
el suicidio aumenta. Se puede elaborar un perfil psicológico del adolescente
propenso a suicidarse. También hay que evitar caer en los tópicos que
circulan sobre los actos suicidas, ya que la mayoría son erróneos y la
creencia en ellos puede impedir la puesta en marcha de medidas preventivas.
Perfil psicológico del adolescente con riesgo de suicidio.
• Impulsivo y con reacciones emocionales intensas.
• Escasa tolerancia a la frustración y dificultad para demorar las
gratificaciones.
• Sentimientos de cólera.
• Estilo de pensamiento rígido, con escasa flexibilidad ante las demandas
ambientales.
• Deficiente imagen personal.
• Sentimientos de desesperanza y desvalimiento (en el 93 % de los
adolescentes que intentan suicidarse).
• Sentimientos de soledad e incomunicación (tendencia depresiva). |
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