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TENGO MIEDO
Unas de las cosas que más valoramos los seres humanos son nuestra vida y la
de nuestros seres queridos. Cuando sufrimos un hecho que ponga en peligro
nuestra integridad o la de nuestra familia nos afecta considerablemente y
nos da miedo. Si las autoridades no pueden garantizarnos la protección y la
vida padecemos de un profundo temor, temor que también se hace extensivo a
la comunidad donde vivimos.
Este miedo a la a la inseguridad puede darse de dos maneras. Una forma es el
llamado estrés postraumático que sobreviene después que se ha sufrido un
suceso que causó pánico, como un robo, atraco, violación, secuestro, guerra
o desastres naturales. Los síntomas son la repetición de la experiencia como
si se estuviera viviendo nuevamente, la evasión de las situaciones que le
recuerden el suceso, irritabilidad emocional, dificultad para dormir,
problemas de relaciones con las personas cercanas, rabia y problemas de
concentración, entre otros.
La otra forma en la que se da el temor es el miedo a que nosotros nos pase
algo o que nuestros seres queridos no lleguen al hogar, creyendo a la propia
morada como el único lugar donde se pueden sentir medio seguros, pero sin
saber dónde protegerse de una bala pérdida producto de una refriega de
pandillas, ante un allanamiento de ladrones caseros o ante el rapto y
violación o asesinato de nuestra hija o esposa. El miedo puede convertirse
en fobia que impida la salida de la casa.
Aunque los jóvenes son los más expuestos a ser víctimas del delito son los
padres los que sufren más del miedo a la inseguridad.
El miedo como emoción paralizante no nos permite actuar enfocando todos los
sentidos. No debemos dejarnos invadir por el temor ya que tanto nosotros
como nuestros hijos podríamos ser victimas de él y no de la inseguridad,
además de crearse un ambiente de tensión familiar. Establezcamos un plan de
seguridad personal y familiar, y si es posible hacerlo extensivo a la
comunidad y al trabajo, de manera que estemos dotados de todas las
herramientas para afrontar una situación difícil. En este plan debemos
contemplar cosas tales como no transitar por lugares designados como
peligrosos. Asimismo, mantengamos informados a nuestros familiares de donde
estamos y la hora que vamos a salir y la de llegada. Durante las salidas
nocturnas ir siempre bien acompañado. Antes de llegar a la casa o al lugar
donde nos dirigimos cerciorarse que no hay nadie que nos este siguiendo, y
si vemos algún movimiento extraño es preferible dar una vuelta y verificar
que no estén tras nosotros.
Hagamos simulacros de qué hacer en situaciones de peligro. En la medida que
estemos dotados de un plan defensivo podremos afrontar el miedo a la
inseguridad efectivamente y aprenderemos a convivir con la incertidumbre
mientras dure.
En la medida que estemos dotados de un plan defensivo podremos afrontar el
miedo a la inseguridad y aprenderemos a convivir con la incertidumbre. |
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