MI HIJO/A TIENE UNA ETS
Cuando la familia recibe una información de estas características, lo más
frecuente es que lo vivan con ansiedad, disgusto y bloqueo en los primeros
momentos.
Acusar y criticar suele ser la primera reacción de la familia. Esta forma de
acercarse al problema no es la correcta, pues en ningún caso ayuda al joven
a encontrar las alternativas para solucionar esa situación tan delicada que
está viviendo.
En los momentos difíciles podemos predisponer nuestras emociones a favor y
no en contra, dar lo mejor de uno mismo para facilitar que la persona que
necesita ayuda esté lo más tranquila posible, para poder afrontar la
situación personal en la que se encuentra.
Revisaremos los recursos personales con los que contamos y programaremos de
manera conjunta los pasos a seguir, para avanzar en la resolución del
problema:
• Establecer las citas con los especialistas médicos que le informen de la
enfermedad y del tratamiento a seguir.
• El familiar tiene que facilitar la adherencia al tratamiento farmacológico
y psicológico.
• La asistencia al psicólogo se hace necesaria porque nos va a ayudar a
gestionar mejor las emociones de la persona con ETS y del resto de los
miembros de la familia, además de facilitar las relaciones y la comunicación
entre todos.
• Es importante establecer nuevos objetivos y oportunidades en los aspectos
más relevantes de la vida de la persona con ETS, como son la familia, las
amistades, los estudios o el trabajo, el ocio, la salud..., para que tenga
una visión más positiva de su realidad cotidiana.
• Reforzar la actitud de enfrentamiento a las circunstancias diarias y
fortalecer su autoestima.
• Aprender a convivir de manera positiva con el problema, evitando el
victimismo y la estigmatización.
En definitiva, trabajar con la persona con ETS y su entorno, para resolver
problemas y tomar decisiones que les permitan mantener un equilibrio
psicológico y familiar, aumentando su calidad de vida.
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