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LA EDUCACIÓN CON MUJERES DE DISTINTAS ETNIAS
Hace mucho tiempo que los inmigrantes a los Estados Unidos se dieron cuenta
de que la educación era la mejor garantía para mejorar su situación
ocupacional, su categoría y su nivel de vida. En todo el mundo, la educación
y el estudio constituyen cuestiones críticas para las mujeres. Por tanto, al
examinar los logros de la mujer, conviene acercarse a la educación.
En relación con la dinámica del aula, las mujeres de otras etnias padecen un
doble prejuicio, basado en su raza y en su género. El liderazgo y la
competencia académica se asocia con los varones blancos, por lo que estas
mujeres se encuentran distanciadas por partida doble de la posesión de tan
admirables cualidades. Además, frecuentemente están expuestas a estúpidos
comentarios de profesores. Como comenta un investigador:
A menudo, los estudiantes negros dicen que el tono de voz o las expresiones
faciales de los profesores muestran su incredulidad o sorpresa cuando
responden correctamente o demuestran de cualquier otro modo su
rendimiento... Los estudiantes negros afirman que, con frecuencia, los
profesores ofrecen pocas orientaciones y críticas del trabajo de los alumnos
negros... Es frecuente que los profesores hagan comentarios estereotipados
sobre los negros, sin darse cuenta de la perversa influencia que tales
comentarios pueden tener en los alumnos negros, sobre todo cuando insinúan
que éstos son menos competentes que los blancos.
En las instituciones en las que predominan los blancos, es frecuente que las
mujeres de otras etnias experimenten la paradoja de una falta y un exceso
simultáneos de atención hacia ellas. Por otra parte, puede que sus
comentarios se pasen por alto o que no reciban la ayuda que necesitan en el
laboratorio. Además, si la discusión se centra en las mujeres de otras
etnias, puede pedírseles que representen los puntos de vista de todas las
mujeres de su raza (si eres estudiante de raza blanca, ¿cómo te sentaría que
alguien le pidiese que dijera lo que piensan todas la mujeres blancas, o
todos los hombres blancos, sobre el problema x?).
Asimismo conviene ver qué ocurre con anterioridad a los años de universidad,
porque las escuelas son importantes socializadoras de las conductas y
aspiraciones de los estudiantes. Las investigaciones sobre las niñas negras
de escuelas primarias en las que se ha abolido la segregación racial indican
que realizan un proceso de socialización orientado hacia el papel femenino
negro. En esta investigación, los profesores describen a las niñas negras
como maduras, autosuficientes y dispuestas a ayudar. En todas las aulas
observadas, aparecía una niña negra desempeñando el papel de mediadora, es
decir, como integradora social, uniendo a los niños entre sí y con el
profesor. La posición social de las niñas negras parece capacitarlas para
entablar relación con los niños pertenecientes a todos los demás grupos
raciales y de género. Por ejemplo, en una de estas interacciones, Camille,
una niña negra, respondió a la llamada de Félix, un niño negro, que
necesitaba un cordón de zapato de recambio porque el suyo se le había roto,
se acercó a él y, después, se dirigió al profesor. Esta postura otorga una
categoría importante a la niña entre sus compañeros. Por otra parte, quizá
estimule sus destrezas sociales a costa de las académicas.
En resumen, en este apartado sobre la educación, hemos examinado la
interacción entre raza y género en dos niveles: el micronivel (interacciones
en el aula) y el macronivel (estadísticas sobre titulaciones otorgadas a
personas de otras etnias en occidente). De esta exposición, se derivan dos
cuestiones importantes:
1. El género y la raza constituyen dos poderosos factores de la dinámica de
la clase, tanto en la escuela primaria como en la universidad. Es fácil que
las mujeres de otras etnias reciban respuestas estereotipadas que no
estimulen su aprovechamiento académico ni su sentido de su propia
competencia académica.
2. A excepción de las asiáticonorteamericanas, en los Estados Unidos, las
mujeres de otras etnias no obtienen titulaciones universitarias ni prosiguen
estudios de posgrado en una proporción comparable con la de las mujeres
blancas. Esta carencia de nivel educativo les impide acceder a muchas
ocupaciones y limita sus retribuciones. En consecuencia, habría que conceder
una prioridad máxima a la promoción del ingreso de las mujeres negras en la
enseñanza superior y a su permanencia en la misma. |
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