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NO HAY VIOLENCIA JUVENIL. HAY VIOLENCIA
Las urbes
en que habitan nuestros niños (habitamos), son agresivas, inhumanas, el rey de
esa selva es el vehículo a motor; se generan miedos; los padres llegan a pensar
que el niño puede ser atacado por un pederasta, un psicópata, un secuestrador,
un drogadicto, lo que les genera un afán de controlarlo en todo momento. Esta
constante alarma social, hace que sean recluidos en sus cuartos ante una
pantalla de televisión, ordenador, videojuego. En todo caso, hay más violencia
latente que real y más psíquica que física.
Debe
romperse el vínculo violencia/juventud. Véanse para ello los datos de las
Memorias de la Fiscalía General del Estado y compárense por franjas de edad.
Acontece que, paradójicamente, los medios de comunicación hipertrofian lo
minoritario y negativo, olvidando destacar lo genérico y positivo, como la
solidaridad juvenil.
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