En
principio, esto no existe, todo el mundo quiere a alguien, teme, está triste o
alegre... siente algo afectivamente. Sin embargo, hay veces en que una persona
parece ser de hielo, no se inmuta ni se emociona por nada, no manifiesta ni
emociones, ni sentimientos ni pasiones. Parece «una persona sin afectos».
El
psicópata o caracterópata es el prototipo de personalidad sin afectos y entra
dentro del campo de la patología psiquiátrica. Kurt Schneider los define como
«personas que sufren y hacen sufrir» aunque hoy se admite más que hacen sufrir
sin inmutarse por las consecuencias de su conducta. Presentan una pobreza
general de reacciones afectivas, los actos que cometen no les producen
nerviosismo, ansiedad, pena, vergüenza o culpabilidad ni ningún otro tipo de
sentimiento que la persona normal experimentaría en las mismas circunstancias.
Presentan una carencia de emociones, no están ansiosos ni tristes, no lloran ni
demuestran alegría ni tampoco sufren los correlatos somáticos de esas emociones,
como la palidez, el rubor, el temblor, el sudor...
El
descenso del estado de ánimo que puede llegar a la tristeza y la depresión es un
cambio de la afectividad. El sujeto se encuentra tan agobiado por su propio
malestar que presenta una falta de resonancia afectiva o una anestesia afectiva.
El deprimido no entra en contacto afectivo con los otros, no puede, está
bloqueado dentro de sí mismo, parece que «ni siente ni padece», pero lo que
ocurre es que su propio malestar acapara toda su afectividad.