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REGISTRO
DE LOS TRASTORNOS DEL SUEÑO
Normalmente los adolescentes se quedan dormidos rápidamente, en cuanto se
tumban en la cama. Ocasionalmente, alguno se quedará despierto un rato
repasando los acontecimientos del día o planeando lo que tiene que hacer el
día siguiente, pero todos estos pensamientos se apagan pronto con el sueño.
Poder dormir es ofrecer un respiro sano y reconfortante a las preocupaciones
y presiones que acontecen en la adolescencia. Cuando ocurre un trastorno del
sueño, frecuentemente se manifiesta en cansancio y sueño durante el día.
Nuestro jovencito somnoliento precisa de ayuda. Y la mejor manera de aclarar
el problema y definir sus causas es mediante el registro de los eventos
nocturnos que el adolescente debe anotar minuciosamente durante un par de
semanas. Este diario debe incluir información acerca de las horas de sueño
durante la noche, y también durante el día, así como cualquier problema
relacionado con el sueño propiamente dicho, tales como la dificultad en
dormirse, la dificultad en mantenerse dormido con los consiguientes
despertares durante la noche, el despertarse demasiado temprano por la
mañana, la dificultad en levantarse, la dificultad en mantenerse despierto
durante el día, las pesadillas, el sonambulismo, los ronquidos, los
movimientos nocturnos, etc.
A veces, al repasar el diario, uno mismo puede entender la raíz del
trastorno del sueño y corregirlo. Cuando el problema no se soluciona con los
remedios caseros al alcance de cualquiera, debe llevarse el diario al
médico, quien realizará un estudio más a fondo. El motivo más común es la
presencia de estrés, ansiedad, depresión u otros trastornos emocionales. No
debe olvidarse el importante papel que pueden desempeñar el alcohol, las
drogas y las “pastillas para adelgazar”, e incluso las “inocentes” colas
cargadas de cafeína, en la génesis de numerosos problemas del sueño. Por
supuesto, también hay causas médicas responsables de los trastornos
oníricos, por ejemplo: el caso del adolescente asmático que verá su sueño
interrumpido por los accesos de tos y la dificultad respiratoria que
conlleva su afección bronquial; el joven diabético que se despertará
repetidas veces durante la noche para ir a orinar; el niño con amígdalas
gigantes (hipertrofia amigdalar); o el chico obeso, con obstrucción del
conducto aéreo (por el paladar blando que se colapsa, bloqueando el paso del
aire), impidiéndole respirar correctamente, con ronquidos y frecuentes
momentos angustiosos sin respiración alguna (apneas), provocándole un sueño
inquieto con frecuentes despertares, etc. |
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