|
TRAGICO DESTINO DE
JOHN F. KENNEDY JR.
Una nueva y definitiva tragedia enluta a la familia Kennedy. John
F.Kennedy Jr., hijo del asesinado presidente John F.Kennedy, muere junto a
su esposa Carolyn Bessette y a su cuñada Lauren al precipitarse al mar
piloteando su avión Piper Saratoga, a pocas millas de la isla Martha´s
Vineyard en Masachussets en las cercanías de la isla de Long Island.
Desaparición y búsqueda
El avion desaparece
del control de radar alrededor de las 21:40 horas del viernes 17 de julio,
una hora después de haber decolado del aeropuerto de Exxex County, en
Fairfield (Nueva Jersey) y luego de haber iniciado, pocos minutos antes,
la maniobra de aproximación y descenso hacia el aeropuerto de la isla.
Recién después de cuatro horas, alrededor de las 2:15 hs. el avión que
pilotea Kennedy Jr. es reportado como desaparecido iniciándose su
búsqueda. JFK Jr. habia planeado realizar una breve escala en Vineyard
Island para continuar vuelo hacia Cape Cod donde se encuentra la
tradicional residencia familiar de los Kennedy en Hyannisport para asistir
a una boda familiar.
Durante
el sábado y domingo el servicio de Guardacostas realiza un amplio rastreo
por mar y aire en búsqueda de sobrevivientes en una área de 550 millas
cuadradas vecina a Martha´s Vineyard Island recuperandose en ese lapso,
fortuitamente en la costa, varios efectos personales de los desparecidos.
Las evidencias recogidas llevan pocas horas mas tarde a dar por muertos a
JFK Jr, y a sus familiares mientras continúan las tareas de rastreo
submarino utilizando sofisiticados equipos para dar con los restos de sus
tripulantes y de la máquina los cuales son finalmente hallados y
recuperados el día martes 20 luego de un inusual refuerzo de la busqueda,
atento al carácter privado del accidente, autorizado por el propio
presidente Clinton. La sorpresiva muerte de de JFK Jr.quien es ampliamente
conocido en ámbito social y empresarial de EE.UU. y director de la revista
George despierta numerosas muestras de pesar a los cuales no son ajenos
los círculos políticos de Wasingthon y el propio presidente Clinton
quienes se solidarizan con el senador Edward Kennedy convertido ahora en
el único referente público de la familia.
Repercusiones atenuadas
Las repercusiones
públicas por la muerte de JFK Jr., que prometen en menor medida reeditar
las ocurridas con motivo de las exequias de la Princesa Lady Di en
Inglaterra, se ven rápidamente atenuadas al conocerse la noticia de que
sus restos y los de sus familiares serían cremados pocas horas después
dispersándose sus cenizas en el mar bajo también inusuales honores
militares, dado su condición de civiles, desde el destructor USS Briscoe.
La ceremonia de carácter privada es seguida por sendos oficios religiosos
en Nueva York en las iglesias de Santo Tomas Moro y en la catedral de San
Patricio para los invitados especiales y el público respectivamente. Menos
de una semana después la noticia de la tragedia y sus repercusiones han
pasado a un tercer plano o han desaparecido de los medios. En definitiva
tan solo unas pequeñas luces se han desvanecido esa noche sobre el océano.
Interrogantes
sin respuesta
Un rápido consenso
informativo extendido a través de los medios adjudica como probable causa
del accidente a la inexperiencia de JFK Jr. en vuelo nocturno mediante
instrumental. Entre las circunstancias que rodean al accidente no obstante
se destacan entre las más desconcertantes la ausencia de todo mensaje de
auxilio que sugiriese que el piloto estaba en problemas, la acelerada y
acaso prematura maniobra de descenso y finalmente la inexplicable, por el
momento pérdida de control que lleva a la máquina a caer en el mar. Para
mas datos resulto desconcertante que el vuelo cuya señal de radar indicaba
la desaparición del aparato a escasos diez minutos de tocar tierra en el
aeropuerto de Martha Vineyard no alertara la presunción del control de
vuelo sobre un posible accidente. Los antecedentes de operación del
aeropuerto sugieren que el mismo cerraba sus operaciones habitualmente a
partir de las 22:00 h., apagando el balizado, lo cual representaba un
ajustado margen de tiempo para el piloto. Tan solo 25 minutos después de
la hora estimada de arribo las averiguaciones telefónicas realizadas con
el control regional de la FAA por un allegado de los pasajeros desde el
mismo aeropuerto fueron desestimadas por razones aún no del todo
esclarecidas, perdiéndose valiosas horas hasta que un nuevo y perentorio
reclamo de familiares de JFK Jr. moviliza oficialmente su búsqueda.
La investigación del accidente a cargo de la NTSB apuntará a esclarecer
las causas reales del mismo especialmente a traves del peritaje de los
restos recuperados ya que la rápida autopsia y cremación de las víctimas
asi lo sugiere. Los esfuerzos incluyen segun trascendió el análisis del
control de tráfico aéreo regional de otros radares operando en la zona. Un
accidente aéreo mas sobre el cual algunos han augurado que quizás nunca se
conozcan sus causas reales.
Curiosas
coincidencias
El accidente de JFK
Jr. ocurrido el 17 de julio coincide con la fecha de la dramática
catástrofe del TWA 800 el cual estalló misteriosamente en pleno vuelo tres
años antes en un área próxima a Long Island y también vecina a la isla de
Martha Vineyard . En ambos casos los accidentes se produjeron durante las
primeras horas de la noche y tanto Kennedy como la tripulación de TWA no
lograron emitir ningún aviso radial de emergencia que ayudase a esclarecer
el hecho. Estas singulares coincidencias que fueron desestimadas por la
prensa no evitaron que una semana después del accidente de JFK Jr. se
anticipara extraoficialmente que el avión de este último no había
estallado en el aire.
Las maldiciones
no existen
Frank Mankiewicz, quien fuera el secretario de prensa del senador Robert
Kennedy en 1968 al ser asesinado, comparte una póstuma y reveladora
reflexión acerca de JFK Jr. y de su familia.
" Mientras observaba las temblorosas imágenes de televisión, el hombre al
que más envidiaba era Brian O'Connor, el portavoz de prensa de la familia
Kennedy. Yo realicé un trabajo muy parecido para Bobby Kennedy. Estuve a
su lado poco antes de la medianoche del 4 de junio de 1968, la noche en
que le dispararon, en el hotel Ambassador de Los Angeles. Durante las 26
horas siguientes, el senador, considerado en aquel entonces aspirante a la
Presidencia, se aferró desesperadamente a la vida que quedaba en él,
inconsciente, mientras se apagaban sus fuerzas. Estaba tan ocupado
preparando una sala para informar a la prensa y ocupándome de que los
médicos emitieran informes con regularidad, que no tuve tiempo para pensar
ni para lamentar lo sucedido. O'Connor tampoco tendrá tiempo para
lamentarlo, y en los años venideros se alegrará de ello.
Los estadounidenses se sorprenden de nuevo ante el asombroso índice de
mortalidad de una de nuestras familias más importantes, tal vez la más
importante de todas. Si se analizan todos los casos se podría decir que
existe una maldición. Pero las maldiciones no existen. Recuerdo haber
mantenido una conversación con John Kennedy Jr. en la casa de Teddy
Kennedy, en Washington, cuando acababa de terminar sus estudios en la
Universidad Brown. No sabía qué hacer con su vida; dudaba entre dedicarse
a la política y forjarse su propia vida, al margen de su familia, en Nueva
York. Le aconsejé que se alejara de Washington porque temía que se
perdiera si se quedaba en la capital. Si se hubiera aventurado a venir
aquí ahora, y creo que lo habría hecho en los próximos cinco años, tengo
la impresión de que la historia habría sido muy diferente. Había crecido.
John, Robert, Ted, Eunice -la lista es larga- aprendieron de sus padres la
idea de servir y dirigir, y la pasaron de generación en generación. Los
Kennedy no son una familia normal; no se limitan a estudiar una carrera y
sentar la cabeza, y no se retiran nunca. Sus hijas se casan con antiguos
prisioneros del IRA, esquían y escalan montañas. Y, por supuesto, pilotan
sus propios aviones.
Se habían reunido en Hyannisport para asistir a la boda de Rory. Iba a ser
una ceremonia sencilla, con «sólo unos cuantos cientos de invitados», pero
cuando se empiezan a contar los tíos, tías, primos, esposos y niños de la
familia, es imposible que los invitados sean pocos. Cuando hay problemas,
siempre están con los suyos."
|
|