SADISMO,
MASOQUISMO, SÁDICO, MASOCA, SÁDICO-MASOQUISTA: VIOLENCIA EN LA SEXUALIDAD
La
sociedad actual es una sociedad erotizada, es decir, se desarrolla entre
estímulos constantes que conducen a una exaltación de la sexualidad física. El
sexo se establece como un producto de consumo más, e incluso, sexo y erotismo se
ponen al servicio de la propaganda o publicidad de productos de consumo con los
que no guardan una relación directa. El amor va quedando progresivamente
deshumanizado y la mujer cosificada, es decir, reducida a la mera condición de
objeto sexual. En este contexto no resulta extraño que la ternura del amor se
transforme en violencia. De hecho, la agresividad erótica o sexual ha
experimentado un gran incremento social durante los últimos años, en lo que
también ha jugado un papel importante la progresiva difusión y desarrollo de la
pornografía en todas sus modalidades.
Estudios
llevados a cabo sobre el contenido del material pornográfico han comprobado que
en éste cada vez tienen mayor representatividad las conductas sexuales anómalas
o aberraciones sexuales. Cada vez se vende más material pornográfico relacionado
con la pedofilia (sexo con niños), bestialismo (sexo con animales), relaciones
sexuales de corte sádico o masoquista, etc. De este modo se favorece el
desarrollo de este tipo de comportamientos sexuales entre la población, a la vez
que se estimulan la asociación y relación entre violencia y erotismo.
Las
relaciones sexuales pueden, entonces, irse cargando de violencia y agresividad,
como oposición al concepto clásico de sexualidad según el cual, ésta sería una
forma de expresión del cariño que se ha establecido profundamente entre dos
personas, dentro de una relación amorosa de pareja. Las conductas
sado-masoquistas son una buena expresión de este problema. Los sádicos serían
aquellos que obtienen placer sexual al provocar un daño corporal a su pareja.
Dentro de una acepción más amplia, también se incluiría entre las formas de
sadismo el hecho de obtener placer humillando de cualquier modo al ser querido
durante la relación sexual. Este fenómeno puede constituir un trastorno aislado
de la psicosexualidad, pero es más frecuente entre personalidades con rasgos,
como inseguridad, sentimientos de inferioridad, y, en general, entre aquellos
que padecen un desarrollo neurótico o psicopático de la personalidad. El
masoquismo consiste en obtener placer sexual mediante el dolor físico o la
humillación aplicados por la pareja. Desde un punto de vista psicodinámico
estaría relacionado con sentimientos de culpa, pero en la práctica es frecuente
observar que muchas personas con alteraciones de la psicosexualidad alternan
casi simultáneamente las conductas sádicas y masoquistas.
Otra
cuestión a abordar sería la de los violadores. Estos buscan tener una relación
sexual con una mujer, sin considerar la voluntad de la misma. Aquí la mujer
aparece como un mero objeto de disfrute sexual, sin que medie la más mínima
relación de ternura. En casos en que estos hombres son auténticos pervertidos,
la violencia a la que tienen que someter a estas mujeres constituye un
ingrediente que aumenta extraordinariamente la satisfacción sexual. Se trata de
los denominados psicópatas sexuales. Otras veces estas violaciones tienen más
bien un matiz circunstancial, como en las guerras, en las que algunas
violaciones de mujeres están, entre otros factores, promovidas por un deseo de
vengarse del pueblo con el que se combate. En otros casos se puede tratar de un
trastorno psicopatológico. Algunos estados paranoides se caracterizan
precisamente porque su alteración principal se manifiesta en el terreno de la
sexualidad por erotomanía, que consistiría en la creencia de que determinada
persona está enamorada o desea tener relaciones sexuales con ellos, sin que
exista fundamento real. En este marco es posible que se produzca una violación,
ya que la persona está firmemente persuadida de este error y no cree en la
realidad de los argumentos que le ofrece la mujer violada. Entre los alcohólicos
también son frecuentes las violaciones y las conductas sexuales impregnadas de
agresividad, especialmente en lo que se refiere a relaciones sexuales de tipo
incestuoso con sus propios hijos, hermanos, etc.