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LA CONDICIÓN KÁRMICA DE SU TRIPLE NATURALEZA INFERIOR
La
condición kármica del triple hombre y el lugar que ocupa en la evolución serán
considerados hoy al estudiar el tema de los "Métodos de Meditación". Este tercer
punto es de verdadera importancia para ayudarnos a decidir inteligentemente cuál
es el método de meditación adecuado para cada individuo. Primeramente, se trató
de la importancia de la meditación; luego tocamos, en forma breve, el punto
respecto a la parte que desempeña el rayo egoico en la decisión del método,
poniendo incidentalmente de manifiesto un punto en el cual no se ha hecho mucho
hincapié hasta ahora: que la verdadera meta de la meditación es separar,
desintegrar y dispersar gradualmente el cuerpo egoico. Como hemos visto, cada
rayo exige un proceso diferente. Después se trató de la función que desempeña el
rayo de la personalidad en combinación con el rayo egoico, y vimos en qué forma,
mediante la consideración inteligente de esos dos factores, se puede asignar el
método adecuado.
Ahora estudiaremos más específicamente el factor tiempo. Karma y tiempo son
términos sinónimos, más de lo que comúnmente se piensa. La meditación ocultista
y el comienzo definido de la tarea de liberar al individuo de la periferia del
cuerpo causal, sólo pueden iniciarse cuando se ha alcanzado cierto grado de
evolución y el cuerpo causal (debido a su contenido) ha logrado cierta gravedad
específica y su circunferencia llena ciertas condiciones. Todo el proceso se
ajusta a la Ley y no es, como comúnmente se cree, cuestión de aspiración y
deseos elevados. Consideren inteligentemente esta frase que acabo de escribir
sobre la condición kármica del triple hombre y el lugar que ocupa en la escala
evolutiva. ¿Qué he especificado? Tres factores a considerar:
a. El grado de evolución.
b. La gravedad específica del cuerpo causal.
c. La medida y circunferencia del cuerpo causal.
Más adelante me propongo tratar definidamente el plano mental y sus tres
subplanos superiores, los planos del Ego. Explicaré el lugar que ocupa el cuerpo
causal en dichos planos y su relación con otros cuerpos en el plano mental. En
esta carta trataré únicamente los puntos mencionados. En consecuencia, me
limitaré al cuerpo causal, a la conciencia egoica y a la relación de ésta con el
yo inferior. Más adelante consideraré esta misma conciencia en su propio plano y
su relación con otros egos y con la Jerarquía. Tengan claramente presente lo
siguiente: mi tema principal es ahora el desenvolvimiento de la conciencia
egoica o Yo Superior dentro de la Personalidad. No las confundan. Podría
expresarlo de otra manera: trataré de la relación del Yo superior con el triple
hombre inferior y de la forma de acrecentar gradualmente la fuerza de dicha
relación a través de la meditación. Tal acrecentamiento coincide con los tres
factores ya mencionados. Vamos a considerarlos por orden.
El
grado de evolución.
La vida de la personalidad evolucionante puede ser dividida en cinco partes.
Después de todo, nuestra evolución es quíntuple, y la vida del hombre (como ser
humana y antes de alcanzar la quinta iniciación) puede ser considerada como una
serie de cinco etapas sucesivas, cada una de las cuales es posible medir por el
estado en que se halla la Llama del Espíritu que en él mora. Desde el punto de
vista de nuestra Jerarquía planetaria oculta, como ya he dicho, somos medidos
por nuestra luz.
La primera etapa de nuestro progreso podría medirse desde el momento en que el
hombre animal se convirtió en entidad pensante, un ser humano, hasta la
actuación consciente del cuerpo emocional o etapa en que mayormente predominan
las emociones. Esto corresponde a los períodos de la época Lemuria y a los
primeros días de la Atlante. Durante el actual período el hombre se halla
polarizado en el cuerpo físico y está aprendiendo a ser controlado por su cuerpo
de deseos -el de los sentimientos y de las emociones. No tiene más aspiración
que satisfacer los placeres del cuerpo; vive para su naturaleza física, y no
posee idea de nada superior. Este período se asemeja al de la infancia, de uno a
siete años. En el actual período, los atentos Instructores de la raza ven la
Llama interna como un diminuto punto, y el átomo permanente del plano físico
retiene la polarización. Esto no demanda la atención de los Instructores, porque
la fuerza instintiva inherente al Yo Superior realiza la tarea, y la fuerza
impulsiva de la evolución lleva todo hacia la perfección.
La segunda etapa comprende un grado de evolución en que la polarización se halla
mayormente en el cuerpo emocional, y se está desarrollando la mente inferior de
deseos. Los postreros días de la Atlántida son una analogía de esto. Los deseos
no son tan puramente físicos, porque la mente comienza a introducirse en forma
similar a como la levadura fermenta la masa. El hombre es consciente de deseos
indefinidos no asociados al cuerpo físico; puede sentir un profundo amor por los
instructores y guías más sabios que él; devoción irracional e incontrolada por
quienes lo rodean, y odio también irracional e incontrolado porque le falta el
equilibrio que la mente proporciona, y la estabilidad es la resultante de la
actividad mental. Debido a esto el hombre sufre por sus extremismos.
La polarización ahora se halla en el átomo emocional permanente, pero (cuando se
alcanza este grado de desenvolvimiento) actúa una luz entre los dos átomos que
han experimentado la polarización -el emocional y el físico. Lo que trato de
poner en claro es que, en esta etapa, la unidad mental no ha sentido la fuerza
de la polarización, estando retenida por lo emocional, dando por resultado una
diferencia integral dentro de la periferia del átomo mismo. Las combinaciones
electrónicas que componen el átomo que ha experimentado la polarización, están
agrupadas en una forma geométrica diferente de la de aquellos que no han
experimentado el proceso. Esto es efecto de la vida del Ego, que actúa sobre la
materia del átomo, causando varias aproximaciones y diferenciaciones invisibles
en un átomo no polarizado. El tema es oscuro y complejo.
Este período es análogo a la etapa de la vida del niño desde los siete a los
catorce años; o sea el período de la adolescencia, en que el niño madura. Esta
madurez es consecuencia de la polarización lograda en el alineamiento de lo
emocional y físico. Este alineamiento se efectúa hoy fácilmente entre los
cuerpos físico y emocional. El problema consiste en alinear a ambos con el
cuerpo mental y después con el egoico.
Los Guías que observan a la raza, pueden ver en el hombre la Llama o la Luz
interna un poco más grande, pero aún tan pequeña que es casi imperceptible. Pero
si es posible poner las cosas más claras, sin producir confusión por el empleo
de las palabras, diré que así como en el primer período el átomo físico podía
haberse iluminado, ahora en el segundo, el átomo emocional está similarmente
iluminado, lo cual constituye para los Instructores una señal de que el trabajo
progresa. Todo esto abarca un vasto período de tiempo, porque el progreso en el
presente período es extremadamente lento. Mi alusión a las razas Lemuria y
Atlante, no tiene más objeto que trazar una analogía como ejemplo, pero no una
analogía del tiempo.
Al entrar en la tercera etapa, llegamos al momento más vital del
desenvolvimiento del hombre en el cual es desarrollada la mente, y la vida
polarizada se transfiere a la unidad mental. Hablando en términos del sistema
solar y considerando a la humanidad como una unidad, cuyos átomos permanentes
forman las moléculas del correspondiente átomo cósmico, el trabajo ha progresado
de la polarización física a la emocional y ahí permanece. El átomo mental
cósmico, en el cuerpo del Logos, no alcanzará la polarización hasta el séptimo
ciclo del ciclo mayor, cuando el sistema sea llamado a la oscuración y fuera de
la manifestación. En todas partes los individuos, como unidades, realizan el
trabajo y constituyen, por lo tanto, una esperanza para todos.
Este tercer período corresponde, en el ser humano, al que transcurre desde los
catorce a los veintiocho años, siendo dicho periodo muy extenso, porque es mucho
lo que debe hacerse. Dos átomos han experimentado la polarización, y otro es
trasladado al mental, constituyendo el punto medio. En esta época la Luz actúa
entre los tres átomos (delineando el triángulo de la personalidad). Pero el
punto focal se va trasladando gradual y acrecentadamente a la unidad mental,
mientras el cuerpo egoico, gradualmente, se va integrando y asume sus debidas
proporciones.
El hombre controla el cuerpo físico, y en cada vida construye uno mejor; posee
un cuerpo de deseos cuyas exigencias son más refinadas (observen el significado
oculto de esta expresión); comprende los goces del intelecto y lucha por poseer
un cuerpo mental más apropiado; sus deseos tienden hacia arriba y no hacia
abajo, trasmutándolos en aspiración -primero aspiración por las cosas de la
mente, después por cosas más abstractas y sintéticas. La Llama o Luz egoica
interna irradia ahora desde un centro interno hacia la periferia, iluminando al
cuerpo causal y dando la impresión de que arde. Para la Jerarquía observadora es
evidente que el fuego divino compenetra, calienta e irradia a través de todo el
cuerpo causal, y que el Ego es cada vez más consciente de su propio plano y se
interesa -vía los átomos permanentes- por la vida de la Personalidad. El cerebro
físico de la Personalidad, no se da cuenta aún de la diferencia que existe entre
la capacidad mental inherente y la impresión dirigida por el Ego; pero se está
acercando el momento en que se producirá algún cambio y la evolución avanzará
con mayor rapidez. Se acerca la cuarta etapa. Aquí haré una advertencia. Todo lo
que antecede no se desarrolla en secciones ordenadas, si así puedo expresarlo.
Prosigue como lo hace el sistema mayor, en constantes superposiciones y
paralelamente, debido al inherente rayo del Espíritu o Mónada, a los cambios
cíclicos y a la diversidad de fuerzas que actúan astrológicamente y con
frecuencia de centros cósmicos desconocidos en la vida que palpita dentro de los
átomos...
En la cuarta etapa se completa la coordinación de la Personalidad, donde el
hombre despierta (como el hijo pródigo en un país lejano), y dice: "Me levantaré
e iré a mi Padre". Éste es el resultado de la primera meditación. Los tres
átomos permanentes funcionan, y el hombre es una entidad activa, sensible y
pensante. Llega a la culminación de la vida de la personalidad y empieza a
trasladar conscientemente su polarización, de la vida de la personalidad a la
vida egoica; se encuentra en el sendero del discipulado o probación, o muy cerca
de ello. Comienza la tarea de transmutación del hombre; laboriosa, penosa y
cuidadosamente fuerza a su conciencia hacia arriba y la expande a voluntad;
determina, a toda costa, dominar y actuar con plena libertad en los tres planos
inferiores; se da cuenta de que el Yo Superior debe tener una perfecta expresión
-física, emocional y mental- y construye con infinito esfuerzo el canal
necesario. Atrae la atención de los Instructores. ¿Cómo logra esto? El cuerpo
causal empieza a irradiar la Luz interna. Este cuerpo ha sido llevado a un punto
de refinamiento en que se hace transparente, y al establecer contacto el Ego o
Yo Superior con la Triada, aparece una llamita... La luz ya no está oculta, sino
que surge repentinamente y atrae la anhelante mirada del Maestro.
Esto corresponde en el individuo, al periodo que va desde los veintiocho a los
treinta y cinco años. Es el período en que el hombre se encuentra a sí mismo,
descubre cuál debe ser su línea de actividad, qué puede realizar y, desde el
punto de vista mundano, adquiere lo que le corresponde.
Durante la quinta etapa, la Llama traspasa gradualmente la periferia del cuerpo
causal y "el sendero del justo brilla cada vez más, hasta el día perfecto". En
la cuarta etapa comienza la meditación; es la meditación mística que conduce a
la meditación ocultista en la quinta etapa, en la cual se obtienen resultados
por estar ajustada a la ley, siguiendo así la línea de su rayo. Por medio de la
meditación el hombre -como Personalidad- siente la vibración del Ego, y trata de
llegar a éste y hacer descender la conciencia egoica, hasta incluir
conscientemente al plano físico. Por la meditación o el recogimiento en sí
mismo, el hombre aprende el significado del Fuego, aplicándolo a todos los
cuerpos, hasta que sólo queda el fuego mismo. A través de la meditación, o
pasando de lo concreto a lo abstracto, se penetra en la conciencia causal, y el
hombre -durante esta última etapa- se convierte en el Yo Superior, no en la
Personalidad.
Durante la quinta etapa (el periodo del Sendero de Iniciación) la polarización
cambia completamente de la Personalidad al Ego, de manera que al término de
dicho período es total la liberación del hombre, y hasta al cuerpo causal se lo
considera una limitación, completándose la emancipación. La polarización
entonces es elevada a la Triada; la trasferencia comenzó ya en la tercera
Iniciación. El átomo físico permanente desaparece y la polarización se convierte
en mental superior; el átomo emocional permanente desaparece y la polarización
se hace intuitiva; la unidad mental también desaparece y la polarización llega a
ser espiritual. El hombre se convierte en Maestro de Sabiduría, teniendo la edad
simbólica de los cuarenta y dos años, el punto de perfecta madurez en el sistema
solar.
Viene después un período posterior que corresponde a la edad entre los cuarenta
y dos y cuarenta y nueve años, cuando se puede recibir la sexta y séptima
iniciaciones; pero este período no concierne a quienes navegan por este espacio.
La gravedad específica y
el contenido del cuerpo causal.
Este tema, respecto al cuerpo causal, ofrece al pensador mucho material para
reflexionar. No se pueden dar cifras literales ni líneas dimensionales, pues
forman parte de los secretos de la iniciación, pero sí sugerir ciertas ideas
para someterlas a la consideración de los interesados.
¿Qué se quiere dar a entender cuando se habla del cuerpo causal? No digan
superficialmente el cuerpo de las causas, porque las palabras así expresadas son
a menudo confusas y ambiguas. Vamos a considerar al cuerpo causal y averiguar
cuáles son sus partes componentes.
En el sendero involutivo tenemos lo que se denomina Alma Grupal, competentemente
descrita (hasta donde lo permiten las palabras) como un conjunto de triadas,
encerradas en una triple envoltura de esencia monádica. En el sendero evolutivo
tenemos análogos grupos de cuerpos causales compuestos similarmente, que
involucran tres factores.
El cuerpo causal es una colección de átomos permanentes, tres en total,
encerrados en una envoltura de esencia mental... ¿Qué ocurre en el momento en
que el hombre-animal se convierte en una entidad pensante, un ser humano? Se
produce el acercamiento entre el Yo y el no yo por medio de la mente, porque el
hombre es "el ser en quien el espíritu más elevado y la materia más inferior
están unidos por la inteligencia". ¿Qué significa esta frase? Simplemente lo
siguiente: que cuando el hombre-animal llegó al punto adecuado, cuando su cuerpo
físico estuvo suficientemente coordinado y la naturaleza emocional o de deseos
fue bastante fuerte como para formar la base de la existencia, guiándola por
medio del instinto, y cuando el germen de la mente fue debidamente implantado
para otorgar la memoria instintiva y la correlación de ideas, tal como se puede
observar en el animal doméstico común, entonces el Espíritu descendente (que
había tomado para sí un átomo en el plano mental) juzgó que el momento era
oportuno para tomar posesión de los vehículos inferiores. Fueron exhortados los
Señores de la Llama, y transfirieron la polarización desde el átomo inferior de
la Tríada al átomo inferior de la Personalidad. Pero la Llama interna no pudo
descender más abajo del tercer subplano del plano mental. Allí se unieron ambos
y se convirtieron en uno, formando el cuerpo causal. En la naturaleza todo es
interdependiente, y el Pensador interno no puede regir los tres mundos
inferiores sin la ayuda del yo inferior. La vida del primer Logos debe estar
fusionada con la del segundo Logos y basada en la actividad del tercer Logos.
Por lo tanto, en el momento de la individualización (término empleado para
expresar este momento de contacto) tenemos, en el tercer subplano del plano
mental, un punto de luz que encierra tres átomos y, a su vez, el mismo punto
está contenido en una envoltura de materia mental. Por consiguiente la tarea a
realizar consiste en procurar que:
1. El punto de luz se convierta en llama, aventando constantemente la chispa y
nutriendo el fuego.
2. El cuerpo causal crezca y se expanda desde un ovoide incoloro (que retiene al
Yo Superior o Ego como lo está la yema dentro de la cáscara del huevo), en algo
de rara belleza, conteniendo en sí todos los colores del arco iris.
Ésta es una realidad ocultista. A su debido tiempo, el cuerpo causal palpitará,
irradiando internamente una fulgurante llama interna, que gradualmente se abrirá
camino del centro a la periferia. Luego horadará esa periferia, utilizando el
cuerpo (el producto de millares de vidas de dolor y esfuerzo) como combustible
para sus llamas. Consumirá todo; ascenderá hasta la Tríada y (convirtiéndose en
uno con Ella) la llama será reabsorbida en la conciencia espiritual -y llevará
con ella- empleando el calor como símbolo -una intensidad de calor, cualidad de
color o vibración que antes no poseía.
Por lo tanto, el trabajo de la Personalidad -pues hemos de mirar todo desde este
ángulo, hasta alcanzar la visión egoica- consiste, primero, en construir,
embellecer y expandir el cuerpo causal; segundo, encerrar la vida de la
Personalidad dentro de éste, absorbiendo lo bueno de la vida personal y
acumulándolo en el cuerpo del Yo Superior o Ego. Podemos denominarlo Vampirismo
Divino, porque el mal es siempre el reverso del bien. Después de realizar esto,
la llama se aplica al cuerpo causal, apartándonos gozosamente mientras prosigue
el trabajo de destrucción, y la llama -el hombre interno viviente y el espíritu
de vida divina- se libera y asciende hasta su fuente de origen.
La gravedad específica del cuerpo causal fija el instante de la emancipación y
marca el momento en que se completa el trabajo de construcción y de
embellecimiento, cuando es erigido el Templo de Salomón y el peso (ocultamente
entendido) del cuerpo causal está de acuerdo con la cualidad que desea la
Jerarquía. Entonces sobreviene el trabajo de destrucción y la liberación se
acerca. Ha experimentado el estado primaveral, seguido del pleno verdor del
estío; ahora se hará sentir la fuerza desintegradora del otoño -aunque esta vez
se sienta y aunque en el plano mental y no en el físico. El hacha es aplicada a
las raíces del árbol, pero la esencia de la vida se recoge en el depósito
divino.
El contenido del cuerpo causal es la acumulación lenta y gradual de todo lo
bueno en cada vida. La construcción avanza despacio al principio; pero al
acercarse el término de la encarnación –en el sendero de probación y en el de
iniciación- el trabajo avanza rápidamente. La estructura ha sido erigida y cada
piedra fue extraída de la cantera de la vida personal. En el Sendero, en cada
una de sus dos etapas, la tarea de completar y embellecer el Templo prosigue con
mayor rapidez...
La medida y la circunferencia del cuerpo causal.
En resumen y como conclusión diré que la circunferencia del cuerpo causal varia
de acuerdo al tipo y al rayo. Ciertos cuerpos egoicos son de forma más circular
que otros, algunos más ovoides y otro de forma más alargada. Lo que tiene
importancia es el contenido y la flexibilidad de esa materia, y sobre todo la
permeabilidad oculta del huevo áurico inferior, que le permite hacer contacto
con otros Egos y sin embargo retener la propia identidad; fusionarse con sus
similares, no obstante conservar su individualidad, y, absorbiendo todo lo
deseable, conservar su propia forma.
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