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CÓMO SUPERAR LAS DIFERENCIAS
Las
diferencias entre hombres y mujeres no se limitan al aspecto físico externo; las
diferencias son mucho más profundas, y se refieren básicamente a los principales
ejes que mueven nuestra vida: los pensamientos, los comportamientos y las
emociones.
En
general, hombres y mujeres piensan de forma distinta y, en consecuencia, actúan
de manera diferente.
Los
últimos estudios que se han realizado con técnicas de imagen, para evaluar la
actividad cerebral, ponen de relieve que las mismas áreas cerebrales se
comportan de forma distinta en el cerebro masculino y en el cerebro femenino.
Este hecho, demostrado científicamente, podría justificar esas diferencias tan
evidentes en la conducta del hombre y la mujer.
Ya hemos
comentado a lo largo de estos espacios que las mujeres tienen más intuición, son
más observadoras, pueden realizar varias tareas a la vez, poseen un área del
lenguaje más completa y desarrollada..., y los miles de años de historia en que
han realizado un papel duro, abnegado y difícil han desarrollado al máximo su
sentido de la responsabilidad, su sensibilidad, su capacidad de observación y
reacción en circunstancias difíciles, su espíritu romántico y soñador —que
compensaba la difícil realidad que vivían—, y su predisposición para
sacrificarse por los demás. Las mujeres son unas «luchadoras infatigables», con
mucha capacidad intelectual, que pueden desarrollar la mayoría de los trabajos
con gran eficacia y que son capaces de transformar las costumbres de la
humanidad en menos de un siglo.
Los
hombres tienen más fuerza física, poseen mejor organización espacial —se
orientan bien—, son más concretos en sus pensamientos y en sus conductas, están
muy centrados en el área sexual, poseen una sensibilidad muy diferente a la de
las mujeres, son menos románticos, seguramente más ingenuos, y dan menos vueltas
a las cosas. Para ellos la dispersión es su gran enemigo; rinden más haciendo
las cosas de una en una, gran parte de su mundo y su propia valoración giran en
torno al trabajo, y aceptan mal el fracaso.
Sin duda,
las diferencias que existen entre hombres y mujeres enriquecen a ambos géneros,
pero a veces dificultan en extremo la convivencia y la comunicación.
Las
semejanzas pasan más desapercibidas. En general, somos menos conscientes de
ellas y, casi sin quererlo, nos fijamos más en las diferencias, aunque,
paradójicamente, las mujeres piden a los hombres que sientan como ellas, y los
hombres piden a las mujeres que actúen como ellos.
Vamos a
tratar de profundizar en los que nos separa, para tender puentes, y en lo que
nos acerca, para potenciarlo y disfrutarlo al máximo.
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