CUANDO
NOS SENTIMOS SOLOS/AS E INCOMPRENDIDOS EN MOMENTOS CRÍTICOS
Seguramente todos hemos pasado por esta experiencia en algún momento de nuestra
vida. ¡Cuántas veces nos hemos sentido solos e incomprendidos cuando éramos
pequeños!, ¡cuántas veces hemos pensado que nadie nos entendía!, y ¡cuántas
veces nos hemos asustado de nuestros propios pensamientos!
En esos
momentos de crisis, sin duda albergábamos sueños muy distintos para nuestra
etapa de adultos. Pensábamos que cuando fuéramos mayores no nos sentiríamos tan
mal, y tendríamos a alguien a nuestro lado que nos comprendiera y nos apoyara.
En muchos casos, la realidad puede ser un duro golpe para nuestros sueños; y
soñar, soñar nos es tan necesario como respirar.
Cuando se acaban nuestros sueños mueren nuestras ilusiones, y con ellas nuestras
energías y nuestras ganas de seguir luchando, de seguir buscando esa felicidad,
que puede resultarnos tan huidiza.
Nuestra
vida de adultos puede sorprendernos tanto, que la vemos como un espejismo, pues
casi nada se parece a lo previsto, a lo que habíamos anhelado y a lo que
finalmente hemos conseguido.
A pesar
de todo: ¡somos adultos!, y en mayor o menor medida intentamos superar esos
momentos difíciles, que todos atravesamos. Lo duro es hacerlo en soledad, cuando
nuestras esperanzas estaban depositadas en esa relación de pareja.
«En los
momentos críticos te das cuenta de hasta qué punto le importas a tu pareja o
pasa olímpicamente de ti», esta aseveración la hacía una persona terriblemente
hundida por la situación tan dolorosa que estaba viviendo, con un dolor que aún
se había hecho más insoportable, al ver que no era un dolor compartido; su
pareja ni siquiera le permitía que le contase su malestar, y cuando ya no podía
más e intentaba decirle cómo se sentía, sólo obtenía miradas duras, distantes y
recriminatorias.
Desgraciadamente, nuestra vida de adultos es mucho más compleja de lo que
imaginábamos, y a pesar de nuestras expectativas, vivimos situaciones muy
difíciles. En la consulta vemos constantemente casos y casos de personas
hundidas por el sufrimiento; nuestra misión es ayudarles a salir de esas crisis,
pero nuestra intervención no debe limitarse únicamente a ese objetivo, pues son
personas sensibles y vulnerables que podrían volver a caer en una situación
parecida. Por ello, una vez recuperados mínimamente, empezamos a trabajar para
facilitarles recursos y herramientas que les permitan recuperar la seguridad en
ellos mismos y la estabilidad emocional que les ayudará a ver las situaciones
con objetividad, a ser conscientes de sus fallos y limitaciones, a realizar un
análisis de cómo está actualmente su vida, de cómo se siente él/ella y cómo
actúan las personas más significativas de su entorno. Intentamos fortalecer su
propia autoestima para que pueda alcanzar el equilibrio que le permita disfrutar
de la vida, pero también que le faculte para superar situaciones difíciles en el
futuro.
Entre las
situaciones más complicadas, está una especialmente difícil para muchas mujeres,
pero también para bastantes hombres: la vivencia del aborto. Este tema lo
tratamos en el siguiente espacio.
|