NO
ACLARAR SITUACIONES CONFLICTIVAS
Éste es
uno de los problemas más comunes en la mayoría de las relaciones. En principio,
los hombres se muestran más reticentes a hablar sobre las situaciones
conflictivas.
Las
mujeres, por el contrario, necesitan dialogar sobre aquello que les preocupa o
supone motivo de conflicto en la pareja, pero a veces tratan de imponerlo, en
lugar de propiciarlo, y fallan al no elegir el momento adecuado y la forma
idónea.
Los temas
pendientes, a medida que se acumulan, van creando un sentimiento de impotencia y
desesperanza en la mujer.
A los
hombres les cuesta hablar sobre aspectos conflictivos con sus parejas; se
encuentran en inferioridad en este terreno, piensan que las mujeres son
demasiado complicadas y nunca se sienten satisfechas, por lo que rehuyen las
conversaciones. Por otra parte, como ya hemos indicado, les supone mucho
esfuerzo escuchar, por lo que tienden a zanjar el tema, ofreciendo soluciones
que no les han pedido y realizando análisis y valoraciones precipitadas, que son
recibidas con desagrado por las mujeres.
Ya
explicamos en el espacio anterior cómo realizar un buen acuerdo entre los
miembros de la pareja. En ese acuerdo deberíamos reservar siempre un espacio
todos los días para que ambos integrantes puedan comunicarse todas sus dudas,
inquietudes, diferencias..., pero también sus encuentros, sus afectos y sus
sentimientos de cariño. Resaltamos este punto porque sin darnos cuenta tendemos
a manifestar más aquello que nos preocupa, que aquello que nos satisface y
refuerza a la pareja. En definitiva:
Uno de
los primeros objetivos de toda pareja es establecer un espacio de diálogo y
comunicación entre ambos, pues de lo contrario, esos pequeños conflictos se
terminan convirtiendo en barreras insalvables.
Sin
embargo, para que ese diálogo sea fructífero, no deberemos cometer el siguiente
error: tratar de imponer nuestro criterio... Tema que trataremos en el siguiente
espacio.
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